Santiago Niño-Becerra: «Que gane un partido político u otro da exactamente lo mismo, es relleno»

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Niño-Becerra, autor de «Futuro, ¿qué futuro?».
Niño-Becerra, autor de «Futuro, ¿qué futuro?». Caterina Barjau

El anuncio del Gobierno de las 90.000 viviendas de alquiler asequible «es un brindis al sol», afirma el economista que predijo la crisis del 2008. «Y lo de Ferrovial no se ha explicado bien adrede», añade quien dibuja las claves de un nuevo modelo. ¿Qué deparará la inteligencia artificial?, ¿por qué los restaurantes se llenan pese a la pérdida de poder adquisitivo?, ¿sigue el «carpe diem» del último verano?

02 may 2023 . Actualizado a las 19:19 h.

No hay noticias buenas y noticias malas, «hay noticias», advierte desechando el traje para el sustantivo el economista Santiago Niño-Becerra, autor de Futuro, ¿qué futuro? Claves para sobrevivir más allá de la pandemia. El doctor en Economía que predijo la crisis del 2008 subraya desde hace tiempo el cambio a un modelo en el que «la tecnología va a adoptar un gran protagonismo», y en el que el poder de las grandes empresas será clave y cada vez mayor. Estados Unidos se queda, China arrasa con su nueva estrategia de comercio internacional... ¿Qué cambios veremos en Europa? ¿Y en nuestro día a día?

 

—¿Vivimos ya un nuevo modelo?

—La espoleta que puso en marcha el colapso del modelo que había estado en marcha desde el final de la Segunda Guerra Mundial fue la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio en el 2001, porque a partir de ahí China crece a lo bestia. A partir del 2007, los últimos inventos que había hecho el capitalismo para que sus márgenes continuasen creciendo (créditos subprime, productos estructurados, etcétera) son lo último de lo último. Ya el colmo es especular con lo que no existe... A partir de ahí vino el colapso. Siempre que hay una crisis sistémica, se entra en el proceso de definir un modelo nuevo. Hay un nuevo modelo clarísimo, un modelo que no se parece o se parece muy poco al modelo del período final de la Segunda Guerra Mundial-2007. El capitalismo se va adaptando a la evolución de las cosas. Cosas que creo que ya se están viendo de este nuevo modelo: poder inmenso de las grandes corporaciones, con lo que supone de concentración de capital.

—¿Grandes empresas que no tendrán nunca su matriz en España?

—Evidentemente. Olvídate de España. España es un pie de página en el libro de la historia contemporánea.

—¿Qué cambios habrá?

—En el modelo anterior, los países, los Estados, han tenido una importancia capital. Una de las de las cosas en que se hizo gran hincapié cuando acabó la Segunda Guerra Mundial fue liberalizar el comercio. ¿Por qué? Porque se demostró que aumentaba los beneficios y el crecimiento. Para liberalizar el comercio, lo que hicieron fue firmar los Estados acuerdos para levantar aranceles, reducirlos... Ahora, cuando tienes empresas que están presentes en 160 países, el concepto de Estado ha muerto.

—Quizá su poder esté agonizante, pero los Estados siguen ahí...

—Están ahí, por ejemplo, para ayudar en la crisis en las crisis con dinero público. Los Estados, ya desde el 2007, se vuelcan en inyectar dinero. El puente se hace a través de la deuda. A partir del virus los Estados inyectan dinero a mansalva. Lo que están haciendo estas estructuras es sostener la situación.

—Casi el 60 % de la vivienda en España se paga hoy a tocateja. Explícanos.

¿Quién está comprando estas viviendas? Los inversores; básicamente, fondos, para luego alquilar, o bien particulares con un gran colchón financiero. No olvidemos que en España, según un estudio de El Idealista, faltan dos millones y medio de viviendas para alquiler. Por eso los alquileres están tan altos. Si en España hubiera una vivienda pública suficiente, como en Austria, los alquileres serían mucho más bajos.

—¿Y el anuncio del Gobierno sobre más de 90.000 viviendas de alquiler a precios asequibles?

—Eso es un brindis al sol, no se sostiene... De esas viviendas, unas 14.000 ya están okupadas y 10.000 se han de acabar porque están en esqueleto. En España hubo tres bums de vivienda, uno en el franquismo, que fue limitado. El segundo vino a partir de 1986, cuando se lanzó la idea de que era más barato comprar que alquilar. Y el tercer bum se produjo a partir del 2002. Yo no digo que los alquileres que se pagaban antes de la ley Boyer de 1985 fueran correctos, lo que digo es que a partir de esta ley la vivienda en alquiler empezó a dejar de ser asequible y se puso en marcha el fomento de la compra de vivienda, que llegó al paroxismo a partir del 2002, cuando se les daba una hipoteca a todos los que la pedían.

—Señalas que la tecnología será la gran protagonista. ¿Qué traerá ChatGPT? Cada día vemos cinco noticias sobre esta inteligencia...

—ChatGPT apareció en noviembre del 2022... Es una inteligencia artificial de primera generación, necesita a un humano que la ponga en marcha. Pero llegará una inteligencia artificial de segunda generación que será la que tome la iniciativa en las cosas.

—¿Podrá paliar, por ejemplo, la crisis climática mitigando la destrucción del planeta?

—Esa inteligencia artificial de segunda generación, sin ningún tipo de fuerza que la obligue a actuar, y partiendo de la base de que hay un planeta inhabitable, reduciría los recursos a consumir. Sí, creo que podría hacer más por el control medioambiental que nosotros, pero eso tendría consecuencias sobre nuestra forma de vida...

—Con la inteligencia artificial ya se ha ganado la lotería, se reemplazan directivos, ya se hacen selecciones de personal, se opera en quirófano, se imita a grandes del art... ¿Qué más veremos?

—La necesidad de trabajo humano va a ser cada vez menor. Los puestos que está sustituyendo esta inteligencia artificial son los trabajos, en teoría, más preparados. De momento, los trabajos más manuales y de menos valor son los que lo tienen menos mal. El paso siguiente va a ser meterle inteligencia artificial a un robot. ¿Qué pasará? Todos los trabajos rutinarios de baja cualificación van a durar cuatro días a medida que descienda el precio de la tecnología.

—¿Pero no sobran empleos? Hay gente que ya no acepta un empleo en determinadas condiciones... 

—Pero esa gente que elige no hacer nada o hacer menos, de algún modo, subsiste. Habrá un creciente número de personas que no serán necesarias. Como ha dicho recientemente el cirujano Guido Guirardi, los pobres estarán en el Metaverso y los ricos en la realidad. En el 2010, en una conferencia, Jeremy Rifkin dijo que si la evolución de la tecnología continúa como en los últimos 15 años en algún momento del siglo XXI para generar el 100% del producto interior bruto del planeta hará falta solo el 5% de la población.

—¿Cometerá la inteligencia artificial crímenes perfectos?

—Bueno... La Marina de Estados Unidos ya ha aprobado un misil que decide a qué objetivo atacar, sin intervención humana. La tecnología genera mucho PIB y da poder.

—Señala Nadia Calviño que la deuda pública de España se ha reducido respecto al PIB. ¿Es un buen dato?

—La deuda pública de España roza los 1.500.000 millones de euros. Si vinculas la deuda pública al producto interior bruto lo que estás diciendo es, en base a lo que has producido, qué deuda tienes. Imagínate que en un año la deuda pública de España, en volumen de dinero, ni sube ni baja, se mantiene, e imagínate que el PIB aumenta. Si con los datos de diciembre del año anterior haces el ratio la relación-deuda PIB es una, pero cuando pasa un año, como la deuda no ha aumentado y el PIB sí, esa deuda ha bajado... ¿No es hacernos trampas al solitario? Sigues debiendo 1.500.000 millones de euros. ¿Y si el PIB disminuye la deuda pública de España sube? Por eso, siempre se ha de acompañar el ratio de deuda con el déficit.

—¿Qué pasaráa corto plazo con la economía mundial?

—El FMI ha apuntado que vamos a entrar en un período de cinco años con la economía estancada, un fenómeno que no se daba desde hace 50 años. Estoy de acuerdo.

—¿Cómo pueden cambiar la situación unas elecciones, un Gobierno?

—Que gane un partido político u otro da exactamente lo mismo. Es relleno, narrativa. Si Alcoa decide darle carpetazo definitivo a la planta de San Cibrao le va a dar igual quien gobierne...

—Ferrovial levantó una polvareda política importante.

—Lo de Ferrovial no se nos ha explicado bien adrede. Es verdad que se va a ahorrar impuestos, pero Ferrovial no se va por eso. A Ferrovial le interesa cotizar de forma directa en EE.UU. y eso solo puede hacerlo si está en una Bolsa conectada directamente con el sistema bursátil de Estados Unidos. Esa Bolsa en Europa es Euronext, la fusión de la Bolsa de Bruselas, la de Ámsterdam y la de París. Ferrovial tenía que irse a Países Bajos para cotizar de forma directa en EE.UU. Así va a captar más capital estadounidense. Este debate no es un debate político. El Gobierno, pienso, lo que ha hecho ha sido politizar el tema. Pero el tema Ferrovial es económico, no ha habido nada más. La economía siempre ha marcado el ritmo de todo.

—¿China sigue sentada en sillón fumando el puro, viendo que va a ganar? ¿Ganará cada vez más?

—China es, claramente, la ganadora de la guerra de Ucrania, y fíjate lo que está cociendo ahora. Está favoreciendo el comercio internacional en la moneda propia de cada país, y así lo que hace es reducir la importancia del dólar. El chino no tiene ningún lastre religioso ni filosófico. Tienen una mentalidad totalmente comercial. Imagina que Arabia Saudí le vende petróleo a China y le paga en yuanes... Otra idea muy buena que ha tenido China es la nueva ruta de la seda. Todo esto va minando el poder de Estados Unidos, el poder del dólar.

—Algunos españoles han empezado a irse a hacer la compra a Portugal, por el IVA 0 para los alimentos básicos. ¿Es bajar o suprimir impuestos una medida útil?

—A la gente le da lo mismo que el IVA suba o baje, la gente lo que dice es: «¿Yo con 100 euros qué puedo comprar?». El precio de los alimentos va a seguir subiendo o al menos se va a mantener en el nivel en el que está, independientemente de que el IVA lo bajen. ¿Qué pasó con el precio de la vivienda en los años 2002, 2003, 2004,2005? El precio de la vivienda se disparó entre otras cosas porque quien construía una vivienda sabía que a todo el mundo le daban crédito. Con el precio de los alimentos y de los bienes esenciales, yo creo que está pasando lo mismo. A veces compensa vender menos y ganar más. Le pasó a Volkswagen el año pasado: vendió menos coches y ganó más. La bajada del IVA a algunos alimentos me parece una sandez. Las ayudas han de tener nombre, apellidos y dirección postal; no puedes dar una ayuda que sea en forma de café para todos. El IVA de los alimentos ha bajado, sí, pero al final ha sido absorbido. Creo que las cosas, de forma consciente, se explican mal. Hay un gran interés en explicarlas mal, de forma sesgada a fin de generar un conocimiento determinado y parcial de esas cosas, y aquí el color político es indiferente.

—Has eludido recientemente a un «efecto restaurante». Sorprende ver que pese a la pérdida de poder adquisitivo que acusa la clase media los bares y restaurantes se llenan. ¿Sigue el carpe diem del último verano? A vivir que son dos días, hasta donde dé la máquina...

—El único ratio verdaderamente significativo respecto a un restaurante es la facturación media por mesa y día. Tu puedes ver hoy un restaurante con el 10 % de las mesas desocupadas y mañana con el 100 % ocupadas, y sin embargo los ingresos totales del primer día pueden ser mayores que los del segundo. Me comentaba hace unos días una antigua alumna que está dirigiendo un complejo hotelero que antes, en una comida o en una cena, una mesa pedía una botella de vino o varias, ahora es común pedir una copa. Me decía otro exalumno cuya familia tiene dos restaurantes que cada vez son más los adultos que piden menú de niño... Los locales están llenos, pero el gasto baja (aunque ahora esto se haya frenado algo por la inflación). Con los bares y discos es distinto: en vez de dos o tres consumiciones, una, o cero y el cubalibre en una petaca traída de casa. En términos medios, en toda Europa, pero en España más, desde el 2021 se ha estado gastando por encima de los ingresos, la diferencia salía del ahorro, pero la tasa de ahorro en España en el tercer trimestre del 2022 está en el 3,6 %: la más baja de toda la serie histórica. A eso añade la pérdida de poder adquisitivo del 5,6 % que se produjo en España en el 2022. Y sí: sigue el carpe diem, pero ya está llegando al final porque como no hay con qué pagar ya se están recortando gastos: el gasto en alimentación ha bajado y se está cortando gasto en ocio, por ejemplo suscripciones a plataformas. Cuando, a partir del año que viene (tras las elecciones), España tenga que reducir déficit a razón de 7.000 millones anuales, según acuerdo europeo de hace unos días, veremos qué pasa. Pero España se halla en campaña electoral y la cámara, el micrófono y el papel lo aguantan todo.