La inflación se ha comido el 40 % de la subida del salario mínimo en cinco años

G. Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

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Juan Carlos Hidalgo | EFE

Díaz busca atar a la CEOE al pacto proponiendo un incremento de 40 euros que los sindicatos ven insuficiente

24 nov 2023 . Actualizado a las 08:55 h.

Un 46,8 %. Es lo que ha subido el salario mínimo interprofesional desde el 2018, el año que marcó la transición entre el Gobierno de Rajoy, que empezó el ejercicio elevando ese sueldo de referencia un 4 %, hasta los 735,9 euros, y el de Pedro Sánchez, que tras la moción de censura anunció el mayor incremento del SMI en la historia, de más del 22 %, lo que lo llevó de sopetón a los 900 euros.

Desde entonces se han producido cuatro revisiones más que han añadido otros 180 euros a la nómina de los 2,5 millones largos de trabajadores que perciben esta remuneración mínima, que se ha incrementado en 344,1 euros en el último lustro.

Pero una cosa es la subida salarial y otra la ganancia real de poder adquisitivo, ya que ese rali del salario mínimo coincidió en el tiempo con una espiral inflacionista que ha elevado el coste de la vida un 19,5 % en esos mismos cinco años, según los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE). De esta forma, en la actualidad harían falta 879,4 euros para adquirir la misma cantidad de bienes y servicios que se podían comprar con los 735,9 euros del salario mínimo del año 2018. O, lo que es lo mismo, de esos 344,1 euros de subida, 143,5 (más de un 41 %) se los ha comido la inflación.

Eso si se ve el vaso medio vacío. Porque si se prefiere ver medio lleno se puede concluir también que el colectivo de asalariados anclados al SMI (que en Galicia son alrededor de 100.000, y que irán a más con cada subida, pues se va alcanzando a gente con sueldos que antes estaban por encima del mínimo) han incrementado su poder adquisitivo un 22,8 % en el último lustro. De hecho, es el incremento acumulado en este período el que ha mejorado la situación de este colectivo, ya que como se puede apreciar en el gráfico que acompaña esta información, históricamente las subidas se habían situado ligeramente por debajo de la inflación, por lo que existía una pérdida sostenida de poder de compra que solo se compensó ligeramente en los primeros años de la crisis financiera.

Díaz pedirá más a la patronal

En ese contexto, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, reaccionó ayer a la oferta presentada la víspera por la patronal, que propuso subir el SMI un 3 % el año que viene y otro tanto al siguiente, lo que supondría un alza de 32 euros en el 2024 y de otros 33 en el 2025.

A diferencia de otros años, cuando esperaba a recibir el informe de la comisión de expertos para fijar su posición, la ministra de Trabajo decidió ayer establecer el marco de la negociación al asegurar que el salario mínimo deberá subir al menos lo mismo que lo haga el coste de la vida, apuntando a una horquilla de entre el 3,7 y el 3,8 %, que es el valor del IPC medio entre diciembre del 2022 y noviembre del 2023, el mismo indicador que se usa para revalorizar las pensiones.

Con esa banda establecida por Díaz, el SMI se situaría el año que viene alrededor de los 1.120 euros, 40 más que en la actualidad. Una propuesta que no se separa ni diez euros de lo que ofrece la patronal, lo que muestra que, a diferencia de otras negociaciones, cuando el Gobierno partía de posiciones más maximalistas, en esta ocasión hay verdadero interés en la Moncloa por atraer a los empresarios al pacto y comenzar una legislatura de alto voltaje político con la foto de un acuerdo tripartito como los firmados al inicio del anterior mandato.

Pero reconstruir los puentes rotos en la antesala de las elecciones (cuando la CEOE también endureció sus críticas a la política económica y se levantó de varias mesas de negociación) no será tan fácil. Y es que la patronal, tras escuchar la respuesta de Díaz a su propuesta, no dejó pasar la ocasión de afear al Ejecutivo que exija a las empresas subidas salariales acordes a la inflación que ellos no aplican esa variable a los sueldos de los funcionarios ni a la actualización de los contratos públicos. «Tiene poco sentido que el Gobierno nos marque una senda cuando luego él no cumple», advirtió el presidente de los empresarios, Antonio Garamendi.

Y luego está la tercera parte en discordia, los sindicatos, que no se conforman ni con el 3 % que propone la CEOE ni con el escaso punto adicional que pretende añadir el Gobierno. Tanto UGT como CC.OO. entienden que una subida acorde al IPC no es suficiente, ya que los precios de los alimentos y otros productos básicos, que se comen la mayoría de los ingresos de estos hogares, han subido casi el triple que la inflación general.