«Nos llama la atención que el PSOE esté encantado de la vida con los peores resultados de su historia»

Pablo Batalla OVIEDO

ASTURIAS

El número 2 de la lista Unidos Podemos en Asturias analiza la campaña y los resultados electorales

05 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En opinión de Segundo González, número 2 de la lista de Unidos Podemos en Asturias para las últimas elecciones, el principal causante del relativo fracaso de la coalición en los comicios del 26-J, más que errores propios, ha sido el éxito de la campaña del miedo llevada a cabo por PP, PSOE y Ciudadanos. González es optimista de cara al futuro a tenor del predicamento que su partido sigue teniendo entre los votantes urbanos, jóvenes y profesionales, se muestra seguro de que el fracaso electoral y las pugnas entre facciones consiguientes no harán saltar por los aires a su partido y recuerda al PSOE que sus resultados han distado mucho, también, de ser buenos.

-Finalmente el sorpasso no se produjo.

-El resultado no ha sido el que esperábamos, y obviamente estamos tristes. Pero lo estamos en términos generales. Nos entristece que el PP, un partido imputado por corrupción en la Comunidad Valenciana y algunos de cuyos líderes tienen casos de corrupción abiertos, un partido estructuralmente corrupto, haya subido en votos y en catorce escaños. Algo así no es motivo de celebración, y nos llama la atención que en el partido socialista, pese a haber perdido cinco diputados y a haber obtenido el peor resultado de su historia, estuvieran prácticamente de celebración el día de las elecciones.

-Más allá de factores externos que hayan podido tener alguna influencia, como el Brexit o el éxito del discurso del miedo, ¿a qué errores propios debe Unidos Podemos haber perdido un millón de votos con respecto a los que en 2015 obtuvieron Podemos e Izquierda Unida por separado?

-Estamos analizándolo. Se ha hablado de la confluencia, y es cierto que en algunos sitios ha ido bien y en otros no ha ido tan bien y habrá que buscar fórmulas que permitan que las confluencias que se hagan funcionen en todos los sitios. En cualquier caso, el próximo sábado sacaremos las conclusiones oportunas y una valoración oficial del resultado en el Consejo Ciudadano, que es nuestro órgano de dirección.

-Según parece a falta de encuestas postelectorales que arrojen datos más concluyentes, la sangría electoral de Unidos Podemos se ha debido más a la abstención de quienes habían votado a Podemos o a Izquierda Unida en 2015 que a cambios de voto. Lo que no está claro es si esa abstención ha sido mayor entre los votantes de Podemos o entre los de Izquierda Unida. ¿Cuál es su opinión?

-Es difícil de decir. A priori los dos lados hemos perdido votos y habrá sitios donde haya perdido más Izquierda Unida y sitios donde la parte que más haya perdido haya sido Podemos. Y yo creo que es probable que en Asturias hayamos perdido más por la parte de Izquierda Unida, pero no es más que una percepción intuitiva pendiente de corroborar en base a datos y encuestas.

-¿Hay, a su juicio, factores específicamente asturianos que expliquen el fracaso de Unidos Podemos, como las tensiones que hubo en torno al puesto de Manuel Orviz en la lista conjunta o la presencia y el peso aquí de un líder nacional contrario al acuerdo como es Gaspar Llamazares?

-Obviamente, en Asturias la coalición se ha enfrentado a más problemas que en otras comunidades autónomas, pero no creo que la cuestión de los sillones haya sido la más importante. Creo que esos problemas se debieron más a las políticas que lleva a cabo Izquierda Unida en la Junta General del Principado, con el apoyo al PSOE y una línea política diferente a aquélla por la que nosotros apostamos. De todas maneras, creo que eso pudo ser causa sólo de las dificultades iniciales para poder llegar a una confluencia. Una vez hecha la confluencia y aclaradas las cosas, hemos tenido una relación cordial y la gente de Podemos y la de Izquierda Unida se han volcado y han trabajado codo con codo en una campaña hecha desde la calle, repartiendo panfletos, mercado a mercado, con muchísimos apoderados y voluntarios. Yo creo que nadie interpreta que la coalición nos haya hecho perder votos. Los factores clave de unos resultados que no esperábamos han sido otros comunes a todo el Estado y sobre todo el discurso del miedo que tanto PP, como PSOE y Ciudadanos han emprendido contra nosotros.

-Llamazares critica con dureza cómo se llevó a cabo la coalición. Habla de una «coalición de laboratorio» acordada a toda prisa por unos pocos dirigentes de espaldas a las bases de ambas formaciones, a las que a su juicio no se llamó a un proceso verdaderamente participativo.

-El proceso fue refrendado por las bases de ambos partidos en consulta vinculante, así que hablar de una coalición desde arriba me parece excesivo, pero yo creo que sí que es cierto que para optimizar la coalición y aprovechar al máximo las capacidades de cada partido que la conforma, para que la suma multiplique, es necesario un proceso de más largo recorrido. Nosotros siempre hemos dicho que no nos gusta el modelo de suma de siglas: lo que tiene que haber es un movimiento de desborde ciudadano que vaya más allá de las ideologías configuradas y de los partidos previamente existentes. Seguramente un proceso de confluencia más largo y pausado hubiera permitido optimizar mucho mejor los recursos de cada partido, aunque hay que tener en cuenta que el cortísimo plazo que se da cuando, como fue el caso, hay unas elecciones sobrevenidas por el fracaso de las negociaciones de gobierno de unas elecciones anteriores, imposibilita otro modelo de confluencia que el que se siguió.

-Llamazares también considera que la estrategia de moderación seguida por Podemos, con esas profesiones de fe socialdemócrata por parte de Pablo Iglesias que dieron tanto que hablar, no resultó creíble.

-Yo no creo que eso haya sido causa de unos resultados por debajo de las expectativas. Si acaso lo ha sido la campaña del miedo a la que se adscribieron tanto PP como PSOE y Ciudadanos, algo, por cierto, verdaderamente llamativo. En cualquier caso, necesitamos son datos que nos permitan un análisis más detallado. Hasta entonces hay que ser cautelosos a la hora de hacer valoraciones y desde luego lo que no procede ni es adecuado es salir al día siguiente de las elecciones a hacer valoraciones precipitadas en función de determinados intereses políticos. Necesitamos tiempo para reflexionar y para hacer autocrítica, y en todo caso debemos hacerla desde la perspectiva de que tenemos unas expectativas de futuro muy buenas. Somos la fuerza con más futuro en este país. De hecho, que nosotros, manteniendo la misma representación que teníamos en el Congreso, estemos tristes y sin embargo en el partido socialista hayan perdido cinco diputados y estén encantados de la vida es muy significativo de en qué momento está cada partido.

-Íñigo Errejón y sus afines dentro del partido critican, sin embargo, la cierta vuelta de Podemos a un folclore de izquierdas -ese fin de campaña cantando El pueblo unido jamás será vencido con los puños en alto- del que en los primeros tiempos del partido se había huido, porque se entendía que espantaba a sectores moderados que, aunque convertidos por la crisis en partidarios de un cambio profundo del sistema, no se sienten identificados con esas banderas y símbolos. ¿Cuál es su parecer?

-Una vez más, habrá que esperar a las encuestas postelectorales para sacar conclusiones más definitivas, pero yo no creo que ése haya sido nuestro principal problema. En Podemos hay gente que viene de muchos sitios: siempre hemos dicho que no pedimos el carné a nadie ni preguntamos a nadie a quién votó en anteriores elecciones ni su procedencia ideológica, y es cierto que esta campaña ha sido algo diferente de la de diciembre en lo simbólico al ir coaligados con Izquierda Unida, que es un partido con una ideología más definida y que le da mucha más importancia que nosotros a los símbolos, pero yo creo que la transversalidad no depende tanto de las banderas que se vean en un mitin como de cuál sea nuestro programa y cuán capaces seamos de canalizar la voluntad ciudadana de cambiar las instituciones de nuestro país y las políticas que nos están llevando a la ruina. Eso se ve muy bien en los mítines, donde al margen de que se cante tal o cual cosa siempre hay banderas de todos los colores. No, no creo que ése haya sido el problema.

-Llama la atención el descenso de apoyos sufrido por Unidos Podemos en las capitales en las que gobiernan las candidaturas de unidad popular en las que participan tanto Podemos como Izquierda Unida. ¿A qué lo achaca?

-Bueno, hemos bajado un poco en votos, pero no hemos perdido la posición ordinal y tampoco hemos bajado mucho en porcentaje. Y en todo caso no hemos bajado sólo en las ciudades en las que gobernamos, sino en todas las grandes ciudades. Lo que hay es una tendencia general que yo creo que se debe a la abstención de gente que no ha considerado que en estas elecciones fuera necesario participar, no a la gestión de los Ayuntamientos del cambio.

-En tanto, como dice el conocido refrán, «cuando no hay panchón todos discuten y todos tienen razón», ¿está comprometida no ya la unidad interna de la coalición Unidos Podemos, sino la del propio Podemos? ¿Asistiremos en las próximas semanas a un período de inestabilidad en el seno de Podemos debido a cruces de acusaciones entre las diferentes facciones o, como decía hace unos días Pablo Iglesias, el partido está más cohesionado que antes de las elecciones?

-Podemos es un partido que no toma sus decisiones en despachos cerrados ni reservados de restaurante, sino en espacios de decisión democrática en los cuales todo el mundo puede participar.  En Podemos se permite la discusión y, a diferencia de en otros partidos, una discusión no significa una ruptura en ningún caso. Habrá análisis, debate y autocrítica y se tomarán las decisiones que haya que tomar, y no sé Podemos está más cohesionado que nunca, pero desde luego es un partido coherente y uno cuyos miembros pensamos que la discusión y la crítica no sólo no son malas sino que son muy positivas: es más, es necesario que las haya, y en consecuencia no hay por qué ocultarlas. La unidad del partido no está comprometida por que las haya, al contrario.

-¿Está tocada de muerte la coalición con Izquierda Unida, o va a mantenerse en el futuro?

-El debate está encima de la mesa, pero yo personalmente creo que se va a continuar con esta coalición.

-¿Estamos abocados a un gobierno de Mariano Rajoy o sigue siendo existiendo la posibilidad, aunque sea remota, de un pacto a la valenciana entre PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas?

-Nosotros dijimos durante toda la campaña, desde el minuto uno, que nuestra voluntad era tenderle la mano al partido socialista para conseguir un gobierno de progreso y de cambio independientemente de que fuéramos primera, segunda o tercera fuerza, porque creíamos que en estas elecciones era importante que el electorado supiera qué iba a hacer el partido al que votasen para que no se repitiera el escenario de bloqueo e inmovilismo en que nos situamos después del 20 de diciembre. Nosotros somos honestos y decimos las cosas como las pensamos; no ocultamos información, y todos los votantes de Podemos votaron sabiendo que íbamos a hacer todo lo posible para que no haya un gobierno de Mariano Rajoy. Dijimos que lo íbamos a hacer y vamos a hacerlo. Por nosotros no va a ser: nosotros vamos a hacer todo lo posible para que no haya un gobierno del Partido Popular, porque creemos que es malo para España, y tenemos toda la voluntad de intentar conformar un pacto a la valenciana, pero los resultados han sido los que han sido y el Partido Popular ha sumado 14 escaños, por lo que es mucho más difícil impedir ese gobierno que lo que era después de diciembre. Que exista esa posibilidad dependerá de lo que haga el resto de partidos y concretamente Ciudadanos y PSOE, que son los partidos que no clarificaron en campaña qué iban a hacer pasadas las elecciones del 26 de junio.

-Vistas las cosas en perspectiva, ¿cree que hubiera sido mejor para Podemos aceptar, después del 20 de diciembre, el pacto con Ciudadanos que proponía el PSOE, en tanto mal menor frente al mal mayor de un gobierno netamente de derechas?

-Es que esa propuesta del PSOE no era honesta. Había números para un gobierno de progreso de verdad: los escaños eran suficientes y eso se fue viendo después en todas las votaciones realizadas en esta corta legislatura, en las que el partido socialista, nosotros y el resto de fuerzas progresistas que tenían representación en el Congreso votamos siempre juntos. No hacía falta buscar el apoyo de Ciudadanos. Sin embargo, lo que hizo el PSOE fue echarse en brazos de Albert Rivera y plantearnos una posibilidad de gobierno con un programa hecho a medida de Garicano y de los economistas de Ciudadanos. No puede ser que se nos convoque a una reunión y se nos diga: «Éstas son las medidas que hay: un 70 u 80% de las que planteaba Ciudadanos y no tocar para nada cuestiones fundamentales para vosotros como subir el salario mínimo o derogar la reforma laboral». PSOE y Ciudadanos no estuvieron dispuestos a ceder en nada, y el hecho de que en todas las reuniones que se nos plantearon estuvieran en la mesa tanto PSOE como Ciudadanos dice bastante de la actitud y de la voluntad que tenía el PSOE de un gobierno verdaderamente de progreso. Los hechos están ahí y todo el mundo sabe lo que ha ocurrido: lo dicen las encuestas.

-¿Existe ahora la posibilidad, por remota que sea, de ese pacto con Ciudadanos, que sigue sumando mayoría absoluta?

-Habrá que evaluar todas las posibilidades, pero desde luego, viendo que tanto Ciudadanos como el PSOE han bajado en escaños en estas elecciones mientras que nosotros mantenemos la misma representación, se tendrá que abrir esa negociación con un formato en el que nosotros nos sintamos representados. Pero no sé si el PSOE y Ciudadanos están por la labor. A tenor de lo que dicen Rivera y Pedro Sánchez al respecto recoge la prensa estos días, no tiene pinta de que estén muy interesados en esa posibilidad.

-O sea, que imposible no es. La puerta está entreabierta.

-Hombre, no es una cuestión que tenga que decidir yo: cualquier posibilidad tendrá que ser refrendada por el consejo de dirección de Podemos. Y ya te digo que lo veo muy complicado, porque lo que nosotros hemos dicho desde el primer momento es que queremos un gobierno de cambio progresista, y en un gobierno así Ciudadanos no puede tener un papel protagonista. Tiene que tenerlo el PSOE, que es la segunda fuerza en escaños y comparte gran parte de nuestro programa electoral, pero no tiene sentido que lo tenga Ciudadanos. Desde luego, tampoco creo que ellos estén por la labor de un gobierno así.

-¿Ha tocado techo electoral la izquierda española con estos 71 escaños? ¿Se ha perdido una oportunidad histórica que no va a volver a producirse?

-No sé el PSOE, pero desde luego Podemos no ha tocado techo: estoy seguro de ello. La progresión es ascendente y, aunque hayamos perdido algunos votos, somos primera o segunda fuerza en las ciudades grandes y la principal fuerza entre los jóvenes y los profesionales. Eso dice a las claras que somos la fuerza que más futuro tiene en este país y la que más posibilidades tiene de cambiar las cosas. Hay que pensar que sólo tenemos dos años de existencia. Aunque no consiguiéramos el objetivo que teníamos, que era ganar estas elecciones, no debemos perder de vista que Zamora no se tomó en una hora y que lo que hemos hecho en tan poco tiempo es asombroso. Habrá que debatir, habrá que aprender de los errores cometidos para poder superar estos últimos resultados y habrá que darle tiempo al tiempo, pero el cambio es imparable.