Sánchez exhibe una imagen más presidencial y trata a Abascal como un representante de Feijoo

ACTUALIDAD

VIOLETA SANTOS MOURA | REUTERS

Más sereno que en el debate anterior, se centró en presumir de sus logros y en agitar el miedo a un gobierno de PP con Vox

20 jul 2023 . Actualizado a las 22:04 h.

Tan pronto empezó el debate, Pedro Sánchez se dio cuenta de que su papel iba a ser el del delantero goleador al que, en el partidillo de los jueves, le quitan la portería a la que chutar. El candidato socialista llevaba casi dos semanas de campaña obviando a Abascal y dirigiendo todos sus misiles contra un Feijoo que ayer no estaba. Concurría además con la necesidad de mejorar el papel desempeñado en el cara a cara que mantuvo la semana pasada con el líder del PP. Y tenía que mantener de la manera más digna posible un diálogo con Yolanda Díaz que no resultara demasiado almibarado ni sirviera para victimizar a Abascal.

En el inició, se vio a un Sánchez sereno, resaltando su imagen presidencial. Dio la impresión de que, aprendida la lección del debate anterior, iba preparado para repeler un ataque inicial de Abascal que no se produjo. Porque el líder de Vox, dentro de su discurso habitual, resultó ser mucho menos correoso que Feijoo, incluso le dejó acabar las intervenciones. Dubitativo al principio, casi esperando unas interrupciones del líder del Vox que no se produjeron, pronto se dio cuenta de que era su gran oportunidad para fijar el mensaje económico que repite en los mítines, algo que no consiguió en el debate de Atresmedia. La actitud de Abascal le permitió recuperar el tono institucional y la soltura que le faltaron en el cara a cara con Feijoo. Y por tanto fue capaz de presumir de los grandes hitos de la legislatura: la subida del salario mínimo interprofesional, el control del IPC gracias a la excepción ibérica del precio del gas, la reforma laboral que ha reducido la precariedad en el empleo...

Aprovechando que Abascal limitaba su intervención en el bloque económico a teimas inverosímiles como que el Gobierno está volando centrales térmicas y presas hidráulicas, Sánchez se lanzó a escenificar su matrimonio con Yolanda, dándole crédito en las medidas laborales, y demostrando un entendimiento y una sintonía con las que ambos pretendieron hacer olvidar las trifulcas que PSOE y Podemos mantuvieron durante toda la legislatura. Fue una intervención casi coreografiada, dándose paso mutuamente, gesticulando al unísono, con intervenciones que podrían ser perfectamente intercambiables.

—¿Verdad, Yolanda?

—Sí, Pedro.

La sincronización alcanzó su zénit cuando Abascal acusó a Sánchez de pactar con Bildu la reforma laboral y quien salió en su defensa fue Díaz, recordándole que en realidad Bildu votó como Vox. Es decir, en contra. Hubo tiempo incluso para que los dos socios intentaran disimular: «Pedro, hay que hacer más cosas, tenemos que mejorar los salarios, tenemos que reducir la jornada laboral», le dijo Díaz. «Tenemos que avanzar, sí, pero con los pies en el suelo», le replicó Sánchez.

En el segundo bloque, cuando tocaba hablar de los derechos sociales, Abascal monopolizó la discusión al poner encima de la mesa las contradicciones de la autodeterminación de género, la ley trans y el sí es sí. Se demostró que eran los puntos más débiles de la izquierda. Sánchez trató de reconducirlo hacia el debate de los derechos civiles y los pactos a los que PP y Vox han llegado en gobiernos autonómicos y municipales, pero no lo logró.

Avanzado el debate, el candidato socialista se dio cuenta de que ya no iba a perder y, al llegar al punto de los pactos postelectorales, lanzó el ataque que tenía preparado desde el inicio de la velada: «El señor Feijoo no está aquí hoy porque le da vergüénza aparecer conjuntamente junto a su socio, el señor Abascal». Con su principal rival fuera del plató, trató a Abascal como un representante de Feijoo. Y aprovechó el debate territorial para agitar el miedo a un gobierno de derechas: «Creemos en la unidad de España pero no a bofetadas. PP y Vox defienden una España muy pequeña en la que solo entran ustedes», sentenció.