Salomé Saint Julien, «health coach»: «Eso de mirar las calorías es del Pleistoceno»

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Salomé Saint Julien, en la cocina de su casa
Salomé Saint Julien, en la cocina de su casa Jaime Boira

Ejercicio, cuidar las emociones, el sueño, la espiritualidad... son algunos de los factores que mejoran nuestra salud. «No solo hay que atender a la comida», explica esta apasionada del bienestar

11 mar 2023 . Actualizado a las 13:03 h.

Salomé Saint Julien es una apasionada de la salud que hace asesoramiento online como health coach para ayudar de forma integrativa a todas las personas que acuden a ella para mejorar su bienestar. «Conmigo están unos tres meses, hacemos sesiones quincenales, porque, aunque muchos vienen buscando una dieta, si rascas un poco, ves que el problema no es la comida». El sueño, el ejercicio, cuidar las emociones y muchos otros aspectos ayudan a nuestro bienestar de una manera holística, explica Salomé, que estudió en el Instituto de Nutrición Integrativa de Nueva York y se formó en el T. Colin Campbell Center for Nutrition Studies. También en la Universidad de Cornell cursó estudios, ya que desea profundizar en todo lo que implica procesar un alimento. Aunque no descarta en un futuro lanzar su propia línea de repostería saludable, en su web (www.salomesaintjulien.com) ofrece numerosas recetas para comer sano.

—¿Qué hace una «health coach»?

—Para un health coach la salud no es una meta, es un camino que dura toda la vida. Y no son iguales tus necesidades a los 30 que a los 60. Tu cuerpo va a cambiar y tú tienes que acompañar esos cambios nutricionalmente, con ejercicio, descanso y también emocionalmente.

 —¿Cómo nos influyen las emociones?

—Las emociones marcan tu estado de salud. Y todo está muy relacionado. Los científicos ya nos han descubierto que el intestino es nuestro segundo cerebro y cómo todo lo que comes va a tener una repercusión. Cuando lo hacemos muy bien, y desayunamos fenomenal, tenemos una energía muy distinta a si el día anterior nos hemos tomado tres vinos. Además, creo que es muy importante que enseñemos en los colegios a los niños y adolescentes la nutrición. Pero también deberían formarse los profesores, claro.

—Cuando se acude a un «health coach», ¿la mayoría piensan en hacer dieta?

—Sí, todo el mundo viene con que quiere adelgazar: «Me sobran dos kilos», «como mucho por la noche»... Pero en cuanto rascas un poco, te das cuenta de que el problema no es la comida. Yo siempre saco esta rueda [la enseña], que nos da esta versión holística de que somos todo en uno, no somos un cuerpo aislado y una mente, sino que somos uno. Y todo te va a influir: tu estado de ánimo afecta a tu nutrición, tu nutrición al estado de ánimo... Yo, a la clásica rueda, le he añadido naturaleza y tecnología. Porque el móvil también genera, sobre todo a los niños, ansiedad.

—Tú haces un seguimiento personalizado: lo que me vale a mí no te vale a ti.

—Sí, ni lo que te vale a ti ahora te va a valer dentro de veinte años. Tienes unas necesidades ahora (trabajo, hijos, estrés...) que luego con los años serán distintas. Lo que se requiere ahora para mejorar tu bienestar no es lo mismo que después. Mi objetivo con la gente que viene a verme es que consigan la serenidad. Yo lo he conseguido, a mí me ha dado paz, priorizas lo que quieres, priorizas salud.

—Ya que lo particularizas, ¿qué haces distinto para sentirte mejor?

—Yo empiezo con mi agenda. Y me hago una auditoría, escribo todo: cómo he dormido, qué he cenado..., así puedo saber cómo mejorar. Si he dormido 7 horas, sé que me falta sueño, y que debería descansar un poco después de comer. Entre 7 y 9 horas es lo ideal, pero a cada uno le va diferente. Yo antes estaba inflamada todo el día, y pensaba: «Mañana no ceno». Y eso no vale. No es igual si fumas, bebes refrescos gaseosos y sales de noche. Ahora ordeno mi menú.

—¿Qué rutinas forman parte de esa vida saludable?

—Yo entreno por la mañana, hoy lo he hecho en ayunas... Pero un health coach al final lo que hace es, sobre todo, escuchar al otro para estar presente y generarle un espacio seguro. Por ejemplo, me puede venir alguien que me dice que no aguanta a su jefe, y va amargada a trabajar. Y eso le genera un estre?s que le hace comer lo primero que encuentra en la despensa cuando llega a casa. Eso ella ya sabe que no está bien, pero yo tengo que trabajar para que vuelva su estado de bienestar. Hay que trabajar la psicología para mejorar la salud.

—Además del sueño, el ejercicio y la nutrición, ¿qué más hay que vigilar?

—Las relaciones con los demás. Hay estudios que han analizado las sociedades más longevas y sanas del mundo. Porque no solo es importante llegar a los 100 años, sino cómo llegas. Lo que descubren esas zonas de Japón (Okinawa) y Grecia (Karia) es que la gente hace todos los días un ejercicio moderado, todos los días comen productos locales y saludables, descansan, y todos tienen comunidad, es decir, todos mantienen una red de apoyo. Los seres humanos somos de comunidad, la soledad nos mata.

—¿Cuidar las relaciones humanas es fundamental?

—Claro, obviamente, aunque te tomes el zumo verde que yo te recomiendo, o brócoli, si llegas a casa, y estás con peleas constantes, al día siguiente vas a estar con dolor de estómago, con dolor de cabeza...

—Hablabas del zumo verde, ¿es el que te tomas todas las mañanas?

—Sí, hoy solo he tomado un té porque el fin de semana me he pasado y tengo que limpiarme. Cuando ensucias algo, hay que limpiarlo. Y al intestino hay que darle descansos. Si estás todo el día metiendo, y nunca limpias, es como un armario. Procuro moverme al menos media hora, y a mí me sienta muy bien y me regula un zumo verde. Le pongo espinacas, kale, una manzana, jengibre, limón y zanahoria. A eso le echo colágeno y semillas. Después tomo una tostada de pan negro con huevo y aguacate, o de jamón serrano con tomate y aceite de oliva virgen extra, o unas tortitas caseras de plátano, avena y huevo. Y ya empiezo el día bien, porque el desayuno debe de ser una comida completa (proteínas, hidratos y grasas), no solo un postre. El desayuno va a marcar tu día: cómo vas a pensar, cómo vas a estar. La nutrición es tan potente..., date cuenta de que metes algo en el cuerpo al menos tres veces al día. ¿Qué quieres meterte en el cuerpo?

—¿Qué debe tener una dieta saludable sí o sí? ¿Qué alimentos destierras?

—Yo como de todo, pero evito los procesados. Soy supergolosa, pero me hago todo en casa. Procuro ser una madre en el mundo. Y a mis hijos de vez en cuando claro que les tengo que permitir que coman alguna chuche o una pizza. Pero un día. En mi casa no hay harina de trigo, pero tengo ochenta distintas, porque soy intolerante al trigo. Y procuro evitar el gluten. Hay que comprar en el mercado, tenemos que comprar y comer como nuestras abuelas.

—¿Unas buenas lentejas, por ejemplo?

—Sí, yo como mucha legumbre, todos los días por la noche tomamos hidrato y proteína. Pero hidrato no es solo arroz, también una crema de calabaza... Yo más que quitar alimentos lo que haría sería añadir. Yo no te digo que no bebas este refresco, sino que te voy a sugerir que pruebes, por ejemplo, la kombucha. Si te prohíben, ya entonces entras en otro modo. Yo no te voy a quitar el pan blanco, pero te voy a decir que pruebes uno con linaza, que te va a llenar muchísimo... Si alguien te dice que solo puedes comer x cosas, al final no va a ser sostenible.

¿Si te prohíben, provocan el efecto yoyó?

—Sí, y al final no eres tú. Si a ti te han cocinado en tu casa tu madre, tu abuela, esos platos maravillosos, ¿cómo alguien te va a decir que no los comas? Eso te va a fastidiar una parte de esa rueda que te decía, entonces no vas a estar bien.

Está bien esa idea de no prohibir, sino sumar.

—Aquí no se quita nada, se suma. Porque aquellos platos que nos han hecho en casa de niños nos han marcado. Yo el día que estoy triste a veces quiero esa comida que me recuerda a casa. Es la confort food, el olor y el sabor que nos lleva al hogar. Hay que volver a las raíces y reencontrarnos con la cocina. Yo animo mucho a la gente a pasar tiempo en la cocina. Tienes que cuidarte, es lo que yo enseño, a cuidarnos.

Entiendo que puedes estar a dieta, pero si estás estresada, sigues hinchada, por ejemplo.

—Claro, te sube el cortisol, por lo tanto la insulina, por lo tanto, el azúcar en sangre pasa a ser reservas y grasas. Por eso hay que mirar el estrés. Me encanta la cocina, y comparto muchas recetas, pero la comida es la alimentación secundaria, las cosas que a ti te alimentan el alma son fundamentales. Hay que llenar el alma, alimentar tu ser, y eso lo hace el ejercicio, que sigas formándote, tu contacto con la naturaleza, que te des un paseo al aire libre, la creatividad, la espiritualidad... Todo eso es salud, y hay que auditarlo. La comida importa, pero una vez que lo sabes hacer, fin.

—¿Qué recetas gustan más?

—Hago de todo, también muchos postres. Cocino sin azúcares añadidos, utilizo dátiles, manzana asada, porque no es lo mismo cien calorías de una manzana que cien calorías de una bolsa de patatas. ¡Eso de mirar las calorías es del Pleistoceno! La manzana te va a ayudar a estar más sano. Cocino menos carne, pero también hago, pescado, legumbres... Todo saludable.