Una feminista adelantada a su tiempo

Graciela M. Camporro REDACCIÓN

ASTURIAS

Pilar Fernández-Peña junto a Ana Ruiz y Jessica Castaño.Pilar Fernández-Peña junto a Ana Ruiz y Jessica Castaño
Pilar Fernández-Peña junto a Ana Ruiz y Jessica Castaño

Colectivos de mujeres lloran la muerte de Pilar Fernández-Peña, fundadora de asociaciones y luchadora activa en defensa de sus derechos

04 sep 2016 . Actualizado a las 19:52 h.

Una mujer que siempre luchó por los derechos de las mujeres. Así definen sus compañeras feministas a Pilar Fernández-Peña Molleda, fundadora de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias. Falleció la noche del sábado tras batallar durante más de un año contra el cáncer. Trabajó durante décadas al frente de la asociación y luchó encarecidamente por los derechos de las mujeres. También defendió posturas en torno al aborto, la igualdad de salarios y el permiso de maternidad, ideas que en aquel momento parecían extremas. Fernández-Peña lo tenía claro, no quería que ninguna mujer sufriese lo mismo que ella en su día tuvo que sufrir.

Pilar Fernández-Peña Molleda era humilde y nada egocéntrica. A pesar de ser la fundadora de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias, se definía a sí misma como «una más». Durante tres décadas fue el pilar fundamental de la institución. «Nos deja el listón muy alto. Dio la cara por nuestros derechos como la que más. Era todo coraje, nada se le resistía», apunta Jessica Castaño, actual presidente del colectivo. Su voto sirvió para ponerla hace un año al frente de la institución. Castaño destaca su constancia y su trato con la gente, ya que «todo el mundo que trabajó con ella la recuerda». Fernández-Peña es un referente del feminismo asturiano. Luchó por los derechos de las mujeres en una época en la que pocas se atrevían a alzar la voz contra la injusticia. «Se volcó contra la violencia de género en un momento en que apenas se le daba importancia», señala su compañera. A pesar todo, siempre estuvo activa y nunca le faltó una sonrisa, incluso en el último año en el que los síntomas de su enfermedad ya eran más que evidentes.

Desde que se anunciara su fallecimiento, el teléfono de la asociación no ha dejado de sonar. Mujeres de todos los puntos de la geografía asturiana lloran la muerte de la que un día fue su resorte para salir de una mala situación. También los partidos políticos han querido dar su pésame por la pérdida de uno de los símbolos del feminismo de la región. «Más allá de nosotras, ella fue la que sacó esta institución adelante. Incluso estuvo a favor de la incorporación de gente más joven. Decía que era bueno que vinieran nuevos aires», afirma la actual presidenta.

Para Begoña Piñero, presidenta de la tertulia de Les Comadres, el fallecimiento de Fernández-Peña no es solo el de una compañera, sino también el de una amiga. Durante años, ambas compartieron sede y lucharon juntas. De su amiga destaca, sobre todo, su dedicación y su ayuda a las mujeres que en ese momento se encontraban sin recursos tras su separación. «Trabajamos durante codo con codo. Siempre me decía: La mía no ye como la tuya. En Les Comadres les mujeres paguen una cuota. Les míes vienen a la asociación sin nada», recuerda. Piñero asegura que los derechos de las mujeres separadas fue su causa de vida, y es que Fernández-Peña sufrió en primera persona la separación de su marido en una época en la que estaba bastante mal visto. «No quería que las demás lo pasaran tan mal como lo pasó ella. Pocas decidían separarse en aquellos tiempos, menos cuando tenían cuatro hijos. Ahora parece que las mujeres lo tienen todo, pero en aquel momento era distinto. Se quedaban en la calle sin nada, por eso hizo de esto una causa», apunta. Recuerda también que su amiga era una buena pintora. Su vocación le hizo buscar y rescatar durante años a artistas españolas que habían sido olvidadas para su calendario anual.

Más allá de sus años de trabajo en común, a ambas les unía una buena amista. La presidenta de Les Comadres recuerda cómo cada día de Begoña su amiga la telefoneaba para felicitarla, al igual que ella hacía en la festividad del Pilar. «El día de la madre siempre tenía un recuerdo para mi madre y la llamaba para felicitarla», comenta Piñero. Sabe que su Fernández-Peña era consciente del trabajo que había realizado y de cómo mejoró la vida de muchas mujeres. «Estamos mejor que hace años cuando partíamos de menos cero. Aun así, hay que seguir peleando. Todavía queda pendiente la igualdad real».