Podemos Asturies considera un lastre la coalición con IU en junio

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Llamazares, en un mitin junto a Daniel Ripa y Alberto Garzón, en Gijón
Llamazares, en un mitin junto a Daniel Ripa y Alberto Garzón, en Gijón

Cargan contra Llamazares como «incómodo» con Alberto Garzón y afirman que la alianza empujó a desencantados a apoyar al PSOE

25 ene 2017 . Actualizado a las 10:06 h.

En su análisis «Una nueva mayoría: Estrategia para ganar un país», los responsables de Podemos Asturies reclaman la autonomía de las agrupaciones territoriales para establecer alianzas electorales y procesos de confluencia y señalan que, en el caso de la coalición alcanzada con Izquierda Unida de cara a los comicios del pasado mes de junio, la menos en el caso asturiano, ese pacto resultó un lastre que terminó por empujar a potenciales votantes de Unidos Podemos al PSOE. El texto, de carácter provisional, destaca en varios de sus apartados las difíciles relaciones de los morados con el portavoz parlamentario de IU en la Junta General, Gaspar Llamazares, a quien identifican como un apoyo al «papel relativamente subordinado al PSOE» y a quien además enmarcan como «pieza clave en la estrategia política de la formación, incómoda orgánica y públicamente con Alberto Garzón».

Respecto a la coalición electoral de junio --que se fraguó en Asturias entre enormes dificultades-- el documento señala que «la candidatura de Unidos Podemos resultó problemática en varias direcciones, incluyendo la falta de sintonía en la estrategia política, escaso contacto personal previo y la difícil resolución del ordenamiento en las listas», toda una serie de trabas que, a su juicio, «no contribuyeron a mantener unos resultados electorales que en el 20D nos habían llevado a superar al PSOE en todos los grandes núcleos urbanos, rozando el sorpasso a nivel autonómico, por nuestros propios medios».

El texto afirma que las circunstancias particulares de Asturias llevaron, algo que califican de «lamentable» a que «el PSOE recibió miles de votos que, en condiciones naturales, habrían ido a parar a Izquierda Unida que vieron en la confluencia una opa hostil hacia la izquierda tradicional, con un fuerte enraizamiento social en Asturies». En opinión de Podemos, «a diferencia de lo que puede representar Garzón, IU en Asturies ha sido en la última década y media una organización comprometida con la estabilidad del régimen socialista, mayoritariamente ajena a la impugnación del bipartidismo que realiza Podemos». Una situación que singularizan en Llamazares ya desde su papel años atras como coordinador general y que ha «tolerado» la connivencia existente en su opinión entre PP y PSOE, especialmente en la Junta General «en donde el grupo parlamentario de IU apuesta, desde hace más de una década, por apoyar de forma relativamente explícita al PSOE sin cuestionar su hegemonía en la izquierda».

El documento señala que durante la campaña electoral las diferencias personales no supusieron un problemas pero «la intensidad con la que las bases de IU viven su propia identidad simbólica y discursiva articula gran parte de su labor política, e ignorar esa experiencia, forzando una coalición global discutida únicamente en Madrid, no solo le resulta incómodo a Podemos a nivel autonómico, sino que ataca directamente a la cultura militante de Izquierda Unida».

Una grieta en el electorado socialista

De cara a las relaciones que Podemos debe mantener con el PSOE, la agrupación asturiana estima que «parece razonable suponer que para ganar las elecciones haga falta crear algún tipo de grieta dentro del electorado socialista». Destaca que hay ya una brecha generacional en la que el electorado más joven mira con mejores ojos a los morados mientras que el el mayor se indentifica más con las siglas del PSOE y rechaza que la discusión deba realizarse sobre si ser más o menos radicales ya que ese votante podría sentirse atacado en su identidad. Así apuesta por «introducir debates en los que el PSOE contradiga en la práctica su propio discurso» como mejor medio para llegar al voto «huérfano tras la defección de la socialdemocracia».

El texto contiene además duros ataques a la figura del presidente asturiano y actual cabeza de la gestora del PSOE, Javier Fernández, a quien señalan como uno de los responsables socialistas con mayores reparos ante Podemos y también, en su opinión, con un historial de acuerdos con el PP que configuran una «gran coalición».

Asturies ejemplar

En este sentido, y respecto a la nueva estrategia que debe adoptar Podemos estatal a lo largo de la próxima legislatura, la agrupación asturiana destaca que debe tenerse en cuenta la singularidad de cada territorio, con mayor autonomía, en el ámbito estatal, dando mayor repercusión a las actividades realizadas en los parlamentos regionales.

También destacan que en Podemos Asturies se renunció, en la campaña de junio, a la subvención estatal de cara a los comicios mientras que en la dirección nacional «se optó por otra estrategia y solamente nos convertimos en el partido 'más austero', una diferencia cuantitativa pero no cualitativa». Del mismo modo indican que «las diputadas de Podemos Asturies rechazaron las indemnizaciones del Congreso al finalizar su breve mandato, mientras que a nivel estatal habían sido aceptadas por diputados y diputadas de todos los partidos, por lo que este tema quedaba fuera de la agenda», un «error» que provocó que «la excepcionalidad asturiana quedó taponada por la normalidad estatal».

Podemos Asturies se pone como ejemplo para el partido en el Estado como participación efectiva en las áreas rurales, reclama un posicionamiento feminista de los planteamientos del grupo, y señala que está combinando de manera mejor la actividad en el parlamento regional con la movilización en la calle. Aseguran que en la Junta General rechazaron cualquier negociación para la composición de la mesa del parlamento, mientras que en el Congreso «la estrategia estatal fue justo la contraria: Constitución de cuatro grupos parlamentarios, con un incremento del gasto público (aunque luego se rectificó y se planteó mantenerlo igual), y pacto 'de progreso' en la Mesa junto a PSOE, que finalmente no tuvo lugar. En la segunda legislatura del 2016 se fue más allá y se solicitó la presidencia del Congreso, sin éxito. Quedó meridianamente clara la aspiración de Podemos a obtener unos cargos sobre los que la ciudadanía no entiende su función, así como la derrota en ese intento. Doble deslegitimación».