Iñaki Martínez, escritor: «Este es el momento en que se empiezan a contar los episodios más oscuros de la historia de ETA»
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Martínez presenta su libro «Manto de silencio» este jueves a las 19.00 en la librería Nobel de A Coruña, acompañado por Coral Rodríguez Fouz
26 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El 23 de julio de 1976, Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, uno de los últimos intelectuales que intentaron cambiar el rumbo de ETA, desapareció sin dejar rastro. Lo vieron por última vez en la zona de San Juan de Luz, en el País Vasco francés, subiéndose a un coche con dos compañeros de la organización. Su cuerpo nunca llegó a encontrarse.
«Es un tema que tenía desde hace tiempo en la cabeza —cuenta el escritor Iñaki Martínez (Guatemala, 1954)—. Me sorprendía que no se hubiesen escrito más que pequeños artículos sobre ello, o pequeñas referencias, pero es comprensible por todo el miedo que había». La última novela de Martínez, Manto de silencio, explora las sombras y recodos alrededor de la desaparición «y segura muerte» de Pertur, además de retratar a un sector de ETA que, pese a la radicalidad, creyó que existía otra manera de hacer las cosas. La presentará esta tarde, a las 19.00 horas, en la librería Nobel (A Coruña), junto a la exparlamentaria vasca Coral Rodríguez Fouz.
Martínez, de madre panameña y padre vasco, creció en Vizcaya y el tema lo toca de cerca. «Yo no estuve en la estructura de ETA, ni mucho menos, pero sí participé en organizaciones de masas —así se llamaban— que promovía su división político-militar en 1975 y 1976, mi época de estudiante en la Universidad de Deusto». Con la memoria empapada de aquella atmósfera, de aquel ambiente que le resulta tan cercano, Martínez empezó a trabajar en una novela que también tiene mucho de crónica.
«Pertur era un hombre muy joven, pero muy adelantado a su tiempo —cuenta—. Muy leído, muy curioso por lo que sucedía en el mundo, siempre andaba con libros debajo del brazo. Y él vio claro desde el 1975 que ETA debía abandonar las armas en cuanto llegara la democracia». Martínez está seguro de que lo mataron por ello. Lo mataron «precisamente los que no querían que ETA cambiara de rumbo, sino que continuase como continuó hasta muchos años después».
Pero, por mucha certeza que albergue, no quiere condicionar al lector. Todo lo contrario, intenta convertirlo en detective. «Pongo en una balanza todos los antecedentes que ocurren antes del día de su desaparición». Se refiere a las disputas políticas entre las dos facciones de ETA, que habían llegado a un grado máximo de enfrentamiento. Al secuestro y asesinato de Ángel Belasari, que causó una conmoción extraordinaria en el País Vasco, porque era un empresario «muy vasquista, patrocinador del idioma vasco». A la carta que Pertur iba a mandar a la militancia, explicando que ese asesinato no había sido responsabilidad de la organización, sino de los comandos especiales, que lo habían ejecutado sin permiso. A la carta que escribió a su compañera de entonces, Lourdes Auzmendi, que Martínez transcribe fielmente en la novela. Al último día en el que se vio a Pertur con vida, en compañía de los dos grandes sospechosos de haber acabado con él.
«Todo eso lo pongo en un platillo de la balanza. En el otro, pongo las supuestas reivindicaciones de las Triple A [unas brigadas que servían como tapadera a las fuerzas del régimen] hechas por teléfono, de manera anónima. Unos recortes de periódico que hablan de la extrema derecha argentina o chilena. Una serie de indicios que a mí me parecen mucho más vagos. Luego le entrego la balanza al lector, para que él llegue a las conclusiones que considere».
El derrumbe del silencio
«Cuando ETA dejó las armas, creo que muchas personas, sobre todo en Euskadi, pensaron que había que pagar un precio —reflexiona Martínez—. Y ese precio era el silencio sobre lo que había ocurrido». Ahora, casi 15 años después, el manto de silencio empieza a caer. «Este es el momento en que se están empezando a contar muchos de los episodios que están a oscuras en la historia de ETA».
Para Coral Rodríguez Fouz, que conversará con Martínez durante la presentación, «más que un manto de silencio es un muro. Un muro impenetrable». Su tío fue uno de los tres jóvenes gallegos que, en 1973, cruzaron al País Vasco francés para ver una película y tuvieron la mala suerte de encontrarse con varios miembros de ETA. Humberto Fouz, Jorge García y Fernando Quiroga también desaparecieron, como Pertur, en la zona de San Juan de Luz, y tampoco se ha vuelto a saber de ellos.
«Yo creo que nunca lo han reconocido porque hay quienes quieren defender la teoría de la ETA buena y la ETA mala, supongo que para justificarse —explica Fouz, que nació en A Coruña, donde reside desde el 2007—. No quieren decir que en 1973 ya eran el monstruo que han sido siempre».
Como exmiembro del Senado español por el PSE-EE y exdiputada en el Parlamento vasco, Fouz lo intentó todo para que ETA reconociese el asesinato de su tío y sus amigos, y para encontrar sus restos. «He emprendido todas las iniciativas que he podido, pero no han llegado a buen puerto. Aunque sé que Iñaki todavía conserva una pequeña esperanza».
Ella ve la presentación de hoy como una forma de mantenerlos vivos. A Pertur, a Humberto, a Jorge y a Fernando. «Nadie muere del todo mientras siga en la memoria de quienes lo conocieron. Es la victoria que tenemos. La victoria que hemos conseguido ha sido romper el muro de silencio».