Daniel Ramos, terapeuta: «Una terapia con perros bien hecha puede cambiar la vida de un niño»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

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MARCOS MÍGUEZ

En IncrescenTo son pioneros en la introducción de estos animales en los hospitales para mejorar la estancia en unidades infantiles ; y tratan también a pequeños con autismo, TDAH y trastornos del neurodesarrollo

30 abr 2023 . Actualizado a las 10:20 h.

Los beneficios de la terapia con perros se aplican ya a un amplio abanico de trastornos, tanto en niños como adultos. Desde IncrescenTo, Daniel Ramos ha comprobado cómo el trabajo con estos animales pueden obrar pequeños milagros en la vida de las personas. Guinda, Cleopatra, Nana y Giaco son los nombres de sus terapeutas peludos de cuatro patas.

—¿En qué casos está indicada la terapia con perros?

—Ya hay muchos estudios que muestran los beneficios a todas las edades, tanto para personas mayores con alzhéimer o demencias como para daño cerebral, o incluso en centros penitenciarios. En niños, que es lo que nosotros trabajamos más, cada vez se están aplicando más en trastornos del neurodesarrollo, autismo, TDAH, trastornos de conducta... En el caso de los niños nos centramos en el juego con el perro y en su cuidad, pero dependiendo del caso las necesidades van a ser unas u otras.

—Hay padres que hablan maravillas del cambio en sus hijos.

—Sí, cuando llevas ya unos años de experiencia ves cómo hay algunos resultados que son increíbles. Es verdad que muchos padres se sorprenden del resultado muchísimo. Nosotros intentamos que siempre estén delante y siempre hay alguien que nos dice: «No me esperaba que mi hijo hiciese esto o aquello».

—¿Les cambia la vida?

—Sí, una terapia bien hecha con perros le puede cambiar la vida a un niño.

—¿Cómo se escoge y se entrena a los perros?

—Lo primero es saber qué perro de terapia necesitas, que no siempre tiene que ser tranquilo, porque hay veces que necesitamos un perro que sea activo, que tenga chicha, que sea divertido y juguetón. Hay que tener perros diferentes con pelo diferente, porque al final, como nos basamos en la interacción, los niños lo que hacen es tocar al perro y es un trabajo muy sensorial que se hace a través del pelo, la lengua, las patas....

—Pero no valdrá cualquier perro.

—Les hacemos una serie de pruebas de temperamento, sociabilidad, de miedo y acercamiento a desconocidos. Luego se hace un entrenamiento base hasta los diez meses o un año, y después otro más específico para trabajar en las sesiones.

—En el hospital materno vais por la segunda experiencia ¿ha sido difícil?

—Al principio cuando llegas con perros a cualquier sitio siempre hay algo de incredulidad, gente que piensa: «a ver qué van a hacer estos». Hasta que nos ven trabajar y se dan cuenta de que esto no es solo venir aquí y jugar con los perros, es un trabajo mucho más serio. En el Materno se planteó muy bien desde el principio y la verdad es que las investigaciones están yendo fenomenal, ahora estamos con un ensayo clínico y estamos muy contentos.

—¿Con las personas mayores el trabajo es el mismo?

—No tiene nada que ver. Trabajamos en centros de día y residencias, y la intervención es siempre grupal. Es algo más a nivel cognitivo, intentamos activarlos mucho a través del vínculo. Que se acuerden del nombre del perro, de su edad, y que le den muchos mimos, porque el cariño es muy importante, para el vínculo y el bienestar. Como son personas adultas intentamos que ellos también participen y se impliquen en el entrenamiento, porque es un proceso complicado que también les ayuda. También es importante trabajar la autoestima porque a esas edades se pierden capacidades y un poco la confianza en uno mismo.

«Hay muchísima gente que tiene miedo a salir a la calle a diario porque tiene fobia a los perros»

Cada vez más perros viven en las ciudades gallegas, donde todavía mucha gente sufre porque no es capaz de superar la fobia a este tipo de animales. En IncrescenTo también tratan este tipo de casos.

—¿Todavía hay mucha gente que tiene miedo a los perros?

—No te puedes ni imaginar cuánta, y hasta que punto les limita la vida. Hay muchísima gente que tiene miedo a salir a la calle a diario porque tiene verdadera fobia. También hay casos de niños que tienen miedo, pero estos la mayoría de las veces se solucionan con unas pautas simples.

—¿Y cuál suele ser la causa, episodios traumáticos en la infancia?

—Sí, esa es una de las causas, el haber vivido en la infancia una mala experiencia de que un perro nos mordió o nos ladró. Pero no es la causa más habitual, hay otra más relacionada con la personalidad, que tiene un aporte genético. La mayoría de los adultos de 30 o 40 años con los que hemos trabajado es gente que ha tenido miedo desde la infancia y ese miedo ha ido creciendo tanto que las rutinas para evitar a los perros les condicionan la vida.

—¿Hasta qué punto?

—Hemos tenido casos de personas que nos decían: «Es que no puedo ir a ningún lado: no puedo ir a Marineda, no puedo hacer senderismo, no puedo hacer nada. Mi edificio está lleno de perros, si voy por la calle la gente los lleva sueltos, no puedo ni pasar cerca de un parque». Esa gente tiene que ir eligiendo por dónde va en la calle, salir de casa por el garaje en vez de ir por la entrada normal. Te limita a nivel de ocio y de bienestar, sufres mucha ansiedad y mucho estrés, no puedes ni quedar con tus amigos a tomar algo en una terraza.

—Y la gente no lo entiende.

—Hay gente muy comprensiva, pero es verdad que otros te miran raro y no lo pueden entender, te responden siempre con el típico «¡si no hace nada!». No pueden entender que la gente que tiene tanta fobia se paraliza aunque tenga delante a un perro pequeño de 14 años que no se mueve.

—¿Se puede superar?

—Bueno, hay que hacer un trabajo a nivel mental y de exposición y relación con los perros. Y lo primero es que la persona quiera hacerlo, claro. La terapia tiene varias partes: una es la comprensión del perro, porque lo que nos pasa a veces que la fobia la tenemos porque no comprendemos cómo es un perro. También hay que hacer terapia de exposición, eso es inevitable, hay que hacerlo progresivamente pero no hay otra. Es importante establecer una relación de vínculo con un perro y disfrutar con él, y también ir cambiando las rutinas que se tenían para evitar a los perros.