Una prueba de esfuerzo para Picos de Europa

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

Una imagen del proyecto de investigación sobre el cambio global en Picos de Europa, con unas bolas blancas que sirven para hacer mediciones en 3D con láser.Una imagen del proyecto de investigación sobre el cambio global en Picos de Europa, con unas bolas blancas que sirven para hacer mediciones en 3D con láser
Una imagen del proyecto de investigación sobre el cambio global en Picos de Europa, con unas bolas blancas que sirven para hacer mediciones en 3D con láser

Investigadores de la Universidad de Cantabria tienen sensores y cámaras por todo el parque que miden los ríos y las condiciones atmosféricas. Los datos se pueden consultar en tiempo real en la web

06 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si en lugar de un parque nacional fuese un paciente, se podría decir que los científicos han monitorizado Picos de Europa. Investigadores del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria tienen sensores y cámaras por todo el parque nacional para medir los efectos del cambio global en los ecosistemas de montaña singulares del norte de la península. Entienden por cambio global no solo la climatología sino también los efectos causados por el hombre en la estructura del paisaje, en el suelo y en la producción. Sobre todo, están interesados en el agua, en sus ríos, arroyos y lagos pero también en el resto del entorno. Las conclusiones tendrán que esperar. Quieren tener datos a 10 años vista. Pero los primeros resultados ya son perceptibles. Esas cámaras y esos sensores emiten imágenes y cifras de caudales casi en tiempo real a través de una página web, por lo que son un instrumento imprescindible para pescadores, amantes de la montaña o piragüistas que pueden conocer antes de salir de casa las condiciones. Incluso para los propios gestores del parque. Ciencia y ocio se han dado la mano en este proyecto.

Aunque el proyecto lleva en marcha desde el año 2012, la red de sensores y cámaras se ha ido completando poco a poco. El último punto al que han ampliado es a los Lagos de Covadonga. El equipo ha instalado un sensor que mide el volumen del agua y también una estación terrestre. Estos equipos se unen a los que ya estaban realizando un seguimiento constante del caudal y la temperatura del agua en siete puntos diferentes de las cuencas de los ríos Deva, Cares y Sella. Además, se monitorizan también las condiciones atmosféricas en las riberas de los ríos Bulnes y Cares. Esta labor de monitorización se completa con campañas de recogidas de muestras en trece tramos fluviales, para determinar el estado de las comunidades de peces e invertebrados, así como los procesos de fotosíntesis y respiración de estos ecosistemas.

Este ambicioso proyecto cuenta con el apoyo de numerosos organismos y con una financiación por proyectos. Implica desde el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, al propio Consorcio Interautonómico del Parque Nacional de los Picos de Europa y a la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Mario Álvarez, uno de los investigadores del equipo que está liderado por José Barquín, reconoce que es un proyecto ambicioso y que no se pueden esperar resultados científicos a corto plazo. Sí que han publicado ya algunos estudios parciales, por ejemplo, sobre contaminación pero su objetivo va mucho más allá. Pretenden hacer una radiografía mucho más completa, con la evolución de los acuíferos y de las condiciones ambientales.

«Pero ya es una herramienta de información útil para un montón de gente, para los pescadores que quieren conocer las condiciones del río, para los montañeros que quieren saber qué día hace en el parque antes de salir de casa, para los piragüistas,...», explicar Mario Álvarez. Mientras tanto ellos, como hormigas siguen recopilando datos sobre la comunidad de bioindicadores, con los peces, los invertebrados y los metabolismos fluviales. Siguen el cambiante caudal de los acuíferos y del entorno, gracias a las estaciones terrestres.

Cuentan con la última tecnología para desarrollar este trabajo. En la fotografía que acompaña este información se ven unas bolas blancas en un tramo de un río. Esas bolas sirven para realizar un trabajo topográfico previo a la colocación de los aforos con los que se miden los caudales. Con esas bolas se realiza un modelo hidráulico, Mediante tecnología láser confeccionan una foto en 3D que permite saber desde la inclinación del suelo al caudal para determinar con precisión cuál es el mejor lugar para instalar esos medidores. Esos puntos de referencia son imprescindibles para el desarrollo de la parte científica del proyecto.

Mario Álvarez explica que necesitan, por lo menos, diez años de trabajo porque necesitan eliminar distorsiones. Lo explica con un ejemplo. Los caudales de los ríos de montaña están sometidos a muchos factores externos, desde las fuertes nevadas que pueden caer un invierno a la sequía de un verano. Pero esas condiciones extremas no marcan la situación hidrológica real de Picos de Europa. Necesitan un periodo de tiempo extenso para quedarse con la media en las condiciones habituales para el territorio. «Todavía no nos atravemos a dar un titular», bromea este investigador. 

Ahora mismo ya tienen garantizada la financiación para todo el año 2017. El Instituto Hidrológico de Cantabria ha conseguido una ayuda de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, para el proyecto Seguimiento de los Efectos del Cambio Global en los Ecosistemas Acuáticos del Parque Nacional de Picos de Europa,  que cofinanciará el sexto año de esta red.