Cosas del cerdolí

David Díaz
David Díaz REDACCIÓN

ASTURIAS

Dos ejemplares de jabalí, en La Fresneda
Dos ejemplares de jabalí, en La Fresneda

David Díaz, licenciado en biología y miembro del grupo de sostenibilidad de Equo Asturias, analiza los riesgos de la proliferación del cruce entre cerdo vietnamita y jabalí

01 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de meternos en harina creo oportuno aclarar dos cosas: 1) no pretendo en absoluto dar lecciones morales, sino simplemente invitar a la reflexión de algo que entiendo que llega a ser paradójico y 2) Cerdolí es el nombre vulgar con el que se ha dado en llamar al híbrido nacido de un jabalí salvaje y un cerdo vietnamita, que algunos expertos ya consideran como una nueva especie.

Me gustaría responder en este artículo a tres preguntas, formuladas con el interés antes mencionado de hacer reflexionar: ¿qué tienen en común el cerdo vietnamita, el plumero de la pampa, el cangrejo de río y la cotorra de kramer?, ¿qué tienen en común el cerdo vietnamita, el mapache, el visón americano y la tortuga de california?, ¿qué tiene en común el patriarcado o el machismo con los cerdolís?

Para responder a la primera pregunta, podemos pensar que son especies muy diferentes: un mamífero, una planta, un crustáceo y un ave, y por tanto poco podrán tener en común. Fijándose un poco más, tres últimas especies mencionadas son de origen americano, pero no es suficiente porque el cerdo es de origen asiático. Seguramente para muchas personas que lean la prensa regularmente y con un poco de curiosidad, la respuesta sea más fácil, porque todas estas especies han estado en el candelero recientemente por el mismo motivo: son especies que causan problemas en nuestro entorno. Todas ellas son especies exóticas, de sitios lejanos, traídas a España por el ser humano, todas ellas han pasado de estar confinadas en zonas concretas, normalmente en parques, jardines y granjas a estar libres y medrar por doquier. Todas ellas, como tantas otras, han acabado provocando problemas al propio ser humano que las introdujo.

Pero la cosa no queda ahí, hay algunas cosas más en común: biólogos, guardas y grupos conservacionistas alertaron de los problemas potenciales mucho antes de que fueran patentes. Y todas estas especies acaban siendo un problema político, porque cuando esos problemas crecen la gente afectada se queja y porque esos problemas acaban siendo también de índole económico y social.

El caso es que los políticos dirigentes no toman en cuenta las advertencias iniciales de los expertos y luego se ven arrollados por el clamor de gente que, aun sabiendo poco o nada sobre la especie causante del problema, sí que saben que los problemas son ciertos y que no los quieren sufrir; piden soluciones. Los expertos pedían «prevenir antes que curar». Y cuando los políticos quieren actuar, pensando más en los votos que en los problemas reales, ya es tarde y la solución compleja. Con el cerdolí aún estamos a tiempo de volver a tropezar en la misma piedra.

Vamos con la segunda pregunta.

Después de lo dicho anteriormente es fácil suponer que los tres mamíferos mencionados (cerdo, mapache y visón) son especies que están provocando grandes problemas. Pero seguramente mucha gente se pregunte: la tortuga, ¿también está provocando problemas?

El mapache estuvo en la prensa de Madrid hace unos años porque el número de individuos que se podían encontrar en la sierras del norte de la provincia era ya de muchos cientos. «El mapache es un mamífero de hábitos nocturnos, omnívoro, oportunista y muy curioso que compite vorazmente con especies autóctonas. Se come nutrias, zorros, ginetas, visones, patos o avetorrillos. También se alimenta de sus huevos, pollos o crías. Y no solo eso, a su paso causa daños en la flora y destrozan las cosechas de los agricultores que cultivan las riberas más fértiles de Madrid. Suponen un riesgo añadido para los humanos ya que trasmiten enfermedades...” Todo eso se decía en la prensa hace unos pocos años, y es cierto.

El visón americano, escapado o liberado, pero proveniente en cualquier caso de granjas peleteras, ha provocado la práctica desaparición del visón europeo en la península ibérica, amén de otros problemas en los ecosistemas en los que se ha instalado.

Y sí, la tortuga de california también está provocando graves problemas en muchos lugares de Asturias y de Europa. De hecho la simpática tortuga de Florida está incluida en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo dictada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Con las tortugas sucede igual que con los cerdos vietnamitas, y con tantas otras especies. Puede llegar a alcanzar un gran tamaño y ésa es la razón que lleva a muchos de sus dueños a liberarlas en la naturaleza, creyendo, muy equivocadamente, que están haciendo una buena acción al salvar su vida. Al ser más grandes, más voraces y más agresivas que los galápagos que siempre han habitado la Península Ibérica, están llevando a nuestras tortugas a situación crítica de peligro de extinción. Y este problema ya es de los años 90 del siglo pasado.

Y como ya dije, a los expertos se les hace muy poco caso. A veces ninguno. Tan poco caso se hizo a los expertos desde hace muchos años, que hizo falta aprobar leyes para intentar erradicar dichas especies. Mejor hubiera sido prevenir que curar.

La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, define una Especie Exótica Invasora como «aquella que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética».

Y tan claro es el problema, que el primer párrafo del RD 630/2013 por el que se regula el catálogo español de especies exóticas invasoras, dice textualmente: «Las especies exóticas invasoras constituyen una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo [...]. La introducción de estas especies invasoras también puede ocasionar graves perjuicios a la economía, especialmente a la producción agrícola, ganadera y forestal, e incluso a la salud pública».

Habrá quien esté pensando que «ya están los ecologistas exagerando y con su alarmismo» porque ¿cosas de ese estilo pueden llegar a pasar con el cerdo vietnamita? Pues sí. Miren ustedes, el cerdolí es el primer síntoma de los peligros que supone la liberación de cerdos vietnamitas en nuestros montes. La comunidad científica ya ha alertado de que la proliferación del cerdolí, que ya se considera una nueva especie, pone en peligro la supervivencia como especie del jabalí ibérico. En lo que va de año han aparecido numerosas noticias en Galicia, Alicante, Cataluña, Aragón, Asturias y en medios generalistas, que alertan de los problemas que ya hay por toda España con el cerdo vietnamita y el cerdolí.

Hasta hace unos años era bastante difícil poder ver jabalíes, casi impensable en zonas urbanas. El jabalí es una especie huidiza, de hábitos nocturnos, con una tasa de reproducción y supervivencia comedidas. Forman parte de un ecosistema más o menos en equilibrio. Pero es que el cerdo vietnamita y el cerdolí son animales con hábitos propios de animales domésticos: no huyen del hombre ni se sienten molestos con su presencia, comen y están activos a cualquier hora del día y, lo que es peor aún, tienen una tasa de reproducción mucho mayor. Las hembras paren más crías y con mayor frecuencia.

Atendemos ahora a la tercera de las preguntas formuladas al inicio. ¿qué tiene en común el patriarcado o el machismo con los cerdolís? Para responder es necesario un cambio brusco en el enfoque. Ya sé que el machismo es un asunto muy sensible actualmente, pero me atrevo a decir que hay un aspecto en común con el de los animales exóticos. Yo lo resumiría en una frase: «A quien bien quieres no debes poseerlo sino desearle y procurarle felicidad». No voy a entrar ahora en el tema de la relación entre hombres y mujeres, me basta con el simple enunciado. Pero seguro que es obligado explicar qué tiene que ver con el tema que estábamos tratando.

Pues es muy simple: el patriarcado genera un sistema cultural jerárquico basado en el afán de dominar lo que nos rodea y satisfacer nuestro ego a toda costa; casi todos estos problemas de especies invasoras se solucionarían modificando una conducta tan humana como la de querer poseer todo lo que le rodea en vez de formar parte de ello. Si dejáramos de pensar que podemos coger, llevar, liberar, criar,...  al libre capricho de cada cual, no habría comercio de especies que acaban estando en peligro de extinción y no habría tanto problema de especies invasoras. Si las personas fueran un poco más responsables y respetuosas con el medio, no tendríamos este tipo de problemas. El ser humano es parte de la vida, no dueño de un planeta.

No es cuestión de si el cerdolí es o no especie cinegética, es cuestión de que el cerdolí existe por el capricho del ser humano. Tras una película del George Cloony crecieron exponencialmente las ventas de cerdos vietnamitas; otra película puso de moda los mapaches, hace años todo el mundo tenía que tener un acuario y tortugas, o un hurón, o una serpiente exótica, o una tarántula...  ¡Basta ya de tanta tontería!

Y acabo con una última reflexión: el cerdolí podría estar en el listado de especies invasoras, tal como las define la ley 42/2007, pero resulta que no se puede cazar. Sin embargo nuestra administración mata lobos que están protegidos por tratados internacionales, o cormoranes que no son especie cinegética. Lo dicho: a nuestro capricho.