Netflix pincha en el tenis: aburrido acercamiento a los «grand slams»

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO REDACCIÓN / LA VOZ

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Matteo Berrettini en «Break Point»
Matteo Berrettini en «Break Point» Netflix

La serie «Break Point» decepciona pese a acceder a las entrañas del circuito

22 ene 2023 . Actualizado a las 09:56 h.

Si le gusta el tenis, puede ahorrarse la primera entrega de la serie documental de Netflix sobre el circuito profesional. Mejor ponga estos días un buen partido del Open de Australia, porque tendrá más drama, más pasión, más espectáculo y será más entretenido que Break Point, el desperdiciado trabajo cocinado durante un año por la plataforma, con acceso a las entrañas de los grand slams, entre otros torneos, gracias a un acuerdo con los organizadores. Si no le gusta el tenis, entonces puede dedicar casi cinco horas a otro producto superficial, pero en el que explican que los sets terminan al llegar a seis juegos, se resbala sobre la tierra batida y ganar en la élite de este deporte da mucho dinero, en un producto de impecable factura visual.

A lo largo de cinco capítulos de unos 50 minutos, Break Point aporta poco. Y, sin la implicación de Nadal, Djokovic, Federer, las Williams ni Swiatek, se centra, sobre todo, en jugadores emergentes e historias que no llegan a calar. Casi siempre con un guion salpicado con tópicos de telefilm y novios y novias en todas las entregas, sin venir mucho a cuento.

Forzado desfile de novios

El primer capítulo blanquea a Nick Kyrgios, al que presenta como un rebelde que rompe raquetas pero puede salvar al tenis por su talento y su carisma, y que participa de forma activa del documental. Nada se cuenta de sus episodios más vergonzosos, pero sí hay un acercamiento a una novia con la que lleva dos meses después de coquetear a través de Instagram.

El segundo episodio se centra en Berrettini, un tenista soberbio, y un personaje algo plano. También en su novia, la tenista australiana de origen croata Ajla Tomljanovic, a la que dedica un buen rato del metraje, poniendo el foco en una derrota intrascendente en la primera ronda de Australia contra Paula Badosa.

La tercera entrega viaja a Indian Wells y las expectativas de la griega Maria Sakkari y Taylor Fritz, que vive en su California natal el éxito de su vida. También hay espacio para una pareja del tenista, a la que conoció en una aplicación de citas.

Badosa es el hilo conductor del cuarto vídeo, en el Masters 1.000 de Madrid. También hay aquí un novio, además modelo, que la descubrió —¡sorpresa!— en Instagram antes de empezar su relación. El repaso a los ya conocidos problemas de salud mental de la tenista española resulta interesante en una entrega que mejora con el acercamiento a Ons Jabeur, la fenómena tunecina que rompe moldes y apenas ingresa patrocinios por pertenecer a un país pequeño y pobre como Túnez. También Jabeur enseña a su novio, aunque en su caso el recurso viene más a cuento, para explicar cómo gestiona su doble rol de pareja y preparador físico.

Roland Garros cierra la primera parte de Break Point, cinco entregas que abordan los seis primeros meses del año. Resulta interesante el papelón de Toni Nadal cuando su actual pupilo, Felix Auger-Aliassime, y el de siempre, Rafa Nadal, se enfrentan. Y el entrenador explica por qué quiere que pierda el jugador que ahora le paga, frente a su sobrino. Ruud, el finalista, y Auger-Aliassime también participan en un episodio que, sin acceso al vestuario de Nadal, también decepciona.

Atmósferas forzadas

La serie incluye algunas frases interesantes de exjugadores y protagonistas, pero no evitan el aburrimiento que transmite el conjunto. Conversaciones forzadas, a sabiendas de que hay cámaras delante, sobredosis de eslóganes motivacionales, expresiones mal traducidas en la versión en español... Netflix alimenta con esta oportunidad perdida la sensación de que hasta en las apuestas de su catálogo abundan cintas mediocres. Break Point se queda muy lejos de lo ya contado en varios documentales de la BBC y Movistar +, del Andy Murray: Resurfacing de Amazon Prime, del colosal Nadal-Federer y el Partido del Siglo, y también de películas como Borg-McEnroe, La Batalla de los Sexos...

La redención tenística de Djokovic en Wimbledon, con Kyrgios finalista, y la épica del US Open del niño Alcaraz, con su implicación en la grabación, alimentan la esperanza de que el segundo bloque de Break Point merezca la pena.