Sector metal: salarios «de risa» y condiciones precarias

Elena G. Bandera
E. G. Bandera GIJÓN

ASTURIAS

Un soldador en una industria asturiana
Un soldador en una industria asturiana

«Mano de obra cualificada por supuesto que la hay, lo que pasa es que no la quieren pagar», aseguran demandantes de empleo y parados de entre 25 y 50 años

15 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los jóvenes buscan sus primeras oportunidades y los más veteranos se ven fuera del mercado laboral después de décadas de experiencia. Los protagonistas de este artículo tienen diferentes edades, desde los 25 a los 50 años, forman parte del grupo de Facebook Asturias por el Empleo y todos coinciden en la misma conclusión: el sector del metal no necesita buscar fuera de Asturias personal cualificado porque la región tiene profesionales de sobra, perfectamente capacitados y muchos encima en el paro. Algunos están trabajando en otros sectores y otros en lo suyo pero fuera de Asturias. En octubre, los datos del Servicio Público de Empleo cifraban en algo más de 7.000 el número de parados del sector en Asturias. Hace dos años, en el mismo mes, eran tres mil más.

«Estoy empezando y es complicado que te cojan»

Alejandro de las Heras, de 25 años, estudió el grado medio de Calderería y Soldadura en el centro integrado de Formación Profesional de la Laboral, especializándose en calderería. «Estoy empezando en este mundillo y es complicado que alguien te coja en una empresa de calderería», asegura, explicando que no debe haber empresa asturiana del sector que no tenga su currículum. «En todas me decían que buscan oficiales de primera y que ya me llamarían», resume, «pero cómo vamos a aprender si no nos contratan? Y está el caso opuesto: que son los oficiales de primera, que conozco a bastantes, y están casi todos en el paro o trabajando de otras cosas porque les ofrecen contratos que dan risa»

De las Heras trabajó 10 meses como calderero en una empresa de Avilés, en la que «aprendí mucho hasta que nos echaron a todos y ahora estoy trabajando en una empresa de montaje de estructuras, aunque estoy a la espera de que me salga algo de lo que me gusta, pero está complicado». El relevo generacional, con jóvenes que optan por este sector y no acaban de encontrar hueco, no parece estar funcionando. «La manera de aprender es de unos a otros, la gente que sabe nos tiene que enseñar y siempre fue así, pero ya no hay relevo y el problema es tanto para los que son oficiales como para los que empezamos, que somos muchos y no hay por qué buscar gente fuera». 

De las Heras dice que no le gustaría marchar de Asturias pero no lo descarta como opción: «De momento voy a seguir aquí, cogiendo experiencia de otras cosas que nunca viene mal y a esperar a ver si sale algo de lo mío».

«Acabaremos todos yendo para Alemania»

Abel Fernández tiene 30 años y ha realizado un montón de cursos de formación para el empleo de metal, entre siete u ocho, además de que tiene el módulo de FP. «Para lo que sirven? para nada o para que algunas empresas saquen provecho de nosotros como sea y a precio irrisorio, pero nada. No pasa nada. Nosotros seguimos buscando trabajo y las empresas diciendo que no hay trabajadores», asegura. En la última empresa en la que trabajó el año pasado, que acabó en concurso de acreedores, estuvo diez meses «por poco más de 900 euros 10 horas de lunes a viernes y los sábados seis horas». Era un contrato de prácticas. 

«Si se supiera por todo lo que pasamos allí y lo que nos esta pasando? », dice, explicando que aún se le debe más de 2.000 euros, que hay juicio de por medio y que da por hecho que acabará esperando por el Fogasa. De momento, sigue echando currículos «a ver si hay suerte». 

Menciona que las ofertas en Asturias suelen ser para oficiales de primera con años de experiencia. «Aquí hay profesionales pero lo que pasa es que o buscan cosas imposibles o lo que ofrecen es de broma», dice Fernández, que es de los jóvenes dispuestos a irse «donde haga falta mientras tenga trabajo». 

Ya estuvo dos meses en Alemania y «aquello comparado con esto no es otro mundo, es lo siguiente». Consiguió ahorrar más de 3.000 euros limpios. «Íbamos a horas y normalmente echábamos diez, pero había días de ocho o de 14. Lo caro es la vivienda, comer y demás es más o menos lo mismo que aquí. Acabaremos todos yendo para allí».

«El futuro es marchar de aquí»

Pablo Hernández tiene 44 años y ha trabajado más de 25 años en el sector, fuera y dentro de Asturias. Es soldador homologado y se ha criado en talleres de soldadura. También es ingeniero industrial e informático, técnico de electricidad y electrónica y técnico informático. Y tiene una titulación en riesgos laborales. Le han descartado en alguna entrevista por no tener uno de los cursos certificados del Inem: «Vas con un titulo homologado que antes había que pagar, con cursos de seguridad, con una ingeniería y te dicen que van a coger al del certificado. Plantearse hacer uno, además de que son para menores de 35 años, es como si a un médico le enseñaras a poner una vacuna». 

Empezó a trabajar de peón hace más de dos décadas y ya de aquella cobraba 112.000 pesetas, que vienen a ser 820 euros. Antes de la crisis, explica que «un soldador cobraba entre 2.000 y 2.500 euros, 3.000 más las horas extraordinarias, y ahora van de los 700 a los 900 euros, 1.100 incluso, pero de lunes a domingo, sin pagas extraordinarias, sin las medidas adecuadas? Mano cualificada por supuesto que hay, pero el problema es que no la quieren pagar. Y soldadores hay en Asturias, muy buenos y con experiencia laboral», dice, «pero buscan perfiles de menos de 35 años. Además, hay gente titulada y capacitada en paro y buscan todo lo contrario».

Es muy crítico con quienes no cumplen las medidas de seguridad. «En un taller, lo primero que deben hacer es darte el equipamiento pertinente, pero o no te lo dan, o lo tienes que llevar tú o tardan en dártelo. Y, por ley, es lo primero que deben hacer». También menciona las entrevistas de trabajo en las que, en realidad, acabas trabajando: «Vas a una entrevista y te tienen dos horas, incluso hasta cinco horas, trabajando. En una de ellas, en la que me hacían una prueba de soldadura, les dije que no seguía haciéndolo. Los contratos tienen 15 días de prueba. Hay gente que se ha pasado un día entero haciendo la prueba». 

Hernández siempre ha reclamado sus derechos laborales en todas las empresas en las que ha trabajado, incluso mediante denuncias. «Lo que quieren es ganar dinero y pasar de todo lo que la ley exige y, si tengo una titulación en riesgos laborales y más con los años, no me callo». En su búsqueda de empleo se ha encontrado con todo tipo de situaciones, «incluso talleres fraudulentos que están trabajando para la Administración sin darse de alta». Y tiene muy claro que «el futuro es marchar de aquí». 

«Quise reciclarme en el metal con cursos y no sale nada»

Iván Lavandera es un desempleado de 45 años que tiene experiencia en obra civil y en el sector de las energías renovables que quiso reciclarse para tener opciones en el del metal. Ha hecho cuatro cursos de soldadura y de calderería, de esos que pasan de las 400 horas, y ahora está con uno de fabricación mecánica. Consiguió trabajar seis meses en una carpintería metálica. Esa es toda la experiencia que tiene en el metal de momento: «Muy poca, si tuviera más quizá estaría trabajando, pero también he hablado con gente que lleva años de experiencia y tampoco encuentran nada. Son todo trabas y encima no sale nada de nada. Dicen que aquí no encuentran profesionales y es una vergüenza, pero quizá sea mentira y no quieran dar trabajo y así chupar ayudas». ¿El futuro? «Terminar el curso y a ver». Cuando uno lleva tiempo en el paro, se vive en el presente.

«Llevo desde siempre en el sector pero no me vale de nada»

Manuel García tiene 50 años y lleva en el paro desde 2012. Siempre trabajó en el sector del metal. «Llevo desde siempre, primero en montajes y después en una empresa en Gijón en la que estuve diez años e hice de todo, pero no me vale de nada». Incluso se sacó la carrera de Derecho mientras trabajaba, con la que ahora espera poder acceder a alguna oposición pero «cada vez salen menos». Todos los días realiza una búsqueda activa de empleo en el sector del metal y dedica tiempo a estudiar. «Tengo echados currículums en todas las empresas de montajes y no te llaman. Nadie te da una oportunidad de nada y me ofende que digan que no hay profesionales en Asturias cuando a los profesionales hay que pagarles como a profesionales y ese es el problema». 

El último trabajo que tuvo fue un contrato de tres meses. «Entré de oficial de primera y lo que hice fue trabajar de peón. En dos meses no cogí una radial o un soplete». Desde 2012, ha trabajado un año en un plan de empleo del Ayuntamiento de Gijón y seis meses en talleres. Siempre estuvo empleado en el sector del metal pero no tiene ninguna certificación: «Ahora te piden carné para todo y yo no hice ningún curso. Con 425 euros que tengo de subsidio, después de haber trabajado 15 o 20 años en calderería, no puedo permitirme pagar carnés ni cursos. Todo se basa en cursillos y en muchos sitios me descartan por la edad sin mirar si quiera si sé trabajar». 

También coincide en que sólo se piden oficiales de primera («ahora o eres de primera u olvídate porque no existes») y en que los sueldos han bajado y mucho. «Cobraba más hace 15 años en Palma de Mallorca que ahora en Gijón. Antes te pagaban a 14 euros la hora de oficial de primera y, estando fuera, incluso a 15 euros para oficial de segundo y, en el último trabajo, a 9,50 euros. Cuando se protesta, ya sabes la respuesta: o lo tomas o lo dejas. Bajan los sueldos y encima todavía dicen que no hay profesionales, lo que pasa es que no encuentran a gente que acepte sus condiciones cuando están pidiendo el oro y el moro». 

¿Perspectivas de futuro? «Seguir echando currículums por aquí y por allá mientras preparo y estudio algo, pero la situación es jodida. Que no digan que no encuentran gente porque estamos esperando, yendo a la obra y, por lo menos, que pruebe a la gente. Con 50 años algo sabré, hay que probar a la gente antes de descartarla y en esta situación estamos muchos».