La dirección de Villabona atribuye a una «obsesión partidista» la campaña contra las UTES

PILAR CAMPO OVIEDO

ASTURIAS

Centro Penitenciario de Asturias
Centro Penitenciario de Asturias

Fuentes penitenciarias advierten de que no hay desmantelamiento de las unidades terapéuticas, ni deterioro del centro

02 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El equipo directivo de la macroprisión de Villabona atribuye a una campaña «infundada y difamatoria» el posible desmantelamiento de las Unidades Terapéuticas y Educativas (UTES) del centro penitenciario. Advierte de que estos módulos independientes, que albergan a más de 400 internos que participan en programas integrales de drogodependencia, enmarcados en un modelo alternativo a la cárcel tradicional, funcionan con absoluta normalidad, pero achaca la mala imagen que se proyecta al exterior a personas «interesadas» que pretenden relacionar una menor operatividad de las UTES con un deterioro general del centro penitenciario.

«Esta afirmación, además de injusta y difamatoria, se trata de una obsesión personalista, partidista y política. Las UTES constituyen un magnífico programa de tratamiento que se ha extendido en los últimos cuatro años prácticamente al doble del centro penitenciario», corroboran fuentes penitenciarias.

La Asociación de Familiares y Amigos de la UTE y políticos como Gaspar Llamazares y Antonio Trevín han alertado sobre el progresivo deterioro que sufren estas unidades en unas denuncias públicas que han trasladado a la Junta General del Principado, al Defensor del Pueblo y a la opinión pública. La dirección de Villabona, a la que Instituciones Penitenciarias ha respaldado, ha rechazado tajantemente estas acusaciones. Niega la existencia de incidencias y afirma que en la cárcel asturiana se mantiene la misma situación que venía desarrollando en años anteriores cuando estas unidades eran vistas como un referente nacional e internacional hasta el extremo de que era el espejo para su implantación en otras cárceles.

«En el centro de Villabona se mantienen el mismo número de UTES y trabajan en ellas los mismos profesionales que lo venían haciendo anteriormente. Lo único que ha cambiado en estos años ha sido la situación de unos pocos funcionarios que estaban ocupando y desempeñando labores que no les correspondían al ejercer como educadores y cobrar como funcionarios de vigilancia, sin ajustarse a la legislación administrativa y laboral», subrayan las mismas fuentes. El equipo multidisciplinar que trabaja en estas unidades está integrado por psicólogos, educadores, funcionarios de vigilancia, trabajadores sociales, maestros, monitores y sanitarios.

La dirección de Villabona se remite a las estadísticas que avalan que el centro penitenciario no ha experimentado un repunte en las incidencias en los últimos cinco años, en contra de la imagen externa que se ofrece, según indican fuentes penitenciarias. «No ha habido un incremento de incidentes, ni fallecimientos en los últimos años. Más bien al contrario. Existe un notable descenso en el número global de fallecimientos. Prácticamente la mitad», comentan. 

Las cifras oficiales contabilizan 51 internos fallecidos en el período comprendido entre los años 2008 a 2015; de los que 34 se produjeron entre los años 2008 y 2011 y los 18 restantes entre los años 2012 y 2015. En estos ocho años, murieron 14 presos por sobredosis (8 reclusos entre los años 2008 y 2011 y seis internos entre los años 2012 a 2015), cuatro fueron por suicidios  (uno en 2011, dos en 2013 y uno en 2015); otro interno murió por una agresión en 2011 y se registraron 33 muertes por causas naturales, de las que 15 se produjeron en el mismo centro penitenciario y otras 18 en el hospital.

Incidencias y programas de intervención

Las estadísticas vienen a constatar, a juicio del equipo directivo, que no hay más tráfico de drogas, ni muertes por sobredosis en estos cuatro últimos años. «En los cinco primeros meses de este año 2016 es cuando proporcionalmente está habiendo menos número de incidentes graves y muy graves. La media anual de incidentes graves y muy graves en los ocho años anteriores (de 2008 a 2015) es de 82'5. Y este año 2016, si se extrapola los datos de los cinco primeros meses a todo el año, será de 60», calculan fuentes penitenciarias.

La razón de este descenso obedece fundamentalmente a dos motivos, a juicio de la dirección de la cárcel asturiana. Por un lado, a la implantación de más programas de tratamiento y por otro a la consolidación del programa de intervención en el departamento de régimen cerrado. «Se han consolidado los programas de tratamiento como módulos de respeto. Actualmente ya están funcionando como módulos de respeto el 6 y el 9, destinado a internos varones, y el 10 exclusivamente de mujeres. Antes del año 2011 sólo estaban implantados las UTES y algunos de sus impulsores iniciales se empeñaron en que fuera así, para lucimiento personal, de tal forma que a mayor tratamiento, mayor seguridad», sostienen fuentes penitenciarias. Además, desde el equipo directivo se hace más hincapié en los programas para los primeros grados (internos inadaptados al régimen ordinario o normal), donde, según las mismas fuentes penitenciarias, apenas se han registrado incidencias en este módulo durante los últimos años.