Los robos en los supermercados de Portugal aumentan un 40 % en un año

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

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Clientes en un supermercado de Portugal
Clientes en un supermercado de Portugal brais suárez

Hasta medio millón de lusos dependen de ayudas alimentarias

07 nov 2022 . Actualizado a las 08:54 h.

Pequeños gestos que resumen el día a día. Hay quien rebusca para encontrar el paquete de queso más barato, quien cambia de marca de café, quien cuela una manzana extra en la bolsa de la fruta o quien, directamente, se va con la pasta de dientes en el bolsillo del abrigo. Una situación cada vez más habitual entre los portugueses, que están viendo cómo sus sueldos sucumben a la inflación.

Un reciente estudio publicado por el diario Expresso refleja que en los seis primeros meses del año la policía recibió 452 denuncias por hurtos en supermercados. La media es de 2,5 al día y el ritmo, de prolongarse hasta el final del año, será un 40 % más alto que los registros del 2021.

Pero es muy posible que esta previsión se quede corta, ya que desde junio los precios no dejan de crecer en Portugal. El mes pasado alcanzó el 10,2 %, una cifra récord desde 1992 y que es especialmente sangrante en los bienes más básicos. Los precios de la energía aumentaron en un 27,6 % y los productos alimentarios son un 18,9 % más caros, llegando hasta el 34 % en casos como el de la leche o 50 % en la harina.

Entonces, esos pequeños gestos cotidianos sirven para que los datos macroeconómicos, a menudo tan abstractos, se vuelvan más tangibles. De hecho, ya no es la cantidad de robos, sino la tipología de los productos sustraídos. «Ahora ya no solo ponemos alarmas en la sección de perfumería o de las botellas caras de alcohol», explica una dependienta de un supermercado de Oporto. «Sobre todo, la gente roba comida enlatada, salchichas o aceite, está claro que es porque pasan hambre», explica. De hecho, a menudo el importe de las sustracciones es tan bajo, y tan evidente la precariedad de quien lo hurta, que «tratamos de llegar a acuerdos con el cliente para que lo pague y no denunciarlo».

La situación deriva en que muchos de estos robos acaben en un mercado negro, en el que los alimentos son revendidos a precios inferiores a los oficiales, según recoge, citando a fuentes de la cadena Auchan, el diario Expresso.

En esa línea, un representante del sector valoró que se trata del «primer síntoma de una grave crisis social, pues no hay duda de que son hurtos para comer». En respuesta, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, dijo que «no se trata de una situación generalizada», aunque asumió que «probablemente el país deba tomar más medidas si la guerra se prolonga». Las bolsas de ayuda alimentaria están cada vez más vacías. Son casi dos millones de portugueses quienes viven con 554 euros al mes. Esto significa que alrededor de un 20 % de la población subsiste con menos del salario mínimo, de por sí bajo (741 euros) para un país donde el nivel de vida no deja de aumentar.

Menos donaciones

Medio millón de portugueses dependen de apoyo alimentario. Desde el Programa Operacional de Apoio às Pessoas Mais Carenciadas advierten que sus cestas de alimentos son cada vez más escasas y que los solicitantes de este tipo de ayudas no dejan de aumentar: solo en Oporto, hasta 200 personas vieron cómo la Seguridad Social aprobaba su solicitud, pero de momento deben resignarse a quedarse en lista de espera. El Gobierno pretende aumentar en 11 millones de euros el presupuesto del programa, hasta los 35,6 millones, si bien es cierto que los años anteriores ya encontró dificultades para invertir la totalidad del presupuesto. Por otra parte, también disminuyen las donaciones recibidas desde el sector agrícola o las distribuidoras de alimentos.