El socialismo asturiano se prepara para la bicefalia

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

Javier Fernández recuerda que él fue el único en compaginar la Secretaría General y la Presidencia del Principado. Los sanchistas creen que un nuevo dirigente fortalecerá al Gobierno

27 may 2017 . Actualizado a las 17:52 h.

El anuncio de Javier Fernández de que no optará a un nuevo mandato, después de cinco consecutivos, al frente de la Secretaría General de la Federación Socialista Asturiana (FSA) abre la puerta a una situación de bicefalia en el socialismo asturiano, porque aunque Fernández no continúe en la dirección aún restan dos años de legislatura, se está en el ecuador de su responsabilidad en la presidencia del Principado y es una además singularmente difícil. El Ejecutivo autonómico se sostiene sobre una minoría de 14 escaños en un parlamento de 45, el acuerdo de investidura con IU no va mucho más allá del arranque de la legislatura, es frágil, las relaciones con Podemos son de abierta hostilidad y una tensión añadida en el seno del partido no haría más que multiplicar los problemas.

Es por eso que en su anuncio tras la Ejecutiva autonómica, Fernández insistió en varias ocasiones durante su comparecencia en la importancia de lograr una nueva «sintonía» entre los distintos sectores de una organización quebrada aún después de las primarias, una «concordia» que deberá buscar otra persona «un hombre o una mujer que consiga el acuerdo que todos deseamos». No quiso avanzar sus preferencias sobre nombres, remarcó que lo decidirían los militantes y recordó que 17 años atrás, cuando él accedió a la Secretaría General, también llegó «en un momento muy difícil, con una división muy profunda y con la ayuda de todos conseguimos calmar el partido».

Fernández recordó que la bicefalia, el hecho de que una persona dirija el partido socialista en Asturias y sea otra la que ocupa la presidencia autonómica no es la excepción sino la norma en la comunidad. Él fue el primero y único en compaginar ambos cargos. «Yo rompí esa tradición pero también fue secretario general con otro presidente», durante el mandato de Vicente Álvarez Areces y «hubo siempre sintonía en la negociación. Yo espero lo mismo ahora que voy a estar en la situación inversa». Fueron unas primarias muy enfrentadas en las que la victoria de Sánchez se saldó con una holgura, tanto a nivel estatal como en Asturias, mucho mayor de la esperada por Fernández, según reconoció. A ello se ha sumado una crisis de gobierno con la dimisión del consejero de Empleo, Francisco Blanco (que adujo su deseo de regresar a la docencia en la Universidad pero que también se ha marcado como el único miembro de su gabinete que no respaldó la candidatura de Susana Díaz) y que dejaron al Ejecutivo en una posición de debilidad ante las críticas de la oposición en la Junta General.

Si tras las primarias la agrupación asturiana fue de las primeras, sino la primera, en zanjar que la delegación para el Congreso Federal se repartiría de forma proporcional a los resultados, con un ánimo de poner fin a la confrontación, también las partes en liza tienen demasiadas huellas que borrar y no todos con la misma disposición. Según recogió la agencia EFE, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente se pronunció añun este viernes respecto a la figura de Fernández como alguien al que «le tenía una enorme admiración, le sigo teniendo cariño» y también que «se ha equivocado, ha habido cierta ofuscación en algunos dirigentes del partido y no entiendo por qué. El caso de Javier es uno de los que me sorprende más». El lunes la diputada Adriana Lastra exigía que los barones que apoyaron a Díaz pidieran «perdón» a la militancia aunque luego matizó que bastaba con hacer «propósito de enmienda».

«Yo puedo pedir perdón por equivocarme pero no por perder», señaló Javier Fernández cuando le preguntaron por esta cuestión al término de la Ejecutiva y recordó que en su trayectoría de casi dos décadas al frente del partido en Asturias «alguna vez gané y a los que perdieron no les pedí que pidieran perdón sino que se integraran». Fernández insistió en varias ocasiones en que el nuevo secretario general será elegido por la militancia y que no tenía nombres ni favoritos, sí que preferiría un congreso asturiano, en septiembre, que fuera «pacífico y de unidad». Ningún sector del partido ha avanzado tampoco ningún nombre aunque en todos los pasillos suena de boca en boca el del alcalde de Laviana, Adrián Barbón, declarado sanchista, como posible para dar el paso.

«Nadie duda del presidente»

El sector sanchista asturiano no quiso valorar el anuncio y los motivos de Javier Fernández al despejar su decisión sobre no optar a un nuevo mandato al frente de la Federación Socialista Asturiana (FSA), «es una decisión personal», indicaron para remarcar que, en todo caso, Fernández «sigue siendo el presidente de Asturias y nadie lo pone en duda» por lo que la nueva dirección que se elija en otoño debe pasar por «fortalecer a la FSA para que haga una doble acción de apoyo y de impulso al gobierno».

Las mismas fuentes señalaron que aún es demasiado pronto para hablar de candidaturas. El cónclave asturiano no tendrá lugar hasta el otoño, una vez cerrado el congreso federal de junio y transcurrido el verano. En los meses que quedan hasta entonces se verá si se busca una candidatura de unidad que recoja el apoyo de sectores que han estado abiertamente enfrentados en los últimos meses o si se mantendrá la hostilidad con un proceso de primarias en el que concurrían listas alternativas y enfrentadas.

En todo caso, a día de hoy no se dan los requisitos de «madurez» para hablar de nombres pero, en todo caso, el sanchismo apunta a que «buscaremos lo mejor para el partido» en un proceso que, a su juicio, deberá está marcado por «las máximas que defendimos en las primarias y que son la unidad y un proyecto que sintonice con la ciudadanía». También señalaron que «lo último son las personas».

Las sanchistas ya habían señalado que, después del resultado de las primarias, con una victoria contundente de Sánchez y una enmienda, en su opinión, a la labor de la gestora, la figura de Fernández había cerrado un ciclo y debería dar un paso atrás en sus responsabilidades orgánicas. En todo caso insistieron en que nadie pone en duda su cargo como presidente de la comunidad y la necesidad de culminar los dos años que restan de legislatura.

Anunciado ya que Fernández no optará a renovar su mandato, los sanchistas aún siendo críticos destacaron que era «parte de la historia de socialismo asturiano» por haber estado al frente de la FSA casi dos décadas y que, además «tiene presente porque es el presidente de Asturias y también tiene futuro porque es un activo muy importante del socialismo asturiano. En la hoja de servicios de Javier Fernández aún le quedan muchas cosas por aportar.