Los hogares «monomarentales» centran la pobreza infantil en Asturias

E.G. Bandera GIJÓN

ASTURIAS

En nueve de cada diez casos el único progenitor es una mujer

05 nov 2016 . Actualizado a las 10:25 h.

Asturias es una de las comunidades donde más se ha disparado el aumento de la pobreza, donde el 20% de la población más pobre ha caído aún más y donde más ha crecido el número de hogares sin ingresos en el último año. Tres datos que ayer recordaba el sociólogo y profesor de la Universidad de Oviedo José Manuel Parrilla, durante la charla con la que inauguraba el ciclo que el Grupo Eleuterio Quintanilla, que forma parte de la sección de educación del Ateneo Obrero de Gijón, dedicará a la pobreza, la exclusión social y la educación. El perfil de los hogares con niños pobres son «monomarentales»: en nueve de cada diez casos el único progenitor es una mujer.

Parrilla, más proclive en todo caso a la sociología cualitativa que a la cuantitativa, aportó una visión general de las causas y las consecuencias del aumento de la pobreza en España y, al encontrarse ante un público integrado principalmente por educadores, les advirtió de que «el sistema educativo está siendo transmisor de desigualdades y genera desventajas» en actitudes previas y posteriores de alumnos en cuyas familias existen dificultades económicas.

En concreto, al mencionar la transmisión de la pobreza («hay propensión de que se cronifique en determinados hogares»), explicó que en la escuela en muchos casos «vemos que se reproducen desigualdades generación tras generación» al existir, dijo, una relación entre los estudios y la ocupación de los padres y de los hijos que no se ha conseguido corregir del todo. 

«La educación sigue siendo un espacio en el que se corrige poco la desigualdad de oportunidades», añadió, «y la igualdad de oportunidades en realidad acaba responsabilizando al alumno y a su familia ante el fracaso». Puso un ejemplo muy ilustrativo: las semanas blancas que se organizan con motivo de la temporada de esquí en los colegios. «Una madre me comentaba hace poco que no podia pagar los cuatrocientos euros y pico que costaba ir y eso ya excluye. De una forma inconsciente los docentes o gestores del mundo educativo generamos exclusiones».

Más hijos en familias con dificultades

El hecho de que España sea uno de los países con la mayor tasa de pobreza infantil del mundo desarrollado, junto con Rumanía y Bulgaria, lo atribuyó a que, pese a que los índices de natalidad sean bajos, no lo son tanto en las familias con dificultades. «Las mujeres que tienen menos perspectivas profesionales son las que tienen más hijos y por eso tenemos una tasa de niños pobres tan alta», dijo. En concreto, uno de los últimos informes realizados dice que un 32,6% de menores están en riesgo de exclusión social en España. En Asturias, es un 26,7%. «Antes de 2008, siempre estábamos rondando el 25%, cuando en la Unión Europea es el 20% y ahora se ha disparado diez puntos en España por encima de la media europea». 

Parrilla también mencionó el reciente informe de evaluación de la Consejería de Educación, que analiza las opiniones de 60.000 familias asturianas sobre la educación de sus hijos, para incidir en la idea de que este tipo de encuestas no captan toda la imagen ni el problema al «quedar descolgados los que deben preocuparnos y sobre todo porque aumentan» ya que, en su opinión, existen deficiencias metodológicas de representatividad preocupantes.

Hogares monomarentales

El perfil de los hogares con niños pobres son particularmente «monomarentales», puesto que en 9 de cada 10 hogares el único progenitor es una mujer, y familias numerosas: «No hemos sabido responder con políticas adecuadas y, entre esos perfiles, también se encuentran personas con redes familiares frágiles, jóvenes que no tienen esas redes de protección, trabajadores con salarios precarios e inmigrantes, puesto que una de cada tres familias sin ingresos es inmigrante y un tercio se han ido ya».

«Los 20.000 preceptores del salario social no son 20.000 excluidos»

Para definir la pobreza, Parrilla aprovechó la clasificación de las formas de pobreza que hizo el sociólogo francés Serge Paugam (pobreza integrada, marginal y descalificadora) para explicar que, desde los años 80, pasó a ser descalificadora, mucho más excluyente que las demás. «La red tiene demasiados agujeros y hay gente que se cae debajo, y las políticas que aplicamos, como puede ser el salario social, corrigen algo porque si no se dispararían aún más las tasas de pobreza».

Del salario social, dijo que en principio lo defiende pero que se diseñó para situaciones de exclusión y, desde que estalló la crisis, «se está utilizando para gente que ha agotado el subsidio de desempleo, otras ayudas como el Prepara y llega a este último recurso. Los 20.000 perceptores del salario social en Asturias no son 20.000 excluidos, han llegado ahí porque ha fallado el mercado laboral y otro tipo de dispositivos. Se está empleando para lo que no es y por eso todo el mundo está incómodo con el salario social: los políticos, los trabajadores sociales y los preceptores». 

Parrilla alertó también de que haya ido ganando terreno el discurso que asegura que «las ayudas cronifican, que la gente se acomoda, con el escenario que tenemos con cinco millones de parados», en el que conviven«políticas exiguas y un colchón familiar que cada vez es más delgado» y en el que es habitual que «pensionistas sostengan a sus hijos y a sus nietos».

Abrir el debate sobre el reparto del trabajo

El profesor de la Universidad de Oviedo dijo además que si hace años los sociólogos, cuando se les mencionaban los trabajadores pobres, los situaban en países como Estados Unidos, «en la actualidad en España son el 15% de la población que trabaja y está yendo a más». «Ahora que ya hay nuevo gobierno vamos a ver cuánto de diálogo existe para que, entre otras cosas, se aborden reformas laborales y educativas», señaló, recordando de la pasada legislatura «lamentables decretos como la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes, algo tan indigno y éticamente tan reprobable, pero ha calado ese discurso de que buena parte de las ayudas son para inmigrantes y que vienen a aprovecharse», lamentó. 

Pensando posiblemente en soluciones al problema estructural del desempleo, también recordó que hace diez años, en Francia por ejemplo, se había legislado sobre el reparto del trabajo con jornadas de 35 horas y que ahora sería el momento de abrir de nuevo ese debate, al igual que «habría que pensar» el de una renta básica universal.

«Desmontan los derechos sociales y empujan al asistencialismo»

No pasó por alto que, en una situación en la que la pobreza crece, ha habido una regresión en derechos sociales y políticas «probablemente insuficientes» que han propiciado que aumente aún más la desigualdad. «¿A dónde estamos llegando? Por un lado no desmontan los derechos sociales y, por otro, nos empujan al asistencialismo. Es un neoasistencialismo y hasta en la television pública se hizo espectáculo con la pobreza», dijo, mencionando un programa televisivo que aglutinó multitud de quejas por promover sustituir los derechos sociales por la caridad. «Que la televisión pública hiciera aquello es lamentable e indignante, afortunadamente el programa se retiró pero que tuviera audiencia significa que los valores de la ciudadanía se han alterado mucho. La asistencia social, en el sentido de derechos sociales, no es asistencialismo», insistió, «reconozco que en esta fiebre asistencialista existe buena intención pero hay que reflexionar y ser conscientes de las consecuencias positivas y negativas para que no sean una pérdida de derechos».

La pobreza no solo es consecuencia de la crisis

También dejó claro que el incremento de la desigualdad social, que en Asturias según el índice Gini era del 31,2% en 2014, no es solo consecuencia de la crisis, «sino de un modelo que ya venía de atrás» y que provoca que, en periodos de recesión económica, la desigualdad crezca  y que en las épocas de bonanza no baje significativamente. «A ver lo que nos cuesta bajar de ahí», dijo al respecto de la actual situación. En Asturias, entre 2009 y 2014, la tasa de riesgo de pobreza con umbral anclado pasó del 13% al 28%. 

Crece el número de desempleados de muy larga duración

Hay otros datos preocupantes en este mismo periodo de tiempo que evidencian que ha habido un empeoramiento de la pobreza en Asturias: la tasa de privación material severa subió un 80%, la de desempleo de la persona de referencia en el hogar un 97% (un 17% de los hogares asturianos se encuentra en esta situación), la de parados de muy larga duración se incrementó en un 231% (un 41,9% de los desempleados estarían en esta tesitura) y la de hogares con todos los miembros en paro crece un 90%, afectando a un 17% del total.

Juvenalización de la pobreza

«La pobreza cada vez afecta más a familias en edad de trabajar, se habla de la juvenalización de la población pobre y eso explica también el incremento de la tasa de pobreza infantil e indica deficiencias del modelo social que tenemos», indicó Parrilla, que explicó que la pobreza afecta en mayor medida a las mujeres (aunque hay más hombres afectados, la situación de ellas es peor aún) y a los jóvenes de entre 18 y 29 años, entre otros colectivos.