Los últimos refugiados sirios e irakíes en Asturias entran en «fase de autonomía»

J. C. Gea GIJÓN

ASTURIAS

Refugiados, a su llegada a Madrid
Refugiados, a su llegada a Madrid Diego Crespo

La Fundación Alimerka y Accem firman un convenio que reforzará la inserción sociolaboral de los desplazados en Asturias y León y financiará programas en campamentos

27 oct 2016 . Actualizado a las 17:07 h.

Vieron cómo sus hogares se transformaban en infiernos, huyeron o fueron expulsados de ellos y siguen muy lejos de lo que consideraban «un espacio de tranquiliad y seguridad», pero están empezando a reencontrar algo que se va pareciendo a eso a miles de kilómetros, en Asturias. Los siete últimos refugiados acogidos a los programas de la ONG Accem -convertidos de algún modo en emblema de la actividad de la organización bajo la atención mediática hacia la mal llamada «crisis de los refugiados»- van encontrando en Oviedo, Gijón o Avilés, sus ciudades de acogida, «un contexto de vida» al cabo de seis meses de su llegada. Tras la etapa inicial de reubicación, ahora están iniciando la «fase de autonomía»: mientras siguen recibiendo formación en el idioma, asistencia jurídica o apoyo psicológico para «recomponerse emocionalmente», empiezan también a ganar independencia en pisos de alquiler, bajo programas de inserción sociolaboral o -en el caso de los niños- en centros escolares donde la escolarización se convierte en un telar de «redes sociales» también para sus familiares. Están, en definitiva, algo más cerca del objetivo final: «Sentirse unos ciudadanos más».

El balance lo ha hecho Javier Mahía, responsable en Asturias de Accem, durante la presentación de un nuevo balón de oxígeno en la ayuda a estas personas y a todas las que en el futuro vayan a quedar al cuidado de la ONG en Asturias y León. Todos ellos serán los destinatarios de una nueva línea de ayuda a la cooperación abierta por la Fundación Alimerka, y destinada fundamentalmente a la inserción sociolaboral de sus beneficiarios. Un convenio suscrito con la Accem canalizará algo más de la mitad de 65.500 euros aportados por la Fundación para acciones directas en los entornos de acogida, mientras que el resto se dedicará a programas en los campamentos de recepción de las personas huidas de países en conflicto. 

En este momento, Accem atiende a 51 refugiados en Centros de Acogida  (17 en Avilés, 18 en Oviedo, 16 en Gijón), de los cuales 14 son reubicados (8 en Oviedo y 6 en Avilés). En la «segunda fase», de autonomía, se encuentran 30 personas, una de ellas, reubicada.

Contra la «Europa-fortaleza»

El convenio, cuyas iniciativas para la cooperación se vienen a añadir a las que la Fundación ya desarrolla en materia de salud y alimentación, ha sido presentado hoy en Gijón por Antonio Blanco, director de la Fundación Alimerka, y Julia Fernández Quintanilla, directora general de Accem, quien ha resaltado el valor de la inicativa en un momento marcado por la «preocupación por la Europa-fortaleza», en el que países como Hungría están mandando «mensajes envenenados» a la ciudadanía respecto a la acogida de refugiados, o en el que «hemos visto cómo en Inglaterra hay municipios que se han negado a acoger a niños refugiados que llegaban solos».

La creciente preocupación y el impacto social causado por la situación de refugiados y desplazados «hizo reflexionar», según Antonio Blanco, a los responsables de la Fundación Alimerka, que se decidieron a adentrarse en «un ámbito desconocido» para sus programas de cooperación, y recurrieron para ello a «una entidad de referencia» como Accem, avalada por unos números que ha puesto sobre la mesa su directora general -2.500 personas beneficiarias de sus actividades en los últimos 25 años en Asturias-, pero aún más por lo que no se ha visto ni oído. «Un indicador de que los programas funcionan es que esas personas han sido muy poco visualizadas en Asturias», explica Julia Quintanilla.

La colaboración entre la Fundación y la ONG no es nueva, pero el convenio viene a formalizarla y, más aún, a establecer, según Antonio Blanco, «un compromiso a largo plazo, continuidad y diálogo». Con su presentación pública, más que repartirse medallas, se pretende «poner encima de la mesa el papel que cada uno de nosotros podemos jugar para que las cosas cambien, las personas se sientan acogidas y tengan más fácil el proceso de integración», puntualiza Quintanilla, y también provocar un «efecto dominó» que involucre «a otas empresas y entidades corporativas» e influya en sus «prácticas y políticas de mecenazgo».

«La realidad que provoca la salida de los refugiados y lo que viven no es una foto un día concreto sino una realidad día a día», ha recordado la directora de Accem, mientras que su responsable en Asturias ha remarcado que, además de estas iniciativas civiles y de las respuestas de las administraciones más cercanas, «Europa tiene que cumplir sus compromisos». «Mensajes como estos son una forma de transmitir que hay ciudadanía que está dispuesta», ha añadido Javier Mahía. En la misma dirección ha abundado Julia QUintanilla, quien ha demandado «un cambio de condiciones» para garantizar «acceso legal a países de protección, un proceso de reubicación rápido y respuesta a todos los derechos que hay que respetar, además de los apoyos necesarios tras la llegada y un proceso de integración saludable» para refugiados y desplazados.

«Nos preocupa mucho la deriva de Europa. Durante todo este año los gobiernos se han dedicado buscar excusas para no cumplir los compromisos establecidos. Además, se están planteando elementos en los reglamentos que den lugar a externalizar la acogida de refugiados fuera de las fronteras europeas y extender el tratado con Turquía, con el el que nunca estuvimos de acuerdo, a otro países que no tienen capacidad de asegurar los derechos de esas personas, ni siquiera para sus ciudadanos», ha advertido la directora general de Accem.