«Pasé tres o cuatro años encerrada en armarios», asegura la superviviente del holocausto Irene Shashar

Efe MADRID

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El ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Histórica, Félix Bolaños, e Irene Shashar, superviviente del holocausto en Polonia
El ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Histórica, Félix Bolaños, e Irene Shashar, superviviente del holocausto en Polonia Alejandro Martínez Vélez | EUROPA PRESS

Asegura que recuerda la hambruna, los bombardeos y los pasos de las botas de los nazis en su escondite en Varsovia

28 ene 2023 . Actualizado a las 13:08 h.

Irene Shashar, de 85 años, recordó ayer en el Senado que en 1939 los nazis obligaron a todos los judíos de Varsovia (Polonia) a encerrarse en un gueto, por lo que su familia se refugió en un «pequeño departamentito» de ese área acotada.

 «Recuerdo la hambruna, recuerdo los bombardeos, recuerdo los pasos de las botas de los nazis, recuerdo ser una niña curiosa, con dos o tres añitos, levantar un pedazo de papel en una calle del gueto y encontrarme con el esqueleto de un pequeño niño», ha relatado Irene.

Un día encontraron a su padre en el suelo de la cocina sangrando y fue «la última vez» que lo vio, ni sabe dónde está enterrado.

Su madre la llevó fuera del gueto por unas cloacas, entre la pestilencia y las ratas, y ella solo llevaba su «muñequita» para jugar.

«Pasé tres o cuatro años escondida en armarios de diferentes familias, con una bacenita [bacinilla] y con mi muñeca; mi mami me traía algo de comer, me cambiaba la bacenita... y me dijo que si me portaba bien, no gritaba, no me quejaba, todo eso iba a terminar en pocos días e íbamos a salir a jugar al parque», rememoró. Y continuó: «Piensen ustedes en la responsabilidad que tomé sobre mí: si yo me porto bien, todo esto va a terminar, la Segunda [guerra mundial] va a acabar, todo depende de mí». Tras relatar varios «milagros», como no ser descubierta en registros de soldados alemanes, Irene concluyó que su salvación tiene que servir para trasladar sus recuerdos a sus dos hijos, siete nietos y «las generaciones venideras», con su ruego de «concordia, fraternidad y comprensión» para todo el mundo.