Los gallegos aún esperan el «milagro Milei»
ACTUALIDAD · Exclusivo suscriptores
La economía de Argentina sigue complicada para los descendientes de migrantes
08 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Muchos consideran que Argentina vive el día de la marmota, y las sucesivas crisis que atraviesa el país no hacen más que confirmarlo. Aunque el Gobierno de Javier Milei logró controlar la inflación —una de las peores pesadillas de los argentinos— y en las últimas elecciones legislativas logró revalidar un voto de confianza, casi todas las otras variables de la economía siguen complicadas; y de ello también pueden dar buena cuenta los gallegos —sobre todo sus descendientes— que pueblan Buenos Aires, en lo que se considera la quinta provincia gallega.
Si bien la época de gloria de los cientos de centros gallegos que habitan la geografía porteña ya pasó, el hecho de que más de la mitad de los españoles embarcados en Galicia, Asturias y el País Vasco entre 1882 y 1930 hayan elegido Argentina como destino, dejó huellas que resuenan hasta hoy. En ese lapso de tiempo, llegaron al país casi 1,6 millones de españoles que hicieron grupo y fundaron instituciones que les permitieron hacer más llevadera la distancia con sus lugares de origen.
Además del Centro de Galicia y el Centro Gallego de Buenos Aires, hoy existen al menos 27 asociaciones avaladas por la Xunta de Galicia, que continúan funcionando —principalmente en Buenos Aires—, y cuyo objetivo es difundir y preservar la cultura gallega, como el Centro Noya Rianxo o los Fillos do Porto do Son, por mencionar solo dos de estas agrupaciones.
Estos datos históricos son los que explican la enorme demanda de nacionalidades en el país, un siglo después, pero para viajar en sentido contrario, es decir, desde Argentina hacia España. El furor por el pasaporte español también lo explican las crisis económicas cíclicas en las que vive sumido el país. «Yo estimo que en Argentina se van a emitir cerca de 1 millón de ciudadanías por esta ley, cuando el total en el mundo es de 3 millones, más o menos», cuenta la abogada Florencia García, especializada en este tipo de trámites.
«La mayoría de mis clientes lo hace por las dudas, como para tenerla de resguardo. Si bien hoy en Argentina no existe la misma inestabilidad que en otras épocas, nunca se sabe. Estuve en España hace muy poco, y tengo amigos viviendo allí, y sé que residir ahí es muy costoso, los alquileres son muy caros y los salarios tampoco son altísimos, aun siendo profesional». El punto que toca García no es menor, la idealización que se hacía de la vida en otros países ya no es lo que era —sobre todo de Europa y Estados Unidos—, y el enorme flujo de información que habilitaron internet y las redes sociales tuvieron como consecuencia derribar algunos mitos. Es decir, contar con la posibilidad de trabajar y vivir en España, o en la Comunidad Europea, no es lo mismo que llevar adelante la idea y hacer la experiencia, o concretar la fantasía de que, sí o sí, en otro país se vive mejor.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística de España del enero pasado, al menos 415.000 personas migraron de Argentina a España desde comienzos del siglo XXI, y el vencimiento de la Ley de Memoria Democrática (o Ley de Nietos), en octubre de este año disparó las solicitudes de nacionalidad, y probablemente también haga crecer el número de gente dispuesta a viajar, probar suerte, o cambiar de aire.
Una historia migratoria
Entonces, aunque hoy en Argentina los números de habitantes nacidos en Galicia no se condicen con los de otras épocas, las facilidades que ofrecen las conexiones globales han reforzado contactos y dado lugar a nuevos vínculos; los interminables viajes en barco han sido reemplazados por prácticos vuelos; y los tiempos de envío y recepción de cartas postales, por correos electrónicos o WhatsApps, que hicieron las interacciones mucho más fluidas.
En este sentido, la búsqueda de familiares a uno y otro lado del Atlántico también creció con el uso de las redes sociales, y propició nuevos encuentros. Es muy común un rumor que dice que cada vez que un argentino aparece en una aldea de Galicia preguntando por sus antepasados, los lugareños tiemblan porque temen que vaya a reclamar alguna propiedad en herencia.
Como sea, los vaivenes de la economía argentina han hecho del país uno de los destinos más caros del mundo, y eso ha supuesto una merma de ingresos de extranjeros —incluidos españoles y gallegos— al país. Por otra parte, los altos precios han superado a la inflación como una de las principales preocupaciones de los argentinos. A diferencia de otras épocas, cuando el país se vendía como una tierra de oportunidades, las incertidumbres de sus ciclos económicos no generan grandes motivaciones.
Hoy por hoy, un salario mínimo en Argentina equivale a unos 215 euros, mientras que una cesta básica —bienes y servicios esenciales— para una familia de 4 es de 785 euros. Es decir, la preocupación por la desaceleración de la inflación fue reemplazada por la recesión, el ajuste de la economía y una disparada de los precios en dólares.
La polémica en torno a cómo pueden convivir constantes aumentos de precios y una baja de la inflación esta instalada. «¿Cómo la inflación va a ser del 2,3 % [cifre de octubre] si todo aumenta mucho más?», es algo que se preguntan millones de argentinos. La desconexión entre la desaceleración del Índice de precios al Consumidor (IPC) que mide el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y los fuertes aumentos de precios ha reavivado el debate acerca de las cifras del ente oficial. El conflicto radica en las bases y las ponderaciones que se utilizan para su medición, y las dificultades metodológicas para medir la inflación en Argentina sumida en una inestabilidad económica crónica.
Con vistas a la cultura gallega
Pese a todo, Argentina también es un país en el que sus habitantes han aprendido a lidiar con crisis de todo tipo y color, y resulta atractiva no solo por los lazos históricos que la unen con Galicia o España, sino por su enorme oferta gastronómica y cultural.
En cuanto al teatro, en la ciudad de Buenos Aires conviven, y se retroalimentan, el circuito más comercial y el independiente, con pequeñas y grandes salas en las que se ofrecen cientos de obras para todos los gustos.
Pero el mundo editorial merece una mención aparte, además de las emblemáticas librerías de la avenida Corrientes —abiertas las 24 horas del día—, y de la Feria del Libro, un fenómeno que crece cada año es el de la Feria de Editores (FED), en la que las editoriales más pequeñas —y no tanto— aprovechan para dar a conocer sus producciones. Paradójicamente, la compleja situación que se vive parece impulsar las producciones culturales de todo tipo, y permite hacer algo con eso que conmueve, aun y a pesar de las crisis.
Liliana Caneda: «No soy optimista con la situación actual que veo en el país»
Los argentinos de origen gallego resaltan la complejidad de vivir en el país bajo el mandato de Milei
Liliana es contable e hija de gallegos: su madre y su padre se conocieron en el salón de la Casa de Galicia de Buenos Aires, uno era originario de Vilalonga y el otro de Dena. Es decir, que la única mezcla que tienen sus hijos es la de Lugo con Pontevedra, porque sus abuelos paternos eran lugueses. «En los últimos años no es fácil encontrar gallegos que hayan venido recientemente», admite. «Después de la crisis del 2001 quedamos muy relegados como destino. Habrá alguna situación, pero es muy excepcional. Yo trabajé en el Instituto Santiago Apóstol cuando recién se abrió, y hasta el 2006, y ahí eran todos descendientes de gallegos. Pero la experiencia de estos últimos años es como la de mi hijo, la de irse de Argentina, y no la de venir».
El padre de Liliana llegó a Argentina en 1949, con 17 años, y su madre en 1951, y se conocieron unos años más tarde. Para Liliana, a la actual situación de Argentina la define un calificativo frecuentemente utilizado cuando se quiere describir la situación de ese país: compleja.
«Para la comunidad gallega, en particular, porque la mayoría de los emigrantes llegaron a tener sus propios negocios, y entonces son autónomos y se jubilaron con la [pensión] mínima», aclara. «Si bien hay gallegos con negocios que han funcionado muy bien, y de los cuales pueden seguir obteniendo rentas, y esos están un poco mejor, los que se jubilaron con la mínima no la están pasando nada bien y dependen de la ayuda de los hijos».
Liliana opina que la ausencia de nuevas generaciones de gallegos en Argentina también se debe a que, actualmente, la situación en España es mejor que en la del país austral, que ya acumula muchos años de crisis. «También hay que pensar que acá hubo muchos golpes de Estado, y muchas situaciones complicadas desde el punto de vista político», opina.
«En lo personal, no soy nada optimista con la situación actual porque lo que veo es algo muy parecido a lo que fue la dictadura o la época menemista. Es decir, hay un determinado porcentaje de gente a la que le va muy bien, pero la pobreza crece de manera importante, por más que nos digan que algunos índices bajan. Vos ves cada vez más gente durmiendo en la calle, mucha más de la que veías hace diez años atrás. Me encantaría ser más optimista, porque tenemos un país súper rico y con un montón de posibilidades, pero no puedo», concluye la contable.
Lucas Goas, economista: «Argentina siempre está instalada en algún tipo de crisis»
Lucas es hijo de Liliana Caneda y emigró a Galicia en dirección contraria al viaje que habían hecho sus abuelos a mediados del siglo XX. «Estaba estudiando el profesorado de educación física y me estaba haciendo cargo del restaurante de mi padre, pero no me daba la vida para estudiar y trabajar, y ahí surgió la idea de venir a Galicia», cuenta Lucas desde Santiago de Compostela, donde pasa sus vacaciones.
«Argentina medio que siempre está en crisis y había que estar mucho sobre los precios y los proveedores, y era un trabajo para dedicarse full time», confiesa. «Entonces, me decidí y en el 2018 empecé los trámites para una beca que daba la Xunta para estudiar un curso de Formación Profesional en Galicia».
Lucas había estudiado en el Instituto Santiago Apóstol de Buenos Aires (centro educativo gallego-argentino), y sus abuelos fueron activos participantes de instituciones vinculadas a la comunidad gallega, con lo cual todo lo relacionado con el tema siempre le fue afín. «Me dieron la beca y llegué a Galicia en julio del 2019, y decidí quedarme con mi familia de Vigo —aunque también tengo familia en Santiago y Sarria—, porque era la ciudad más grande; pero después me alquilé una habitación porque vivía con tíos de ochenta y pico de años y tampoco era plan».
Los comienzos no fueron nada sencillos para el argentino puesto que a las dificultades que se le presentaron con el cobro de la beca, se le sumó la pandemia. «La Xunta tardó en pagar y tuve que buscarme un trabajo para subsistir cuando se me acabaron los ahorros; y como el trabajo no era compatible con los estudios, terminé dejándolos y cuando me depositaron el dinero de la beca, lo devolví».
En la pandemia, Lucas logró mantener el trabajo y cuando terminó el contrato los dueños de la empresa le ofrecieron quedarse, pero terminó desvinculándose. «Volví unos meses de vacaciones a la Argentina y, como muchos amigos míos ya estaban instalados en Barcelona, decidí cambiar de rumbo y la verdad es que estoy contento, Barcelona es una especie de Argentilandia. Ahora estoy gestionando hipotecas en la parte financiera de una inmobiliaria, pero también estoy en un proyecto que tiene que ver con armar la filial del club de River en Barcelona. Eso lo hacemos muy a pulmón».
El plan de Lucas es quedarse en España: «No vuelvo ni loco. La verdad es que no me veo empezando de nuevo con 32 años».
Luis López, peón jubilado: «Tengo que seguir trabajando porque la jubilación no me llega»
Luis López Brigos guarda los mejores recuerdos de la comarca de Chantada (Lugo), donde nació y se crio. Su abuelo materno tenía una bodega en la ribera del Miño donde producía vino y aguardiente, y él emigró a Buenos Aires a los 12 años junto a su hermana, dos años menor, bajo la tutela del capitán del buque argentino Yapeyú, desde el puerto de la ciudad de Vigo.
Durante su vida laboral Luis trabajó en oficios auxiliares de la construcción (instalador, gasista y fontanero), y entre sus aficiones se encuentran el coro, el dibujo a lápiz y la pintura artística. «Ahora estoy jubilado, pero tengo algunos trabajos pequeños que tienen que ver con la construcción», cuenta. «Tengo que seguir trabajando porque la jubilación sola no me alcanza para vivir».
En relación a las medidas adoptadas por el actual gobierno, opina que «si bien Milei prometió una mejora para los jubilados, todavía hay que esperar que cumpla lo que prometió. El problema es que todos los políticos prometen en campaña, pero después no cumplen».
Luis es propietario de una vivienda y eso le permite ahorrarse el pago de un alquiler: «Con mi jubilación y la de mi señora vamos tirando, más algún peso que pueda sumar con mi trabajo», aclara. «Parece que lo de la inflación se acomodó un poco, y espero que mejore todo, sobre todo por mi hija, por mi nieta, y por todos. Yo ya tengo 78 años y los años que me quedan quiero tratar de vivirlos lo mejor que pueda».
La hija de Luis no tiene intenciones de irse a Galicia, tiene trabajo y vive un piso arriba de la casa que en un futuro le quedará de herencia. Respecto a la falta de nuevas generaciones de gallegos en Argentina, también tiene una opinión formada: «Creo que ahora la gente emigra a otros países de Europa porque ven que la Argentina ya no es negocio y que hay otros países que prometen más. Además, la vida aquí no es nada barata».