El Salón de Gourmets elige el mejor cachopo de España

La Voz / EFE REDACCIÓN

ASTURIAS

El cachopo ganador de casa Eutimio
El cachopo ganador de casa Eutimio

Casa Eutimio, de Lastres, triunfa en el certamen organizado por Ternera Asturian IGP con una propuesta que combina el producto con boletus, jamón ibérico y queso Cueva de Llonín

25 abr 2017 . Actualizado a las 09:09 h.

La cocinera María Busta, del restaurante llastrino Casa Eutimio, ha resultado ganadora en el I Concurso Nacional En Busca del Mejor Cachopo por Ternera Asturiana IGP, celebrado hoy en el Salón de Gourmets. Se ha impuesto así a otros once establecimientos rivales ubicados en distintas zonas de Asturias, Madrid y Martos. Busta ha presentado un cachopo con un relleno de picado de boletus, jamón ibérico y queso Cueva de Llonín, con el que ha obtenido la mayor puntuación por parte de un jurado. Es la primera convocatoria de un certamen convocado por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana, que ha elegido el marco del Salón de Gourmets para promocionar el producto asturiano a través de su preparado culinario más popular. El podium lo han completado otros dos restaturantes del Principado: en segunda posición, el cachopo «astur-mex» de la mexicana Bertha Vargas, del restaurante Casa Eduardo (Cudillero) y en tercer lugar, Alejandro Fervienza, de La Talamera (Ribadesella).

Según el autor de La Guía del Cachopo en Internet, Nacho Gancedo, «tiene mucha repercusión para el restaurante que lo gana, ya que el primero que lo consiguió, La corte de Pelayo, en Oviedo, pasó de vender de cinco a seis cachopos diarios a más de cien». Gancedo, miembro del jurado, explicaba las razones del éxito de este plato: «No hay dos cachopos iguales y es un plato concebido para compartir». Desde la primera versión, que nació en 1947 en el bar Pelayo de Oviedo y consistía en dos filetes de ternera rellenos de jamón y queso, empanados y fritos, ha evolucionado mucho. El cachopo admite hoy en día múltiples ingredientes, aunque «lograr el equilibrio es fundamental; es bueno innovar, pero tampoco demasiado», advierte Gancedo.