La educación asturiana se examina de seis «asignaturas pendientes» en este fin de curso

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

Las reválidas, las oposiciones, la adjudicación de interinos, las dietas de los itinerantes o el futuro de Infantil y de la PAU están en el aire

06 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las clases están a punto de concluir pero la actividad en la Consejería de Educación parece lejos de languidecer. Llega el fin de curso y su responsable, Genaro Alonso, tiene sobre la mesa un interminable listado de temas pendientes, algunos puramente de gestión, como las dietas de los docentes itinerantes; otros de gran calado pedagógico, como las reválidas; y unos cuantos de política educativa como el futuro del acceso a la Universidad. No todos están en manos del Gobierno del Principado. Pero, incluso en aquellos de competencias ajenas, ha dado un paso al frente. El actual equipo ha seguido el camino emprendido por su predecesor y se alineado abiertamente con las comunidades anti-LOMCE, en un frente beligerante que se mantiene activo. Del otro lado, el ministerio, las asociaciones de padres y los sindicatos docentes. El puzzle es, cuanto menos, complicado de encajar.

El calendario al que se tiene que enfrentar la Consejería de Educación habla por sí solo.

Del 13 al 21 de junio. Plazo de matrícula en Infantil y Primaria. Los sindicatos denuncian un recorte en el número de unidades de Infantil oculto entre las plantillas que se asignan a las escuelas para el próximo curso. Es decir, se recorta el profesorado de Infantil. La propia Administración ha vuelto a agitar el fantasma de la sangría demográfica, la caída de la natalidad y el descenso en el número de niños que acceden a la educación. La crisis cortó por lo sano la tímida recuperación que se había observado durante varios años seguidos. Una de las ideas que baraja Educación es incorporar a los colegios el último curso de la etapa de Infantil no obligatoria, es decir, a los alumnos de 2 años. El malestar en las escuelas de Infantil y en las guarderías no se ha hecho esperar. Para nutrir colegios, se vacía otro tipo de centros. Sobre este asunto, no hay nada concreto. Está pendiente de definición la gestión del ciclo de 0 a 3 años que, en la actualidad, es un maremágnum repartido entre varias administraciones, sin una política única de personal.  

15 de junio. Prueba de Evaluación Final de Primaria (reválida). A diferencia de lo que han hecho otras comunidades anti-LOMCE, Asturias no se ha declarado insumisa frente a las reválidas. Su política, al igual que ha hecho con otros asuntos en los que el Principado se ha enfrentado al Estado, es extremadamente legalista. Mientras la norma no se derogue, hay que cumplirla. No obstante, ha utilizado pequeñas argucias para descafeinarla. La ha reducido a un solo día. No perseguirá el absentismo que se produzca esa jornada. Comprende a los padres que no quieren cubrir los cuestionarios de contexto,... Para las federaciones de las familias que está en contra -FAPA Miguel Virgós- y para los sindicatos, esto no es suficiente. Ambos reclaman una actitud más valiente y menos simbólica. 

20 de junio. Oposiciones de Secundaria. Al margen del eterno debate sobre las necesidades reales del sistema público y el número de plazas que deben salir a concurso (418 este año), hay otro caballo de batalla. Se trata del modelo de oposiciones, que los aspirantes califican de arcaico, injusto y poco transparente. No entienden que cada tribunal se reserve un número de plazas y que no sea un concurso único, donde todos compitan contra todos y los mejores de cada especialidad se lleven los puestos. No aprueban que aún no se conozcan los criterios de valoración de los exámenes. No quieren que cada tribunal saque una bola con un tema y ponga una pregunta diferente, porque eso genera desigualdades. No encuentran razón para que los llamamientos para la lectura de las pruebas se hagan en papel, en cada centro, y no pueda generarse de forma electrónica y colgarse en internet,... Los opositores reclaman insistentemente mejoras y la administración les ha escuchado, en parte. Se ha comprometido a publicar los criterios antes del 15 de junio. El propio Genaro Alonso ha empeñado su palabra en algunos aspectos, como el sorteo único de temas y que las plazas no se repartan por tribunal, sino que se asigne el global a la especialidad. Sin embargo, ninguno de estos aspectos aparece detallado en las bases y eso genera intranquilidad. Tampoco ha gustado a muchos opositores que los criterios por los que van a ser evaluados se den a conocer solo una semana antes del proceso. Ellos presentan los presentan a sus alumnos desde el inicio de las clases.

21 y 24 de junio. Fin de curso y los docentes itinerantes sin cobrar la dietas. Otro frente abierto es el de las dietas de los profesores que reparten su carga horaria entre varios centros o entre varias unidades de un mismo centro rural agrupado (Cra). El conflicto colea desde septiembre y no tienen visos de resolverse con el fin de curso de Primaria y Secundaria. El problema radica en que la Administración modificó de forma unilateral la fórmula de cálculo. Primero bloqueó el dinero. No pagaba. Dijo entonces que estaba analizando la situación. Cuando comenzó a abonar, las cantidades no coincidían. La diferencia básica está en el punto de partida en el que se pone el cuenta kilómetros a cero. El acuerdo consiste en que sea en la dirección que se considera centro de trabajo. Por ejemplo, en un Cra, sería en las instalaciones en las que está la sede central. Desde ese momento, se suman todos los desplazamiento. Pero ahora Educación quiere que no se empiece a contar hasta el primer sitio en el que se da clase. Aunque pueda parecer una diferencia fácilmente salvable, no lo es tanto. En la zona rural las distancias pueden ser muy grandes y, por tanto, las dietas cuantiosas. Los profesores afectados recuerdan que ellos ponen el coche y ellos son los que se pasan horas al volante. Consideran que es una forma de desincentivar a los docentes y que perjudica a la enseñanza en los pueblos. 

5, 6 y 7 de julio. La última PAU extraordinaria. La primera semana de julio pondrá la puntilla a la Prueba de Acceso a la Universidad. En esos tres días se celebrará la prueba de recuperación, la que antes se celebrara en septiembre. Será el fin de un modelo que todavía no tiene relevo. La reforma educativa de Wert eliminaba la controvertida selectividad, introducía una reválida en Bachillerato y permitía a cada Facultad de cada Universidad realizar pruebas específicas o entrevistas para elegir alumnos. Este método encendió a los rectores que, a través de la Conferencia (Crue), denunciaron se rompía la homogeneidad del sistema público. Mediante un grupo de trabajo integrado por vicerrectores de Estudiantes, liderado por el asturiano Luis Rodríguez, alcanzaron un principio de acuerdo con el ministerio, en el que el sistema era casi idéntico al actual. Mantenía una prueba común y los criterios eran iguales para todos. Sin embargo, las comunidades anti-Lomce, entre ellas Asturias, dijeron no. Alonso ha criticado el nuevo acceso porque hará que las comunidades asuman la tarea de realizar la prueba de acceso que hasta ahora hacían las universidades. Ha señalado que supondrá una ingente cantidad de trabajo porque, además de los jóvenes que quieran continuar con sus estudios superiores, también la harán aquellos que quieren el título de Bachillerato.

1 de septiembre. Los interinos, citados en sus destinos. Educación se ha comprometido a que no vuelva a repetirse el caos del año pasado. El anterior equipo de la consejería, antes del relevo provocado por las elecciones, dejó preparado todo el calendario de inicio de curso y decidió no adjudicar las plazas a los interinos hasta el 31 de agosto, es decir, hasta 24 horas antes de que se incorporasen en sus destinos. Los docentes presentaron numerosas quejas, recordaron que en muchos casos la adjudicación implica mudanzas, sobre todo en los destinos rurales más alejados, y criticaron la falta de sensibilidad de la administración. Ni se imaginaban qué iba a pasar. La herramienta informática de petición falló, los errores se multiplicaron y el propio Gobierno tuvo que retrasar 24 horas más la llegada a los centros de los más de 2.000 interinos. Fue, además, el curso en el que por primera vez tanto los de Primaria como los de Secundaria llegaban el mismo día. Para este verano todavía no hay fecha. Pero, al menos, existe el compromiso de que se hará con más margen. Se baraja la posibilidad de que sea una semana antes. No es que el plazo sea muy holgado, critican los docentes, pero permite coordinar mejor la vida profesional y laboral.