Farmacéuticos asturianos firman un manifiesto contra la homeopatía

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Recuerdan que se trata de una «falsa terapia» que sólo tiene un efecto placebo pero se comercializan «por miedo a perder clientes»

28 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son cuatro los farmacéuticos asturianos que se han unido al manifiesto y campaña en las redes sociales contra la homeopatía. Denuncian que se trata de una pseudoterapia, sin respaldo de investigación científica y que, pese a todo, se comercializa con naturalidad en las boticas españolas además de estar ganado espacio en las universidades. Frente al argumento de los defensores de la homeopatía de que, en última instancia, es un tratamiento que no genera daños al paciente, los firmantes señalan «el peligro», repetido en varios casos, de que se abandonen terapias efectivas para abandonarse a un medicamento que no resulta más que agua.

Los cuatro firmantes asturianos, tres de ellos boticarios hospitalarios, se encuentran como muchos de los compañeros que suscriben el manifiesto en una situación delicada. En algunas farmacias se venden productos homeopáticos no por su efectividad sino por la rentabilidad a pesar de sus nulos efectos medicinales. Varios de los boticarios que han denunciado esta situación no son titulares de las farmacias y temen represalias en sus puestos de trabajo si aparecen ante el público y en los medios de comunicación para llamar la atención sobre lo que consideran una mala praxis profesional. «En Asturias, salvo cuatro farmacias muy especializadas, a la mayoría los productos homeopáticos no nos dejan grandes ingresos --explica uno de los boticarios asturianos que han suscrito el manifiesto-- pero el problema es que una farmacia que se niegue a venderlos tiene miedo de perder un cliente, la mayoría de los farmacéuticos en Asturias sabe que la homeopatía no funciona pero no están dispuestos a prescindir de ella».

El triunfo de la homeopatía se explica en parte gracias a un vacío legal puesto en bandeja mediante un real decreto por parte del Ministerio de Sanidad. Tiene la consideración de medicamentos a pesar de que no tenga reconocida ninguna función terapéutica. «Lo único que se le exige es que sea inócuo. Pero la consideración de medicamento hace que su venta sea exclusiva en farmacias, y eso la da validad de cara a la sociedad».

El farmacéutico señaló que «mucha gente no sabe en qué consiste en realidad, y cuando se lo explicas ven lo absurdo que es, piensan que es algo así como una valeriana pero no tiene nada que ver. El problema es que lo recomiende un médico y se venda en una farmacia». 

Ninguna curación en 200 años

Los firmantes del manifiesto recuerdan que la homeopatía es una «falsa terapia» y que sus principios están alejados de demostraciones científicas, su funcionamiento, si se da, se debe al efecto placebo. La homeopatía se fundamenta en la administración de cantidades infinitesimales de sustancias que, si se aplicaran en grandes proporciones a un individuo sano, producirían los mismos síntomas que se pretenden combatir. Se supone que estos productos son más efectivos cuanto más diluidos están. Con una pátina de «producto natural» frente a la «química» de los fármacos, se comercializan como medicinas, en ocasiones con altos precios, a pesar de que su efecto medicinal es nulo. Sin embargo, y debido precisamente a su precio, son pocas las farmacias que renuncian a vender un producto que les genera amplios beneficios.

Los firmantes del manifiesto señalan que los productos homeopáticos «incumplen toda la legislación y normativa sanitarias y a la que están sometidos los verdaderos medicamentos». También recuerdan que los estatutos y códigos éticos de los colegios profesionales exigen que los farmacéuticos deben proporcionar una información veraz «no fomentando en ningún caso expectativas terapéuticas injustificadas o inadecuadas»; y que a pesar de todos en algunos colegios ya cuentan con vocalías o que, incluso, hay facultades de Farmacia que incluyen la homeopatía en sus planes de estudio. Todo, a pesar de que «no es ciencia ni ha curado a nadie de nada en más de 200 años».