Detectados en Portugal 190 casos de mutilación genital femenina, la mayor cifra desde 2014

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

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En nueve años, se detectaron un total de 853 casos, la mayoría identificados en revisiones médicas y realizados en Guinea-Bisau y Guinea

07 feb 2023 . Actualizado a las 09:02 h.

Un estudio divulgado este lunes por la Direção-Geral da Saúde de Portugal afirma que, en 2022, los servicios sanitarios lusos detectaron 190 casos de mutilaciones genitales femeninas, lo que representa un aumento de un 27,4 % con respecto a los casos identificados el año anterior. La cifra crece desde que se comenzaron a tomar registros en 2014 (con 40 casos), y solo en los años de la pandemia se experimentó un descenso de los casos (con 126 en 2019 y 99 en 2020). El aumento refleja la mayor sensibilización del personal médico y la mejora de los procedimientos de vigilancia de la situación. Desde que hay registros, se cuentan 825 casos.

La mayor parte de las víctimas, un 38 %, fueron detectadas durante el seguimiento de su embarazo, así como inmediatamente después del parto (un 16,8 %) o en consultas regulares e internamientos.

Según el estudio, esta mutilación se realiza a niñas que tienen, de media, 6,6 años, aunque varía desde el primer año de vida hasta los 34. Casi el 73 % de las identificadas eran menores de nueve años cuando sufrieron «el corte», como se designa popularmente.

El mismo informe indica que las complicaciones suelen ser múltiples. Las más habituales son del ámbito psicológico, obstétricas, de respuesta sexual o secuelas uroginecológicas. Asimismo, indican que la práctica totalidad de los casos registrados ocurrieron en Guinea-Bisáu y en Guinea, ambas excolonias lusas, y habitual lugar de procedencia de emigrantes hacia Portugal. Solo uno fue practicado en Portugal, donde es un crimen penalizado con entre 2 y 10 años de cárcel. Una vez se identifica lo ocurrido, se pone en marcha un mecanismo para evitar que las víctimas «perpetúen» la mutilación en las siguientes generaciones.

El informe especifica que se recogen todos los procedimientos «perjudiciales para la genitalidad femenina con finalidad no médica, por ejemplo, perforaciones, incisiones, raspados, arranques o cauterizaciones», normalmente por motivos tradicionales o culturales. La mayor parte de los detectados son de tipo I y II; es decir, pueden ir de la remoción del prepucio a la remoción parcial o total del clítoris y los labios menores, pudiendo llegar a suturar la vagina.

Según recoge el diario portugués Público, la mayor parte de estas mujeres sabe que son víctimas de un crimen, aunque habitualmente no recuerdan cuándo lo sufrieron y prefieren no tocar este tema, considerado tabú.

Hasta el momento, solo un caso, en 2021, llegó a manos de la Justicia, que condenó a tres años de prisión y diez mil euros de indemnización a una joven que permitió la ablación de su hija, que entonces tenía un año y medio y fue mutilada en el país de origen de la madre, Guinea-Bisáu.