La extinción de aves grandes tiene un efecto negativo en los bosques

Claudia Álvarez OVIEDO

ASTURIAS

La  investigación de la Universidad de Oviedo alerta de que la pérdida selectiva de frugívoros de gran tamaño, provocada por el ser humano, conduce al debilitamiento de los ecosistemas

05 jun 2017 . Actualizado a las 19:33 h.

La Universidad de Oviedo, en colaboración con la Universidad de Friburgo y con el Centro de Biodiversidad y Clima Senckenberg de Frankfurt, acaba de publicar un estudio en el que alerta de la importancia de frenar urgentemente la extinción de las especies de mayor tamaño para evitar el debilitamiento de los ecosistemas. La investigación señala que la pérdida selectiva de estos animales, provocada por el ser humano, conduce al empobrecimiento de los bosques, que quedan dominados por especies de semillas pequeñas. 

El estudio permite explicar, por primera vez, los mecanismos que subyacen a dichos efectos y que son, por un lado, la posibilidad y la forma que tienen de interactuar entre sí las plantas y los animales que se alimentan de frutos, denominados frugívoros, en función de los rasgos de ambos; por otro lado, la influencia de las características de cada planta tras ser dispersadas por ellos. 

El objetivo de la investigación, realizado en el marco de la tesis doctora de Isabel Donoso y publicado en la revista Procedings of the Royal Society of London B, ha sido conocer qué especies de aves comen qué especies de fruto y en qué cantidad, y cómo los rasgos de las semillas influyen en su capacidad de establecerse como nuevas plantas tras relacionarse con los animales frugívoros. Por este motivo, los científicos recurrieron a una novedosa aproximación de modelización matemática y simulan el funcionamiento de un bosque tropical.

Las plantas con semillas y frutos grandes sólo se relacionan con aves de gran tamaño, capaces de ingerir esos frutos y semillas, pero las plantas de semillas pequeñas se relacionan tanto con frugívoros grandes como con pequeños. Visto desde el otro lado, los frugívoros grandes dispersan tanto plantas de semillas grandes como de semillas pequeñas, pero los pequeños sólo movilizan «plantas pequeñas». Este «ajuste de rasgos» conduce al efecto desproporcionado de los frugívoros grandes. Al mismo tiempo, se produce un declive mayor en el número de nuevas plantas establecidas en el bosque, porque las plantas de semillas grandes, que suelen tener mejores perspectivas para establecerse que las de semillas pequeñas, llegan con menor frecuencia al suelo del bosque.

«Es necesario compensar, mediante medidas de conservación de especies concretas y de reducción de impactos humanos (sobrexplotación o pérdida de hábitat), la extinción de las especies de mayor tamaño, si no queremos un debilitamiento desproporcionado de las funciones ecosistémicas», concluye la autora principal del estudio, Isabel Donoso, investigadora del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas y de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (Universidad de Oviedo-CSIC-Principado de Asturias), ubicada en el Campus de Mieres.

Los investigadores de la Universidad de Oviedo llevan más de 15 años trabajando en el efecto de las aves frugívoras en la regeneración de los bosques cantábricos, de ahí que cuenten con información detallada sobre las especies de aves y de árboles de fruto carnoso, de sus interacciones reales y sobre la capacidad de regeneración de estos árboles. «Aunque el bosque Cantábrico es bastante menos diverso que el tropical», afirma Daniel García, otro de los autores del estudio, «es probable que con nuestros datos de campo se pudiera no sólo ajustar las funciones matemáticas de los modelos analíticos, sino también validar sus predicciones».