Carlos Moedas, de delegado de la troika a consolidarse como alcalde de Lisboa

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

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Carlos Moedas, durante la celebración el domingo de la victoria electoral.
Carlos Moedas, durante la celebración el domingo de la victoria electoral. ANTONO PEDRO SANTOS | EFE

Asume un segundo mandato con el objetivo de acometer los graves problemas estructurales de la capital como la falta de vivienda

15 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El final del primer mandato del conservador Carlos Moedas (Beja, Alentejo, 55 años) al frente del Ayuntamiento de Lisboa coincidió con una tragedia. Cuando la campaña electoral ya se tejía con los enquistados problemas de vivienda, exceso de turismo, suciedad y seguridad urbana, el elevador da Glória descarriló y mató a 16 personas. Un suceso que marcó las semanas siguientes, en la que las coaliciones conservadora (PSD, CSD e Iniciativa Liberal) y progresista (PS, Livre, animalistas y Bloco de Esquerda) registraron un empate técnico hasta la madrugada del domingo. Se deshizo a última hora, pero la victoria de Moedas fue contundente, con unos 30.000 votos y dos ediles más que Alexandra Leitão.

De nuevo, Moedas desafiaba los sondeos, que hace cuatro años le daban muchas menos posibilidades de llevar a su partido, el PSD, a romper con 14 años de dominio socialista en la capital. Lo consiguió por solo 2.000 votos y con menos ediles que toda la izquierda junta —en Portugal, el candidato más votado es nombrado alcalde independientemente del número de escaños logrado—. Aunque espera que su nuevo mandato sea más fluido, necesitará apoyos, para los que no cierra la puerta a nadie —«hablaré con todos alrededor de la mesa», ya ha prometido— y pide «poner a Lisboa por encima de todo», sin caer en intereses partidistas.

Polarización

Moedas había dudado sobre si optar a la reelección, pero lo hizo siguiendo una receta muy actual: polarización constante, asociando a Leitão a la extrema izquierda y llegando a tacharla de «cínica» por no pedir su dimisión tras el accidente del funicular. Una retórica enrevesada que ya se le afeó cuando, el año pasado, puso en duda los datos oficiales de la policía: «Podemos tener un número menor, en las estadísticas, pero la criminalidad es mayor», dijo para justificar mayor presencia policial.

La inseguridad fue una de las puntas de lanza de su campaña, a pesar de que la ciudad sufre graves problemas estructurales como la falta de vivienda, que marcará estos cuatro años. Por otra parte, su voluntad de imprimir mayor dinamismo empresarial y rejuvenecer la capital encaja con su perfil: domina cuatro idiomas, vivió en cinco países y alternó una prominente carrera corporativa con su trayectoria política.

Este economista e ingeniero llegaba a la alcaldía tras un año al frente de la fundación cultural Gulbenkian y cinco como comisario europeo de Investigación, Ciencia e Innovación. Puestos que diluyeron el sambenito de haber sido el encargado de aplicar las medidas del rescate financiero de la troika durante el Gobierno de Passos Coelho.

En estos cuatro años, solo parece haber ocultado a su familia en las redes sociales, donde le gusta mostrar sus relaciones con personalidades culturales o políticas; Ayuso, entre las destacadas.

Si su primer mandato terminaba lamentando una tragedia, el segundo empieza con la necesidad de esclarecer responsabilidades: Moedas aplazó para el lunes siguiente a las elecciones la reunión donde evaluar lo ocurrido.