Asturias inicia el debate sobre un curso escolar de 10 meses

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

MARTINA MISER

El Principado habilita unas minivacaciones en noviembre mientras Cantabria promueve adelantar el inicio de curso y retrasar el final de las clases. Padres y sindicatos no se ponen de acuerdo

12 may 2017 . Actualizado a las 11:09 h.

«Cuando defendíamos modificar el calendario escolar en Asturias, la administración nos pedía que aportásemos argumentos pedagógicos. ¿Cómo nos pueden pedir criterios pedagógicos aquellos que organizan el curso de acuerdo con las fases lunares y las fiestas religiosas?». Emma Rodríguez, presidenta de la Junta de Personal Docente no Universitario y responsable de SUATEA, reconoce que la sociedad asturiana no está madura para revolucionar los periodos lectivos. De hecho, este año, los sindicatos ni siquiera lo han planteado. Saben que se van a chocar contra un frontón. Mientras tanto, en Cantabria avanzan. Tras un año de experiencia con el revolucionario sistema que divide las clases cinco periodos diferentes, siguen introduciendo ajustes. Su Consejo Escolar acaba de aprobar por unanimidad, para cuadrar todas las fechas, un plan para adelantar el inicio de las clases en septiembre y retrasar el final hasta casi el mes de julio. Esto supondría acortar el verano y alargar a diez meses el curso. Los días lectivos serían los mismos pero con una estructura totalmente diferente. ¿Podría el Principado abrir colegios e institutos 10 meses al año? Padres y sindicatos tienen visiones diversas.

El Gobierno del Principado, por su parte, habla con cierta ambigüedad. La Consejería de Educación anunció «como principal novedad» las minivacaciones que habrá el próximo curso en noviembre. Señaló que añadía, entre el 1 de noviembre y el día del profesor, otro festivo para así «sumar cinco jornadas sin clase, lo que ayuda a equilibrar el periodo lectivo en cada trimestre y a establecer un tiempo de descanso tras las siete primeras semanas del curso». Sin embargo, el consejero Genaro Alonso, preguntado sobre si este era un paso hacia el modelo de Cantabria, lo negó. Ambas medidas persiguen fines idénticos pero Alonso no quiere que se identifique con un cambio que los propios padres rechazaron de plano.

En estas circunstancias, la pregunta parece pertinente. ¿Podría los colegios asturianos abrir 10 meses al año? El primer aspecto a tener en cuenta es que el curso que viene Asturias tendrá 177 días lectivos, dos más de los que marca la ley. Gumersindo Rodríguez, de ANPE, recuerda que llegó a haber hasta 181 hace algunos años y que la propia OCDE aconsejó a España acortar esa programación, porque era demasiado larga. La media actual son 175 días y las comunidades tienen solo cierto margen para ajustar las fechas al calendario. Esto supone que no podría haber muchos más días de clase.

Otra cosa es que los colegios estén abiertos. Carla Díaz Alonso, presidenta de la Federación de Padres Miguel Virgós, la organización mayoritaria en la escuela pública, aboga porque los centros estén abiertos 10 meses y hasta todo el año. Cree que esa es una medida perfecta para conseguir «una auténtica conciliación de la vida familiar y laboral». No demanda, expresamente, atención educativa, es decir, clases, pero sí una atención específica con personal. Gumersindo Rodríguez precisa que ese es un ámbito que escapa al terreno educativo y que los días lectivos ya están en su máximo. «Ese es un debate distinto, no para los docentes, más bien para asistentes técnicos sociales», argumenta. Emma Rodríguez entiende que Cantabria abrirá 10 meses para ajustar las fechas y la duración de los periodos lectivos. A su juicio, este no es el corazón del debate. Lo que hay que mirar es el modelo, implantar criterios pedagógicos y racionales para organizar las clases y optimizar su aprovechamiento. La administración nada dice de abrir más tiempo los colegios. Para conseguirlo necesitaría personal e inversión. «Este tipo de medidas necesitan de recursos. No nos vale un brindis al sol», precisa la presidenta de la federación de padres.

La Administración asturiana vende el nuevo calendario como algo que ha negociado con familias y docentes. Ambos colectivos lo desmienten. No hubo margen. La Consejería de Educación llegó con su propuesta y les comunicó que eso era lo que se iba a aprobar. El resto de las partes sentadas a la mesa se tuvieron que limitar a exponer su alternativa, pero sabiendo ya a priori que no se iba aceptar.

No se ha registrado ninguna discusión ni tampoco reproches públicos porque había muy pocas diferencias entre las diferentes proposiciones. Solo la administración introducía las minivacaciones de noviembre, pero el resto de la organización era muy similar. La Junta de Personal Docente, por ejemplo, cambiaba una de las fiestas de diciembre por un puente en el Pilar. Las familias había fijado un día libre para el 21 de noviembre. También había ligeras diferencias en las vacaciones de Navidad y Semana Santa. A la Junta de Personal Docente lo que menos les gustó es que no se hayan considerados como lectivos, al menos, dos días de los exámenes extraordinarios de Secundaria en septiembre y que no se haya retrasado dos días el inicio de curso, para dar más tiempo a los equipos directivos a montar toda la estructura de centro. Esos eran dos puntos que ellos reivindicaban y que no se tuvieron en cuenta porque la Consejería de Educación no movió ni una coma.

Eso no quiere decir que estén de acuerdo con el modelo y que los sindicatos hayan renunciado a la revolución impulsada por Cantabria. SUATEA reconoce que las minivacaciones parten un primer trimestre que es muy largo y ayudan a optimizar el rendimiento. Pero no le gusta algunas de sus consecuencias, como que es necesario adelantar el inicio en Secundaria para cuadrarlo todo. Esta organización aspira a que haya un debate sosegado en la comunidad educativa y a que, algún día, llegue a aprobarse un calendario más racional. ANPE cree que la organización del próximo curso es proporcional, equilibrada desde el punto de vista pedagógico y tiene un número de días lectivos acorde a la ley. No le parece, por tanto, ningún disparate. Pero no le gusta que se hable no de macropuentes ni de minivacaciones. «Añaden un día más. Son tres, no cinco como se dice. Desde cuándo se contabiliza un fin de semana como laboral», argumenta Gumersindo rodríguez. No quiere entrar a valorar si abrir 10 meses los centros es la mejor opción. Defiende que cada comunidad siga su camino, de acuerdo siempre a criterios educativos, de mejora del rendimiento y la excelencia.