ERC y Junts anteponen a la independencia la rivalidad electoral

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Imagen del Parlamento catalán en el 2017, que muestra al entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (derecha), junto al entonces vicepresidente Oriol Junqueras (segundo por la derecha).
Imagen del Parlamento catalán en el 2017, que muestra al entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (derecha), junto al entonces vicepresidente Oriol Junqueras (segundo por la derecha). Andreu Dalmau

Los comicios europeos de junio y los catalanes del 2025 marcan las estrategias

05 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni Cataluña es Quebec ni España es Alemania. Y la alianza contranatura que Junts y ERC (Junts pel Sí) fraguaron tras el giro secesionista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en busca del objetivo común de la independencia de la comunidad fracturó a la sociedad catalana y también a esas dos formaciones. Junts es la sucesora de la histórica Convergència de Jordi Pujol, la opción de la burguesía catalana. Esquerra Republicana de Catalunya es un partido de centroizquierda cuyo secretario general histórico Josep Tarradellas aceptó la invitación del rey Juan Carlos I de volver a España desde el exilio y reunirse con él en 1977. Tarradellas, según su versión, le dijo que pensaba contribuir a la estabilidad política del Estado pese a sus ideas republicanas. En 1986, el rey le concedió el marquesado de Tarradellas. Pero, ¿qué ha pasado para que la alianza independentista saltase por los aires? Estas son algunas claves.

receso de junts

La huida de Puigdemont. Tras el desafío independentista de octubre del 2017, con referendo ilegal y la proclamación de la declaración unilateral de independencia incluidos, el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quiso emular a Tarradellas, quien estuvo en el exilio a raíz del golpe del 36, y huyó a Bélgica. Pero en el 2017, en España ni había guerra ni dictadura. El Gobierno catalán fue depuesto por la aplicación de un artículo, el 155 de la Constitución, y el Gobierno de Mariano Rajoy convocó elecciones en Cataluña. Junts con 948.233 votos superó al que volvió a ser su rival, ERC, (935.861), en las urnas. Esa victoria no la ha vuelto a ver el partido de Puigdemont desde entonces. En cada consulta electoral su derrota fue en picado, tanto en las autonómicas del 2021 como en las generales del 2019 y del 2023 y en las europeas del 2019. No volvió nunca más a superar a su aliado independentista.

Pacto para gobernar. El diálogo entre Junts y ERC tras las elecciones de finales del 2017 existió. Ambos se necesitaban. Ninguno sacó mayoría absoluta. Acordaron que el que le ganase al otro presidiría la Generalitat (Quim Torra, JxCat) y el que quedase de segundo se haría con la presidencia del Parlamento (Roger Torrent, ERC).

ascenso de erc

Junqueras, cárcel e indulto. El partido dirigido en el crítico 2017 por Oriol Junqueras, ERC, tiene desde entonces una carrera inversamente proporcional a la de Junts per Catalunya en las urnas. Junqueras no huyó al extranjero para evitar el peso de la ley por el desafío al Estado siendo vicepresidente de la Generalitat, se sometió a ella y fue a la cárcel. Después fue indultado por el Gobierno de Pedro Sánchez junto a otros ocho independentistas condenados. Desde las autonómicas del 2017, (925.961 votos), ERC no ha parado de ganarle a Junts: en las europeas del 2019 (1.252.139 frente al 1.018.435 ), en las generales de ese año (874.859 frente a 530.225), en las autonómicas del 2021 (605.581 frente a 570.539) y en las generales del 2023 (466.020 frente a 395.429 de Junts)

Ejecutivo de coalición y ruptura. En el 2021, ERC adelantó por primera vez desde el 1-O a su rival en unas autonómicas al capitalizar la gestión pragmática con el Estado. Logró 33 diputados y Junts se quedó con 32. El acuerdo de que la presidencia de la Generalitat para el ganador y el del Parlamento para el segundo le costó digerirlo a los posconvergentes. Retrasaron todo lo que pudieron esos nombramientos. La convivencia entre los aliados se volvió asfixiante y los de Puigdemont optaron por dejar el Gobierno en el 2022 al tiempo que las dos facciones de Junts, pragmática y combativa, se hacían más patentes.

crisis en junts

Investidura de Sánchez y ley de amnistía. Mientras un sector de Junts tenía claro que había que apostar por Pedro Sánchez para que siguiese en la Moncloa y frenarle el acceso a Feijoo en el 2023, otro tensó tanto la cuerda que a punto estuvo de saltar por los aires el partido. Puigdemont, el único con autoridad sobre dos sectores, tuvo que dar un puñetazo en la mesa. Una secuencia similar sucedió con la tramitación de la ley de amnistía, apoyada por ERC y por un sector de Junts. El otro, el rupturista de Laura Borràs, no cedió. Pero la crisis de Junts viene de lejos, con la distancia de Puigdemont, las inhabilitaciones de Quim Torra y de la presidenta del partido, Laura Borràs, enfrentada al secretario general, Jordi Turull.

elecciones europeas

Junio, un panorama abierto. El desafío del 2017 constituyó un punto de inflexión en los resultados electorales de los comicios europeos. Así, la victoria convergente en el 2014 se revirtió en el 2019, cuando ERC sobrepasó sus sufragios en más de 200.000 votos. Lideraba la lista Lliures per Europa Puigdemont y los exconsejeros Comín y Ponsatí después de que el Tribunal Supremo no apreciara causa «de inelegibilidad». Ateniéndose a ese auto, Puigdemont podría concurrir en junio de nuevo al Parlamento Europeo y dotarse así de inmunidad, esté o no amnistiado. De momento, ERC se desmarcó de Junts apoyando el texto de la amnistía. Es más, al día siguiente de salir derrotada la proposición en el Pleno del Congreso, el presidente Pere Aragonès mostró su sintonía con el lendakari Urkullu y ambos criticaron el rechazo de Junts. Un gesto de humillación a los posconvergenes con quienes el PNV compartió candidatura para Bruselas.

elecciones en cataluña

Febrero 2025. La tramitación de la ley de amnistía necesita ahora 15 días en la Comisión de Justicia para ser enmendada, después ha de ser votada en el Pleno del Congreso y pasar al Senado —donde el PP la retendrá los dos meses que puede hacerlo—, para regresar a la Cámara Baja, lo que nos lleva a mayo. Teniendo en cuenta que Aragonès no posee intención de adelantar las autonómicas previstas para febrero del 2025, Puigdemont no tiene prisa en ser amnistiado para poder concurrir a esos comicios y hacer un regreso triunfal a Cataluña como en su día lo efectuó el republicano Tarradellas. Pero sí le urge apaciguar a su partido si para entonces aún no se ha roto y evitar que la ANC materialice su amenaza de crear otro para aglutinar a los independentistas burgueses pata negra.