Las tropas ucranianas avanzan por la región de Jersón después de la retirada rusa

La Voz REDACCIÓN

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Soldados ucranianos en una zona próxima a Jerson
Soldados ucranianos en una zona próxima a Jerson STRINGER | Reuters

Kiev y Occidente tienen dudas sobre las verdaderas intenciones del Kremlin

11 nov 2022 . Actualizado a las 09:15 h.

Las tropas ucranianas avanzaban este jueves por la región de Jersón después de que Rusia anunciará la retirada de la estratégica capital. Kiev anunció que sus soldados habían liberado una docena de aldeas ocupadas por los invasores, lo que suma un total de 41 asentamientos desde el pasado día 1. Sin embargo persiste la preocupación de que el repliegue sea una trampa del Kremlin destinada a atraer a las fuerzas ucranianas a un brutal combate urbano en la ciudad de Jersón.

Valerii Zaluzhnyi, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, informó en su cuenta de Telegram, que han logrado recuperar 264 kilómetros cuadrados de territorio anexionado por Moscú. Mientas, Myhailo Podolyak, asesor del presidente Volodímir Zelenski, acusó a Moscú de convertir Jersón en la «ciudad de la muerte», tras haber dejado todo el territorio minado. «Los militares rusos minan todo lo que pueden: apartamentos, alcantarillas. La artillería en la margen izquierda [del río Dniéper] planea convertir la ciudad en ruinas. Así es como se ve el ‘mundo ruso': vino, robó, celebró, mató a testigos, dejó ruinas y se fue», dijo el asesor presidencial en Twitter.

La retirada de las tropas rusas de la ciudad de Jersón y de todo el territorio que aún controlaba en la margen derecha del río Dniéper supone uno de los reveses más duros para Rusia desde el inicio de la guerra pero, desde el punto de vista militar, el destino de esta región todavía está abierto, tanto para Moscú como para Kiev.

Tanto Ucrania como Occidente albergan dudas sobre la retirada rusa. «El arte de la guerra incluye el arte de engañar al enemigo. No confiamos en las palabras de Rusia», alegó este jueves la viceministra de Defensa ucraniana, Hanna Maliar. La OTAN también duda. Aunque su secretario general, Jens Stoltenberg, señaló que, de confirmarse realmente el repliegue, sería «otra victoria para Ucrania». Zelenski apuntó, por su parte, que la artillería entregada por EE.UU.. y países europeos ha sido clave para «romper» la ofensiva rusa.

 Reubicación

El Ministerio de Defensa ruso indicó ayer que el repliegue de las tropas a la orilla izquierda del río ya está en marcha. «Se está ejecutando la maniobra de traslado de las unidades de tropas rusas a posiciones preparadas en la margen izquierda del río Dniéper en estricta consonancia con el plan aprobado», dijo el portavoz castrense, Ígor Konashénkov. Pero no está claro cuántos de los aproximadamente 40.000 soldados enviados por Moscú realmente han abandonado la capital. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas ni confirma ni desmiente la retirada rusa. «Continuamos la operación ofensiva según nuestro plan», declaró el general de brigada Oleksiy Hromov.

 Nueva línea de frente

Con el repliegue, el Dniéper, el mayor río de Ucrania y el cuarto Europa con más de 2.200 kilómetros de largo, se convierte en frontera natural y primera línea de frente. «En estas condiciones la opción más razonable es organizar la defensa en la barrera natural del río», dijo el general Serguéi Surovikin, comandante de las fuerzas rusas que combaten en Ucrania.

El Dniéper es para Ucrania lo que el Volga para Rusia, ya que cruza su territorio desde la frontera con Bielorrusia al mar Negro. Nace en territorio ruso, baña Kiev y en su curso bajo divide las regiones sureñas de Zaporiyia y Jersón, anexionadas a finales de septiembre por el Kremlin.

Incluso sin contar el gran embalse de Nueva Kajovka, el Dniéper puede alcanzar en el sur de Ucrania entre 10 y 20 kilómetros de anchura por lo que es una barrera infranqueable si el enemigo controla una de las dos orillas.

EE.UU. contabiliza 200.000 bajas, entre muertos y heridos, en la guerra

Los ocho meses de guerra en Ucrania dejan un balance de bajas de más de 200.000 soldados rusos y ucranianos, que han perdido la vida o han sido heridos. Es la cifra que baraja el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, Mark Milley. «Hay más de 100.000 soldados rusos muertos y heridos», dijo Milley la noche del miércoles en un acto del Club Económico de Nueva York. «Lo mismo probablemente en el lado ucraniano», añadió. Según el Gobierno de Kiev, el número de militares rusos que han perdido la vida desde que comenzó la invasión supera los 75.000, una cifra que Moscú evita confirmar.

El general Milley opina que Rusia pagará «durante años y años» el «error estratégico» al lanzar la invasión el pasado 24 de febrero. Pero también considera que hay una posibilidad de negociar un fin del conflicto si las líneas de frente se estabilizan durante el invierno. «Si hay una oportunidad de negociar y lograr la paz, hay que aprovecharla», explicó.

El alto mando estadounidense argumentó que, en caso de que las negociaciones no fructifiquen, Washington seguirá entregando armamento a Ucrania. Al mismo tiempo reiteró que una victoria militar absoluta para cualquiera de las partes parece cada vez más improbable. «Tiene que haber un reconocimiento mutuo [de Ucrania y Rusia] de que la victoria militar probablemente, en el verdadero sentido de la palabra, no se pueda lograr a través de medios militares y, por lo tanto, es necesario recurrir a otros medios», añadió el general en las declaraciones que recoge la cadena CNN. La guerra ha causado una enorme cantidad de sufrimiento humano, añadió Milley, al provocar entre 15 y 30 millones de desplazados y unos 40.000 civiles ucranianos inocentes asesinados.

Sobre la retirada de 20.000 a 30.000 soldados rusos a la orilla occidental del río Dniéper, Milley cree que los rusos «lo están haciendo para preservar su fuerza, para restablecer las líneas defensivas al sur del río».