Los sindicatos ganan de nuevo el pulso en la calle contra la reforma de Macron

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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Vista de la manifestación contra la reforma de las pensiones en París.
Vista de la manifestación contra la reforma de las pensiones en París. BENOIT TESSIER | REUTERS

Más manifestantes en la segunda protesta contra el retraso de la jubilación

01 feb 2023 . Actualizado a las 19:44 h.

La segunda movilización contra la reforma de las pensiones en Francia de este martes estuvo marcada por la disminución del número de huelguistas pero el aumento de manifestantes. El incremento de personas en las calles de decenas de ciudades por todo el país para manifestar su rechazo contra la ley que quiere aprobar el Gobierno de Emmanuel Macron es señal de que el descontento general va in crescendo.

El porcentaje de funcionarios que hicieron huelga este martes fue algo inferior al 20 %, 8 puntos menos que en la primera jornada de movilización contra la reforma de las pensiones, el 19 de enero. En el sector eléctrico hicieron huelga el 40 % (44 % el día 19), y en educación el 26 % de profesores. La SNCF anunció un «tráfico muy perturbado», con la supresión de un 80 % de trenes regionales y entre un 40 % y un 75 % de alta velocidad, aunque el número de huelguistas fue del 36 % (46 % el 19), y en el transporte aéreo la repercusión de la huelga fue limitada, en Roissy se mantuvieron el total de vuelos, y en Orly el 80 %, lo que para España se tradujo en la cancelación de cuatro vuelos.

Uno de los motivos avanzados para justificar la disminución de huelguistas fue la necesidad de no perder dinero con un segundo día de huelga, teniendo en cuenta que la gente está determinada a seguir movilizada para mantener la presión sobre el Gobierno.

Como siempre, hubo guerra de cifras en cuanto al número de manifestantes, pero las autoridades confirmaron el aumento de personas en las marchas, a las que se sumaron trabajadores del sector privado, jubilados y estudiantes.

La manifestación en París tuvo lugar por la tarde, con los líderes sindicales a la cabeza, todos unidos para la misma banderola que portaban once días antes: «Reforma de las pensiones para trabajar más tiempo, no».

Todos se felicitaron de las cifras que llegaban de las diversas manifestaciones en provincias, entre 20 a 30 % superiores a las registradas la semana pasada, según los sindicatos. «El Ejecutivo no puede no oír lo que está pasando», declaró Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), mientras que Philippe Martínez, líder de la CGT y cabeza de lanza de las protestas, reprochó a Macron y a su primera ministra, Elisabeth Borne, el tono empleado para hablar de los que se oponen a la reforma de las pensiones: «Dicen que son unos vagos». Y alertó de que si «los representantes elegidos por el pueblo no escuchan al pueblo, este va a seguir alejándose de ellos con el riesgo de aumentar el número de diputados de la extrema derecha».

Igual que en el resto de Francia, la manifestación de París transcurrió en general con tranquilidad aunque varias decenas radicales de la ultraizquierda intentaron reventar la marcha enfrentándose a las fuerzas del orden en torno al restaurante La Rotonde, que se ha convertido en un lugar simbólico porque es frecuentado por Macron. Los incidentes se repitieron al final del cortejo, junto a los Inválidos, donde los radicales arrojaron botellas y adoquines antes de ser dispersados con gases lacrimógenos.