La Policía no quiere «acémilas» en el Cuerpo

Pilar Campo REDACCIÓN

ASTURIAS

El secretario general del SUP en Asturias, Matías Castaño, considera ajustada la anulación de la prueba de ortografía que evaluaba los conocimientos de los futuros agentes utilizando términos arcaicos y anglicismos

06 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Es necesario saber si «yuyo» está correctamente escrito para desatascar un fregadero?, ¿Y «champurrear» para pintar una pared?, ¿O el significado de «apotegma» para firmar un contrato de compra-venta de un piso? ¿Y para auxiliar en un atropello, atender a una víctima de maltrato o para detener a los integrantes de una red de narcotráfico conocer si «giba» se escribe con «b» o con «v»? ¿Sería capaz un fontanero, un pintor o un gestor inmobiliario de responder en ocho minutos, al igual que se le exige a un policía nacional, qué palabras entre cien términos se escriben correcta o incorrectamente entre arcaísmos y anglicismos?

 Para el secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Asturias, Matías Castaño, la anulación de la prueba ortográfica en la oposición a la que se han enfrentado los aspirantes a cubrir una de las 2.615 plazas de la Escala Básica del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha sido la medida más ajustada ante la perplejidad que ha supuesto para los candidatos ver que los errores penalizaban. Una prueba muy cuestionada, que ya había sido controvertida en convocatorias anteriores, y que se ha cobrado su primera «víctima», con la destitución del jefe de la División de Formación y Perfeccionamiento de la Dirección General de la Policía, Carlos Lobato Masa.

Un centenar de preguntas

La prueba anulada fue realizada el pasado 14 de enero y se incluía dentro de un examen más amplio con un centenar de cuestiones de las áreas jurídica, social y técnica. En el ejercicio de ortografía, los aspirantes debían especificar, en tiempo récord, cuáles de las cien palabras estaban escritas correctamente y cuáles no. Entre otras, figuraban palabras como «yuyo», término utilizado en Sudamérica para referirse a las malas hierbas, el verbo «champurrear», que significa «obtener algo con facilidad», términos como «bes», medida de peso equivalente a «ocho onzas», o «apotegma», cuyo origen se encuentra en la lengua griega y alude a un dicho breve y sentencioso, que incluye un contenido moral que pretende aleccionar. Un total de 3.490 candidatos superaron esta segunda fase de la oposición, una vez descartada la prueba ortográfica. Unos aspirantes que ya no deben demostrar que son unos «acémilas» (ignorantes) para acceder a la Policía Nacional.

Matías Castaño reconoce que hay que ser «exigente en la selección por la gran responsabilidad e importancia» de la actividad profesional que van a desempeñar los futuros policías, pero entiende que es imprescindible «ser rigurosos y transparentes» en el procedimiento. Y esa transparencia pasaría por «garantizar la igualdad de oportunidades a todos con luz y taquígrafos y en todos los procesos selectivos» del CNP, tanto para ingresos como para ascensos. «Hay que evitar pruebas imposibles o de parámetros subjetivos, entrevistas, lectura de casos prácticos o pruebas de valoración psicológica imposibles de rebatir en los tribunales», propone. 

Los mecanismos para la criba

El secretario general del SUP en Asturias considera que la mejor forma de garantizar la transparencia del procedimiento pasaría por la incorporación de «representantes de  sindicatos o personal docente universitario en el proceso y deliberaciones de tribunales garantizando así la transparencia e idoneidad». Además, sugiere que los temarios se faciliten en un futuro desde la propia institución, «que no lo hace actualmente, con lo que se perjudica a los opositores que no tienen dinero para asistir a academias o para comprar los temarios que éstas diseñan», apostilla.

Matías Castaño no ve razonable el porcentaje de personas eliminadas en las pruebas de entrevista o lectura de casos y advierte de que en el tiempo global concedido de 20 minutos no se puede determinar idoneidades, ni capacidades. «Se deben establecer mecanismos de diseño de pruebas eficaces para las labores a desempeñar y mecanismos de más transparencia. Se debe tener formación adecuada para seleccionar y para los tribunales. De lo contrario, habrá siempre déficit de transparencia y se facilitará fomentar las sospechas de nepotismos y amiguismos», subraya. Una situación que confía que «pueda cambiar» con el nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.