Irán aumenta la represión a las mujeres y artistas en medio del descontento
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Los tribunales del país multiplican las condenas a cineastas, músicos y académicos mientras la policía de la moral regresa a las calles
14 may 2024 . Actualizado a las 22:16 h.Irán aumenta la represión contra artistas, mujeres sin velo y críticos contra las políticas de la República Islámica en medio del descontento de la población por la mala situación económica y las tensiones sociales.
Los tribunales iraníes han multiplicado en las últimas semanas las condenas contra cineastas, músicos y académicos, mientras en las calles del país se ha impuesto el miedo ante el regreso de la llamada policía de la moral para reimponer el uso del velo islámico. Las figuras públicas, como cineastas, futbolistas o músicos, han sido objetivo de las autoridades iraníes a lo largo de los años debido a su capacidad de influir, amplificar mensajes o movilizar a la población.
«El alcance e intensidad de la represión ha alcanzado un punto de brutalidad en el que esperamos noticias cada día de otro cruel crimen del Gobierno», denunció el martes el cineasta Mohamad Rasoulof al anunciar que había escapado de Irán tras ser condenado a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus propiedades. Las películas de Rasoulof son un ejemplo de «colusión con la intención de cometer crímenes contra la seguridad del país», según el tribunal que lo condenó.
Los artistas, en la mirilla
El apoyo a las protestas por la muerte de Mahsa Amini le costó al rapero Tomaj Salehi una condena a pena de muerte a finales de abril por sedición, colusión contra el sistema, propaganda e incitación a los disturbios. Otros dos raperos, Vafa Ahmadpour y Danial Moghadam, fueron arrestados la semana pasada en la sureña ciudad de Shiraz por la publicación de un vídeo musical titulado Prepárate, en el que criticaban las condenas a muerte. Además, en las calles de Teherán se libra una suerte de «guerra contra las mujeres», en la que las autoridades están tratando de reimponer el velo con arrestos, multas y expropiaciones.
El aumento de la represión coincide con un creciente descontento popular contra las autoridades. Un descontento popular alimentado por la mala situación económica del país, con una inflación en torno al 40 %, pero también por el pulso por las libertades sociales, sobre todo entre los más jóvenes.