La guerra entre republicanos paraliza el Congreso de EE.UU.

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Patrick McHenry
Patrick McHenry MICHAEL REYNOLDS | EFE

Dos trumpistas se disputan el cargo del destituido McCarthy

05 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos permanece paralizada y sumida en el caos tras la inédita destitución el martes de su presidente, el republicano Kevin McCarthy, a manos del ala dura de su partido. La guerra civil abierta en la formación conservadora promete complicar la elección de un nuevo speaker, y de paso se traduce en una parálisis legislativa que afecta tanto a los ciudadanos de a pie como al apoyo del país a los esfuerzos bélicos ucranianos.

El despido tuvo lugar gracias a los votos de ocho republicanos, liderados por el trumpista Matt Gaetz, que se unieron a los 208 demócratas presentes en el hemiciclo. Con la destitución de McCarthy no se ha resuelto ninguno de los problemas de gobernabilidad que sufre la Cámara Baja desde el inicio de la legislatura. McCarthy pierde el cargo, pero el pequeño grupo de radicales que secuestró su presidencia, y que ha terminado por condenarle, se queda. Y con ellos, una mayoría republicana profundamente escorada a la derecha. Una posición desde la que tender puentes hacia los demócratas se hace imposible bajo riesgo de terminar como McCarthy.

Ingobernabilidad

Con el Congreso dividido —los demócratas controlan el Senado (51 a 49) y los republicanos la Cámara Baja (221 a 212)—, la falta de gobernabilidad se traduce en un proceso legislativo especialmente complicado. Ninguna de las dos leyes que le han costado el puesto a McCarthy (la de aumento del techo de deuda en mayo y la de financiación del Gobierno federal ahora) habrían pasado sin los votos progresistas. Y a ojos del ala dura republicana, no hay peor pecado que legislar con apoyo demócrata.

Tras la destitución de su presidente, la Cámara no solo queda descabezada sino que, hasta que se elija a su sustituto, queda virtualmente inutilizada. De prolongarse el bloqueo —ocupar la vacante de McCarthy llevará al menos una semana, aunque, si se complica la negociación, tal vez sean varias— la primera víctima podría ser el presupuesto del Gobierno federal. De momento, con la ley aprobada el sábado, Washington tiene fondos hasta mediados de noviembre. A partir de ahí, tanto si la Cámara aún no está operativa, como si no hay un acuerdo sobre los presupuestos, el país podría enfrentarse a un cierre parcial. Pendiente ha quedado también la aprobación de 24.000 millones de dólares de ayuda a Ucrania que Joe Biden pidió al Congreso en julio. Una asignación de fondos que tendrá que esperar a que haya un nuevo presidente.

McCarthy ya confirmó que no volverá a intentar hacerse con el cargo, pero no faltan los candidatos. El primero en oficializarlo fue Jim Jordan, miembro del Freedom Caucus y presidente del comité judicial, una de las puntas de lanza de la defensa de Donald Trump ante las distintas acusaciones que penden contra él. Otro de los que presentaron su candidatura es Steven Scalise, líder de la mayoría republicana y el segundo cargo más importante en el grupo.

De momento la presidencia la ocupa de forma interina Patrick McHenry, que comenzó con dos movimientos simbólicos: expulsó de sus respectivas oficinas a la expresidenta de la Cámara Nancy Pelosi y al exlíder de la mayoría progresista, Steny Hoyer, como supuesta represalia por la falta de apoyo demócrata a McCarthy.