La momia de la mujer que grita, embalsamada con esmero en un gesto de agonía y dolor

La Voz MADRID / EFE

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La momia de la mujer que grita
La momia de la mujer que grita Sahar Saleem | REUTERS

El equipo investigador pudo calcular su edad e identificar diversas patologías y estado de conservación, aunque no determinar la causa de la muerte

02 ago 2024 . Actualizado a las 13:17 h.

Incluso 3.500 años después de morir, su momia mantiene en la cara la expresión de un grito, quizás de agonía. Ahora, 89 años tras su descubrimiento en Egipto, se ha determinado que tenía unos 48 años y que fue embalsamada con esmero y materiales caros para la época, aunque aún no está clara la causa de su fallecimiento.

Investigadores de la Universidad de El Cairo han analizado con las técnicas más avanzadas a la momia conocida como «la mujer que grita» y han publicado sus resultados en Frontiers in Medicine.

La momia fue hallada en 1935 durante una expedición arqueológica para excavar en Deir Elbahari (El convento del Norte), cerca de Luxor. La investigación se centraba en la tumba Senmut, arquitecto y supervisor de las obras reales, y, según se dice, amante de la famosa reina Hatschepsut (1479-1458 a.C.).

En ella se encontraron, además, varios pacientes no identificados, entre ellos esta momia, con peluca negra y dos anillos escarabajos de plata y oro y con la boca abierta de par en par, como encerrada en un grito.

El equipo, encabezado por Sahar Salem, de la Universidad de El Cairo, utilizó diversas tecnologías de vanguardia para diseccionar virtualmente a la momia, calcular su edad, identificar patologías y su estado de conservación.

Espasmo cadavérico

La mujer medía 1,54 metros, tenía unos 48 años —toda una anciana en su época— y sufría una artritis leve de la columna vertebral, evidente por la presencia de osteofitos en las vértebras.

Además, le faltan varios dientes, probablemente perdidos antes de morir, que pudieron ser extraídos, pues la odontología se originó en el antiguo Egipto. Otras piezas dentales estaban rotas o con signos de desgaste, explicó Saleem en un comunicado.

Los investigadores no encontraron una causa evidente de la muerte, a pesar de la característica expresión del rostro, y descartaron que fuera un descuido de los embalsamadores dejarle la boca abierta, pues el proceso fue hecho con esmero.

«La expresión facial de grito de la momia en este estudio podría interpretarse como un espasmo cadavérico, lo que implica que la mujer murió gritando de agonía o dolor», consideró Saleem. El espasmo cadavérico es una forma rara de rigidez muscular, típicamente asociada a muertes violentas en condiciones físicas extremas y emociones intensas.

El rostro de la momia en el gesto en el que fue preservada.
El rostro de la momia en el gesto en el que fue preservada. Sahar Saleem | REUTERS

Este no es el primer caso de una momia que aparece con ese rictus facial, Saleem indicó a Efe que este es el tercer caso que ella ha investigado. En el 2020 se publicó otro estudio, en el que participó la investigadora, sobre otra momia de mujer con la misma expresión facial con una antigüedad de más de 3.000 años.

Embalsamada con costosos materiales

No se encontró ninguna incisión de embalsamamiento y la momia conservaba el cerebro, el diafragma, el corazón, los pulmones, el hígado, el bazo, los riñones y el intestino, lo que fue una sorpresa, ya que el método clásico en el Reino Nuevo (1550-1069 a.C.) incluía la extirpación de todos estos órganos excepto el corazón.

Conservar los órganos internos se ha identificado tradicionalmente con un mal proceso de momificación, pero la experta destaca detalles que contradicen esa creencia.

«Aquí demostramos que fue embalsamada con un costoso material importado. Esto, y el aspecto bien conservado de la momia, contradice la creencia tradicional de que la no extracción de sus órganos internos implicaba una mala momificación», explicó.

Las pruebas señalaron que la mujer fue embalsamada con enebro e incienso, materiales costosos que tuvieron que importarse a Egipto desde el Mediterráneo oriental y África oriental o el sur de Arabia, respectivamente. Su cabello natural fue teñido con henna y enebro, además la larga peluca, hecha de fibras de palmera datilera, fue tratada con cuarzo, magnetita y cristales de albita, probablemente para endurecer los mechones y darles el color negro preferido por los antiguos egipcios porque representaba la juventud.

Hasta 1998, la mujer que grita permaneció en la Escuela de Medicina Kasr Al Ainy de El Cairo, donde en las décadas de 1920 y 1930 los investigadores estudiaron muchas momias reales, entre ellas la de Tutankamón.

Posteriormente, fue trasladada al Museo Egipcio de El Cairo a petición del Ministerio de Antigüedades. Desde 1935, el ataúd y los anillos de la momia se exponen en el Museo Metropolitano de Nueva York.