¿Son peligrosos los osos, lobos y jabalíes para el ser humano?

Pablo Batalla Cueto GIJÓN

ASTURIAS

Un oso en una colmena
Un oso en una colmena

Los expertos rebajan el alarmismo por la aparición de estos animales en entornos cada vez más humanizados

25 sep 2016 . Actualizado a las 14:00 h.

Son tres de los reyes de la fauna salvaje asturiana, y corren buenos tiempos para ellos tras décadas de bordear la extinción. Las poblaciones de lobo, oso y jabalí no hacen sino aumentar, una noticia particularmente buena en el caso de los hasta ahora amenazadísimos plantígrados. «Las poblaciones de oso cantábrico, afortunadamente, están aumentando: ya estamos en los 250 osos y los dos núcleos, el occidental y el oriental, ya están en contacto», se congratula Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. Similar recuperación porcentual experimentan las poblaciones de lobo y jabalí, y ello ha comenzado a generar cierto alarmismo en una parte de la sociedad, preocupada por el goteo de noticias de apariciones de tales animales en entornos cada vez más urbanos, atraídos por la comida fácil que encuentran en nuestros basureros y huertas con fruta sin recoger.

Los antaño esquivos osos ya se dejan ver por la concurridísima senda que lleva su nombre en el concejo de Proaza, y las incursiones de jabalí han llegado a alcanzar los parques del centro de Oviedo. En cuanto a los lobos, su aumento es un quebradero de cabeza sobre todo para los ganaderos, exigen soluciones expeditivas y han encontrado recientemente para tal causa el apoyo de Luis Venta, diputado regional del PP, que clamaba hace poco en Luarca por un baño de sangre lobuna: «Hay que matar lobos. No se trata de acabar con la especie, pero sí con el desequilibrio entre estos animales y los ganaderos», decía, denunciando además el supuesto peligro que los lobos representan para el ser humano.

Es cierto que esa cada vez mayor proximidad de las poblaciones de oso, lobo y jabalí a las zonas humanizadas hace que estos tres mamíferos le vayan perdiendo el más que comprensible pavor que han sentido siempre ante el ser humano, y una pregunta emerge a tenor de ello: ¿son efectivamente peligrosos estos animales para el hombre? Según los expertos en la cuestión, no, aunque con matices. Así lo explica el zoólogo Carlos Nores: «En principio no son peligrosos, más que nada porque en condiciones normales el comportamiento de cualquiera de estos animales va a ser de aversión al ser humano y de huida. Ahora bien, no hay que olvidar nunca que son animales salvajes y que por lo tanto pueden tener, en un momento determinado, reacciones intemperadas que pueden suponer un accidente, sobre todo si la gente se comporta de manera imprudente». Y el problema es que la gente sí se comporta de manera imprudente. Tal como lamenta Nores, «es muy frecuente que haya alguno que presuma de Tarzán y corra a acercarse y hasta a tratar de ponerse encima del animal para hacerse una foto con el móvil».

De la misma opinión es Guillermo Palomero en lo que respecta particularmente a los osos. «A los osos», explica, «no hay que tenerles miedo: no son agresivos y además tienen un olfato y un oído prodigiosos, así que en general advertirán nuestra presencia mucho antes que nosotros la suya y huirán». En todo caso, sigue exponiendo el presidente de la Fundación Oso Pardo, «a veces se dan situaciones en las que, por caminar cara al viento o cerca de un río, el oso no se da cuenta de que estamos ahí y se sobresalta cuando nos ve, y no hay que olvidar que son animales muy fuertes y salvajes». Sea como sea, no hay que asustarse. «Uno tiene», recomienda Palomero, «simplemente que advertir de su presencia, identificarse, hablar, decir “¡Eh, oso, qué tal!” o cualquier cosa y moverse de manera no brusca ni agresiva. Nada de tirarle piedras, ni pegar gritos, ni acercarse a hacerse un selfi: el oso nunca tiene que sentirse amenazado. Si se hace como digo, el oso se dará la vuelta y huirá; si se siente amenazado, puede reaccionar con agresividad y derribarnos y huir».

De cualquier manera, los ataques de estos animales a seres humanos son extraordinariamente escasos, tal como recordaba recientemente el partido ecologista Equo a Luis Venta: «Es falso», explican los ecologistas, «que los lobos pongan en peligro a las personas. No hay casos documentados de ataques de lobos a personas en la península ibérica, ya que el lobo no percibe al ser humano como presa. El lobo huye del ser humano, no lo ataca». Y aun así, en opinión de Nores y Palomero, no es ni mucho menos necesario llegar a los extremos que propone Luis Venta para atajar el problema que pueda suponer la presencia de fauna salvaje en los entornos humanos. «Lo mejor es tratar de que los animales sigan teniendo miedo del hombre echando mano de recursos como las balas de goma, los petardos o cualquier otra cosa que ayude a mantener la situación tal y como ha sido hasta ahora en prevención de situaciones de riesgo», valora Nores.

En Equo lo tienen claro: Luis Venta y «los cargos políticos que dicen eso tratan de hacer una cortina de humo para ocultar la corrupción del Partido Popular, los millones y millones de euros que nos cuestan cada día sus latrocinios».