Daniel Otero, 25 años: «Estudio, trabajo y he pedido un crédito para pagarme la universidad»

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Tiene ocho matrículas de honor. Este joven de Cangas cursó dos títulos de FP para obtener un trabajo que le permitiera costearse la carrera en un centro privado. También tuvo que pedir un préstamo de 40.000 euros. Ahora, tiene el mejor expediente de la carrera

30 jul 2023 . Actualizado a las 13:36 h.

Con apenas 25 años, Daniel Otero ha logrado alcanzar el sueño por el que lleva peleando mucho tiempo. Él es un ejemplo de que con constancia y esfuerzo, todo se consigue y que, aunque la vida pone dificultades en el camino, nunca hay que cejar en el empeño. Todavía le quedan tres años para graduarse, pero ya ha conseguido lo más difícil, que es entrar en la carrera que quería: Diseño de Productos Interactivos — de videojuegos—; y, sobre todo, poder pagárselo porque se imparte en una universidad privada, en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad). El primer año le ha salido redondo, aprobó con 8 matrículas, el mejor expediente de su carrera. Todo ello mientras teletrabaja por las tarde como desarrollador web para una empresa de Zaragoza (Nettrim Technology). Toda una hazaña y un orgullo para los que lo conocen.

Daniel nació en Alemania, pero de pequeño su madre se volvió a Cangas y fue ella la que siempre lo ha sacado adelante. Lo cuenta para explicar que está acostumbrado a trabajarse las cosas. Que no le han dado nada hecho, pero que también le gusta ser independiente y abrir su propio camino. «Mi familia no es pobre ni nada de eso, lo que pasa es que mi madre es madre soltera y ahora mismo está en paro. Y tiene sus hermanos que me apoyan mucho, pero ellos también tienen sus propias familias y a mí también me gusta no tener que depender de otras personas», explica para contar cómo planeó hacer una titulación de FP con el fin de llegar finalmente a la carrera que deseaba. «Hice dos grados superiores de FP. El primero, Desarrollo de Aplicaciones Multiplataformas, que es, básicamente, el desarrollo de aplicaciones de escritorio y móviles. Es tecnología de programación. Y el segundo fue de Aplicaciones Web. Es diseño y programación web. Estudié esos grados porque tenía bastantes salidas laborales y mi intención era poder encontrar trabajo y, gracias a ello, poder ahorrar para una universidad». «Tenía el objetivo de estudiar esa carrera, la de Diseño de Productos Interactivos, pero, a mi pesar, era en una universidad privada. No tenía dinero y tampoco quería depender de nadie. Entonces decidí estudiar un grado que tuviera algo que ver con lo que luego quería hacer, pero que también tuviera salidas laborales para poder trabajar», cuenta.

Le llevaría algún tiempo

Con esa premisa cursó el primer título de FP, pero vio que necesitaría más tiempo para lograr su objetivo: «Empecé a ahorrar, pero como era mi primer trabajo, tampoco podía esperar ganar demasiado y, claro, me di cuenta de que me iba a llevar algún tiempo, quizás un par de años o así. Entonces, para hacer tiempo, pues hice otro grado superior de FP mientras trabajaba. Lo hice en el mismo instituto que el primero, en el IES de Teis». Pero lejos de lo que pudiera parecer, Daniel nunca fue un alumno brillante: «Tampoco tenía malas notas, pero no eran como ahora. No era el peor estudiante del mundo, ni suspendía todas ni nada de eso, pero, sobre todo, en la época de secundaria y bachillerato, el problema para mí era que si me obligaban a estudiar algo, no me motivaba nada. Y ahora, por fin, estoy estudiando lo que quiero, lo que llevo tanto tiempo planeando. Eso es lo que me empuja».

No le importan las jornadas maratonianas. Durante el curso, por la mañana va a clase hasta las tres, por la tarde trabaja, y por la noche, estudia: «Me han permitido en la empresa hacer reducción de jornada para poder ir a clase», comenta agradecido. Él ya está acostumbrado a estudiar y trabajar al mismo tiempo porque lo lleva haciendo desde el 2018: «Cinco años haré este mes de octubre. Al terminar el bachillerato, me fui a hacer FP a Vigo. El primer año iba y volvía desde Cangas, pero ya el segundo año, gracias a la beca que tuve, me pude mudar a Vigo y ahí fue cuando me independicé y acabé el ciclo. Encontré trabajo en una empresa, era presencial, y ya me quedé a vivir allí».

Más 1.500 euros al mes de gastos 

Pero la universidad está en Madrid, con lo cual, además, de los gastos de la universidad hay que sumar el alquiler del piso y demás: «La universidad me cuesta unos 900 euros al mes. Lo que pasa es que solicité un crédito de 40.000 euros porque el coste total de la carrera es eso. Y, de momento, voy tirando con lo que tengo ahorrado y lo que gano. Gasto unos 1.550 euros al mes solo en formación y en el alquiler. Más luego lo demás. Pero ya tenía bastante ahorrado».

Sobre el hecho de que haya conseguido el mejor expediente de la carrera, trata de quitarse méritos: «No sé, me gusta mucho lo que estudio y estoy muy motivado». Aunque reconoce que su madre está muy orgullosa de todo lo que está consiguiendo. «Pensé que iba a ser mucho más duro, pero la verdad es que me acostumbré rápido y creo que por eso he podido rendir tanto. Tampoco diría que fue sencillo, precisamente. Pero no lo he llevado tan mal. Mientras no me aburra con lo que estoy estudiando, que lo dudo, ¡adelante con ello!», dice.

Uno de los principales escollos, además de las habilidades propias de la carrera, es el inglés. Pero Daniel no entiende de obstáculos: «En la empresa de Vigo en la que trabajaba había compañeros que solo hablaban inglés, entonces diría que me defiendo. No lo uso habitualmente, y si ahora me pides algo, estaría un poco atrofiado, pero yo diría que bien».

Que estudien informática

Eso sí, él no cree que los jóvenes de ahora lo tengan más difícil que la gente mayor y también se pone en la piel de los que tienen más de 50 años y están buscando trabajo: «No los contratan». «Sé que no todas las carreras tienen las mismas salidas y si tuviese que darle un consejo a un joven, le diría que si quiere encontrar trabajo, que estudie informática. Y si no le gusta, pues algo similar que sea de su agrado».

Daniel no conoce a nadie que trabaje y estudie a la vez como él, pero a sus amigos tampoco les sorprende que lo haga ni sus buenas notas: «Mis amigos ya me conocen y saben que esto lo quería hacer hace tanto tiempo que, al ver los resultados piensan que es lo lógico». Y explica que a pesar de todo lo que hace, también tiene tiempo a salir y quedar con su gente. Eso sí, «en época de exámenes el ocio se acaba durante un mes, hasta que termine». Dani pasará todo julio en Madrid, porque ahora hace la jornada completa en la empresa donde trabaja, «para ganar un poco más y aprovechando que no hay clase». No teletrabaja desde Cangas porque llevar todos los equipos que necesita sería un jaleo. Eso sí, en agosto, podrá disfrutar de la playa, de sus amigos y de su familia. Está deseando. Y se lo tiene más que merecido.