Los precios vuelven a subir al 2,6 % en agosto a lomos de los combustibles

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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Oscar Vázquez

Tras el mínimo de junio, la inflación repuntó por segundo mes consecutivo

31 ago 2023 . Actualizado a las 08:44 h.

La inflación no se ha ido de vacaciones, así que los precios no han aflojado durante el verano. Todo lo contrario. Según los datos avanzados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el índice de precios de consumo (IPC) encadenó en agosto su segundo mes al alza, haciendo de estas vacaciones las más caras de la historia: un 2,6 % más que hace un año. Y es que, a falta de que el 12 de septiembre se conozcan las cifras definitivas, el avance indica que los precios subieron un 0,5 % respecto a julio, y tres décimas comparados con el mismo mes del año anterior.

La explicación a este nuevo calentamiento del IPC —en julio subió cuatro décimas, hasta el 2,3 %— hay que buscarla principalmente en la nueva escalada del coste de los carburantes y los combustibles, que ha encarecido llenar el depósito del coche en el mes de mas desplazamientos del año.

Por contra, Estadística destaca que la electricidad subió menos de lo que lo hizo en agosto del 2022.

La subyacente dobla a la general

Pero, más allá de la evolución del índice general, la principal preocupación está en el comportamiento de la inflación subyacente, que es aquella que excluye alimentos frescos y productos energéticos (por su mayor volatilidad) y que marca hasta qué punto el encarecimiento del coste de la vida se ha trasladado ya a la producción y es persistente. Así, aunque en agosto bajó una décima, hasta situarse en el 6,1 %, sigue más que doblando la tasa general, que rebasa en nada menos que 3,5 puntos. Cabe recordar que precisamente hace una semana, en la reunión de los bancos centrales del mundo en Jackson Hole, el responsable de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, señaló que habría que esperar a ver cómo se comportaba la inflación subyacente antes de decidir si pausar la subida de tipos o continuar elevándolos, algo que comparte el Banco Central Europeo (BCE). En EE.UU. lleva dos meses bajando, y, frente al máximo de febrero, del 5,4 %, cerró junio en el 4,3 %.

En clave nacional, el Ministerio de Economía, que dirige en funciones Nadia Calviño, valoró en positivo la inflación de agosto. Señaló que, pese a la subida, el IPC adelantado por el INE ayer consolida a España como «uno de los países de la zona euro con una menor inflación», tras bajarla cerca de ocho puntos en el último año. «Esto favorece la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios», subrayó el ministerio.

Los datos del INE también avanzan que en agosto el IPC armonizado, es decir, el que emplea Eurostat para comparar a todos los países europeos, situó su tasa interanual en el 2,4 %, tres décimas por encima de la tasa registrada en el mes anterior, mientras que avanzó cinco décimas con respecto a julio.

El ministerio también puso en valor las medidas paliativas acometidas por el Ejecutivo, insistiendo en que han hecho que el país tenga «uno de los mayores niveles de crecimiento económico con menores niveles de inflación» dentro de la UE.

Estabiliza los precios en el 2 %

Por su parte, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, subrayó ayer en una conferencia en Barcelona, precisamente sobre los efectos de la inflación y la redistribución de la riqueza en los hogares, la importancia de que los precios vuelvan «a niveles consistentes» con el objetivo del 2 % en el medio plazo. Por ello, indicó que no le preocupa el repunte hasta el 2,6 % en agosto, ya que es «compatible con esa visión de medio plazo en la que la inflación irá convergiendo progresivamente hacia el objetivo» del BCE.

Aseguró que esa estabilidad del IPC «es la mejor contribución que la política monetaria puede hacer» para apoyar el crecimiento sostenible de la economía y del empleo y para reducir la desigualdad.

Desde UGT, por su parte, mostraron su preocupación por que la subyacente siga por encima del 6 %, e instaron a las empresas a cesar en su «estrategia de grandes beneficios a costa de la clase trabajadora», una estrategia que, según han denunciado, se basa «en la continua elevación de los precios finales, a pesar de la moderación de los costes salariales».