El peligro de Vladimir Putin

Tatiana Stanovaya FOREIGN AFFAIRS

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María Pedreda

Si continúa acumulando fracasos en la guerra de Ucrania, la reelección podría complicársele al jefe del Kremlin en las elecciones presidenciales del 2024

21 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En menos de un año, los rusos irán a las urnas para las elecciones presidenciales. La fecha concreta es el 17 de marzo del 2024. Teniendo en cuenta las condiciones sociales y políticas del país, pocas personas dudan de que el presidente Vladimir Putin consiga fácilmente un sexto mandato. Según algunos medios de comunicación de Rusia, el equipo de Putin planea asegurarse de que el presidente obtenga más del récord del 77 % de los votos que ganó en el 2018.

En teoría, este objetivo debería ser fácil de conseguir. La invasión rusa de Ucrania cuenta con un gran apoyo en el país, y las encuestas del independiente Centro Levada muestran que el índice de aprobación de Putin está casi en un nivel récord. El Kremlin controla los medios de Rusia y puede arrestar o silenciar a cualquier crítico sin esfuerzo. Los dóciles partidos políticos autorizados para presentar candidatos frente a Putin nunca han apoyado más al presidente. Actualmente, es poco probable que propongan a un candidato que pueda incluso conseguir una modesta parte de los votos. Es más, podrían alinearse con el Kremlin para asegurar que Putin alcance los márgenes electorales deseados.

Pero hoy en día, en Moscú, no hay un futuro asegurado. La guerra ha empujado a Rusia a un período de incertidumbre en el que nadie se siente seguro y es imposible que los políticos participen en una planificación incluso a corto plazo. Las grabaciones filtradas recientemente de una conversación entre el famoso productor de música Iosif Prigozhin y el exsenador Farhad Akhmedov mostraron que ambos estaban molestos con el liderazgo de Rusia y creían que los políticos del país carecían de la capacidad para tomar decisiones difíciles. También señalaron que varias de las personas más poderosas de Rusia, incluido el líder de su Guardia Nacional, estaban conspirando contra el ministro de Defensa. Sus declaraciones son representativas de lo que dicen las élites rusas cuando piensan que nadie las está escuchando, y dan muestra de los altos niveles de descontento.

Una escalada militar significativa podría agravar estos sentimientos y complicar drásticamente la capacidad de Putin para mantener el control interno. Si Moscú inicia nuevas movilizaciones de reclutas, algo que el Gobierno está tratando de evitar, provocará una mayor preocupación social con consecuencias impredecibles. Si Rusia hace frente a contratiempos adicionales, Putin tendrá que lidiar con más críticas. Ambas situaciones podrían conducirlo a cancelar las elecciones, poner en marcha elementos de una dictadura militar y purgar a las élites en un intento de reforzar su seguridad. En relación a esto, podría incitarse a las élites a desafiar al régimen. El Kremlin puede confiar en que Putin ganará la reelección por un amplio margen y, en este momento, ese es el resultado más probable. Pero la guerra significa que Putin se está convirtiendo en más vulnerable de lo que la mayoría de las personas piensan.

Es fácil ver cómo Rusia podría terminar escalando sus operaciones en Ucrania. Kiev está preparando una contraofensiva a gran escala, programada para esta primavera, que desafiará las posiciones rusas en el campo de batalla. Ucrania también está llevando a cabo sabotajes y ataques con drones a instalaciones militares rusas, y podría decidir empezar a bombardear las regiones rusas fronterizas. Uno de los blogueros militares más populares de Rusia a favor de la guerra murió el 2 de abril en una explosión en San Petersburgo, demostrando que en este conflicto nadie está a salvo. Cualquiera de esos ataques podría incitar a Moscú a incrementar su inversión en la guerra, para no perder más territorio o sentirse más avergonzado.

En teoría, Rusia podría escalar el conflicto sin que afecte a las vidas de sus ciudadanos. Podría, por ejemplo, intensificar sus ataques contra las infraestructuras críticas de Ucrania o tratar de asesinar a sus dirigentes. Pero si sus pérdidas son lo suficientemente serias, es probable que Rusia se sienta obligada a hacer lo que hizo después de que Ucrania derrotara a las tropas rusas fuera de Járkov: anunciar una nueva movilización y reclutar a cientos de miles de hombres para luchar. De hecho, Rusia ya parece estar preparándose para esa posibilidad. En más de 40 regiones se están enviando citaciones «para comprobar los datos» de los hombres en posición de ser reclutados.

Los fracasos militares también alimentarán la indignación de los «patriotas enfadados» , un término utilizado por los consultores políticos del Kremlin para describir a los populares blogueros a favor de la guerra que han criticado de forma pública el despliegue militar ruso. Algunos incluso han criticado al propio Putin y amenazado con no apoyarlo en el 2024. Podrían llenar el entorno informativo de Rusia con insultos contra el Ejército, justo cuando miles de civiles rusos están tratando de escapar del país. Una situación así podría forzar al Kremlin a utilizar tácticas de una dictadura militar, con una mayor represión a medida que el Estado se encamina hacia una guerra, lo que agravaría las divisiones entre los rusos que quieren una escalada en el conflicto y los que no. 

No está garantizada una nueva victoria histórica 

Los rusos son conscientes de que Vladimir Putin podría permanecer en el poder durante mucho tiempo más. De hecho, cuando los miembros de la élite política apuntan a alguien como un posible sucesor, a menudo tratan de no hacer demasiadas predicciones. Al presidente ruso le desagrada la gente que quiere aspirar a trabajos que él no está dispuesto a darles. No obstante, si el conflicto sigue y Moscú continúa acumulando fracasos, es posible imaginar que las élites del país podrían comenzar a plantearse el elegir ellos mismos a un sucesor.

Cuanto más tiempo siga Putin en el poder, más difícil será para él controlar el proceso de sucesión, y si continúa distrayéndose más con la guerra, los rusos más ricos y poderosos tendrán un mayor incentivo y capacidad para organizarse por su cuenta.

Esto no significa que las élites de Rusia vayan a intentar un golpe de Estado en un futuro inmediato. Por ahora, el jefe del Kremlin reina sobre todos. Pero la guerra está rehaciendo la Rusia que conocíamos, y la voluntad de Putin de comprometer cada vez mayores recursos para evitar la derrota lo ha puesto en un camino arriesgado, anclando su futuro al de un conflicto impredecible. Es probable que Vladimir Putin no pierda el poder, pero una nueva victoria histórica en las elecciones no está garantizada.

Tatiana Stanovaya politóloga experta en política de Rusia. © 2023 Foreign Affairs. Distribuido por Tribune Content Agency. Traducido por S. P.