Diez años del impacto del meteorito de Cheliábinsk: ¿Podría volver a caer en la Tierra un asteroide similar sin poder detectarlo?

redacción LA VOZ

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La Agencia Espacial Europea lanzará una misión para detectar pequeños objetos espaciales como el que cayó en la localidad rusa, que liberó en la atmósfera una energía equivalente a 35 bombas atómicas

01 mar 2023 . Actualizado a las 19:09 h.

Nadie lo vio venir. Hasta que impactó en la Tierra en la localidad rusa de Cheliábinsk el 15 de febrero del 2013. Hace justo una década este miércoles. Fue el mayor asteroide que golpeó a nuestro planeta en más de un siglo. La roca, relativamente pequeña, de 20 metros de diámetro y 13.000 toneladas de peso, explotó en la atmósfera a una altitud de 30 kilómetros sobre los montes Urales, lo que liberó una energía de medio megatón, el equivalente a 35 bombas atómicas como la de Hiroshima.

Dos minutos más tarde, la onda expansiva alcanzó el suelo dañando miles de edificios, rompiendo ventanas e hiriendo a unas 1.500 personas por los fragmentos de vidrio que salieron volando. Y los fragmentos más grandes del meteorito cayeron en las afueras de la localidad rusa. Llegó a una velocidad de 18 kilómetros por segundo. Demasiado rápido.

Según un estudio posterior publicado en Science, resultaron dañados 3.613 edificios y la onda expansiva levantó del suelo a algunos vecinos. Más de 1.200 personas acudieron a los centros médicos con pequeñas lesiones.

No se conocía nada igual desde hacía más de un siglo, también en Rusia, cuando en 1908 estalló en el aire otro bólido en Tunguska y arrasó millones de árboles en los bosques de la taiga siberiana.

El de Cheliábinsk era un asteroide pequeño. Demasiado minúsculo como para que su trayectoria pudiera ser advertida con antelación por los sistemas de detección de la tierra y el espacio, pero suficiente como para haber provocado una auténtica tragedia si hubiese caído en una ciudad.

¿Es el de Cheliábinsk un caso aislado? No. Ocultos en el resplandor de nuestro Sol hay un número desconocido de asteroides, en trayectorias que desconocemos, muchos de los cuales podrían dirigirse hacia la Tierra, y simplemente no lo sabemos.

«Asteroides del tamaño del meteoro de Chelyabinsk golpean la Tierra aproximadamente cada 50-100 años», explica Richard Moissl, Jefe de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA).

«Las lesiones causadas por estallidos en el aire o eventos similares podrían prevenirse si se informa a las personas de un impacto inminente y los efectos previstos ?añade?. Avisando con antelación, las autoridades locales podrían aconsejar a la población que se mantenga alejada de ventanas y vidrios».

Richard agrega: «La próxima misión Neomir de la ESA detectará asteroides como Cheliábinsk procedentes de la misma región del cielo que el Sol, llenando un vacío vital en nuestras capacidades actuales para predecir y planificar impactos peligrosos».

La misión Neomir se ubicará  en el denominado punto de Lagrange L1 entre la Tierra y el Sol. Sin ser perturbado por la atmósfera de la Tierra, su telescopio infrarrojo podrá detectar asteroides de 20 metros o más que actualmente acechan a la luz del sol.

También existe el riesgo de que un asteroide aún mayor impacte contra la Tierra desde el lado del día. Tal escenario es menos probable, ya que cuanto más grande es el asteroide, menos existen en el sistema solar y más fáciles son de detectar. De hecho, casi todos los asteroides de más de 1 km ya han sido descubiertos.

Pero como nos dirían los dinosaurios si pudieran, cuando un enorme asteroide golpea causa daños inimaginables. Afortunadamente, como ha demostrado el impacto de la nave DART de la NASA, que será analizado con la misión Hera de la ESA, ahora tenemos capacidad para desviar un asteroide de este tipo.

De hecho, con suficiente advertencia, un impacto de un asteroide .. Otras agencias espaciales, como la de China, también han iniciado sus propios programas de observación y defensa planetaria contra los asteroides.

Recientemente se ha descubierto una miniluna que también podría colisionar contra la Tierra a partir de 2075, aunque su tamaño de 5 a 15 m es inferior al del asteroide de Cheliábinsk, por lo que las consecuencias de un posible impacto serían mínimas.