La superficie quemada en Asturias desde 1990 multiplica la de Madrid por cuatro

E. G. B REDACCIÓN

ASTURIAS

Incendio en Santullano de Allande, con uno de los coches de la consejería (Archivo)
Incendio en Santullano de Allande, con uno de los coches de la consejería (Archivo)

El terreno incendiado cada año desde 2011 es similar o incluso supera al de Francia, cuyo territorio multiplica por 60 el asturiano

12 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De vez en cuando Asturias, sobre todo entre septiembre y marzo, arde. Y lo hace de tal manera que, desde 1990 hasta mayo de este año, han ardido casi 2.600 kilómetros cuadrados de superficie forestal. Una superficie que multiplica por cuatro la de la ciudad de Madrid. Viene a ser una media de más de 9.000 hectáreas de masa forestal asturiana calcinadas cada año.  

La tendencia, tras un 2012 escalofriante en toda España, parecía que iba a la baja hasta que llegó el final de año de 2015 envuelto en llamas. Solo en Asturias ese año se superaron las 20.000 hectáreas quemadas, aunque se compensó en 2016 con solo 1.537 hectáreas incendiadas, una cifra a la que desde al menos desde 1990 nunca se había bajado. Todo un logro que, sin embargo, este año no va a poder ser porque hasta mayo ya se habían quemado más de 10.000 hectáreas. 

¿La superficie incendiada en Asturias es mucha o es poca?

Hay un dato significativo para responder a esta pregunta y es el número de siniestros que tienen lugar por cada 10.000 hectáreas forestales. Aunque en las últimas estadísticas del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente ya no se tiene en cuenta, en 2009 sí consta que en Asturias se registraron 27 incendios por cada 10.000 hectáreas forestales. La media en España era de cinco incendios por cada 10.000 hectáreas. Lógicamente Asturias estaba a la cabeza ese y otro años en este dato. 

Pero para tener perspectiva de la magnitud de la superficie quemada en Asturias cada año, este artículo va a compararla con la de Francia, un territorio que es 60 veces mayor que el asturiano. Los datos de Francia se toman del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés), y los de Asturias, del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente

Asturias quemó en marzo de 2012 más superficie que Francia en todo aquel año

Los datos de Francia tienen su interés porque pasó de quemar de media 22.362 hectáreas al año entre 2000 y 2009 a 8.947 en el de 2010 y 2015, último año del que existen datos europeos actualizados. Y se pueden comparar perfectamente con los de Asturias porque, en el periodo de 2000 a 2015, precisamente la media de hectáreas asturianas quemadas al año era de 8.898. Muy parecida a la última media francesa con el detalle, hay que insistir, de que la superficie del país galo multiplica por 60 la de Asturias aunque queman el mismo número de hectáreas.

Si 2012 había sido un año fatídico para el monte y los bosques españoles, en Francia no debió ser lo mismo puesto que solo ardieron la mitad de las hectáreas quemadas en Asturias. Si aquí fueron 16.616, allí 8.600. Y de esas 16.000 hectáreas que ardieron en Asturias, 12.000 se calcinaban en marzo, mes que registraba los episodios más graves de incendios simultáneos. El 28 de marzo se contaban hasta 355 focos en toda España, 113 en Asturias. Es decir, que en un mes se quemaban solo en Asturias más superficie forestal que en todo un año, y encima el mismo año 2012, en Francia. 

En todo caso, esos 113 incendios simultáneos de Asturias no marcaron ningún récord, puesto que el 2 de febrero de 2002 se contaron hasta 203 focos en territorio asturiano. 

Llanes, a la cabeza de los municipios de España con más incendios desde 2001

Tras los incendios de este pasado mes de abril, la cuenta de siniestros en Asturias es de 1.198 fuegos y 9.300 hectáreas quemadas. De ellos, casi un centenar de fuegos se iniciaron en el municipio de Llanes, que hasta 2014 (último año con datos consolidados en la Estadística General de Incendios Forestales del Ministerio de Agricultura) encabezaba el listado de las localidades españolas en las que mayor número de incendios se produjeron entre 2001 y 2014. Hasta entonces, había registrado 1.882 incendios forestales, una media de 2,59 por semana, según los datos recabados por Fundación Ciudadana Civio. 

Otro dato sobre ubicación: 94 de los 100 municipios en los que se producen más incendios están en Asturias y Galicia, cuya superficie es cuatro veces mayor que la asturiana, las dos comunidades autónomas que concentraron el 32% de todas las hectáreas quemadas en España de 2001 a 2013. A ellas se suma Castilla-León, nueve veces mayor en territorio que Asturias, en el ranking de las tres comunidades autónomas con más incendios y superficie quemada de España en los últimos años.

¿Dónde se concentran los incendios en Asturias?

Más del 70% de los incendios, al menos en el periodo de 2009 al 2012, se concentraron en las tres comarcas de mayor tamaño de Asturias: las dos orientales (oriental y centro norte) y la centro sur. Las tres suman más del 52% de la superficie total de la región. En ese periodo, y según los datos analizados que aparecen en la Estrategia Integral de prevención y lucha contra los incendios forestales en Asturias 2013-2016, el valor objetivo máximo, y muy superior al del cuatrienio anterior, era de 10.000 hectáreas afectadas. 

Los incendios declarados en la vida real situaron el valor medio en 12.268 hectáreas. «El indicador de superficie quemada es el que presentaba una de las tendencias más desfavorables y, por tanto, preocupantes de todos», se indica en ese documento, en el que también se indica que el 67% de los fuegos del periodo analizado habían sido intencionados, apareciendo con un 38,1% la generación de pastos como principal motivación, seguida de la eliminación de matorral con cerca del 24%. 

Algunas zonas se han quemado hasta seis veces en 10 años

Asturias también aparece de forma destacada en la publicación The Soils of Spain (Los suelos de España), editada en 2015 y que estudia los incendios entre 1990 y 2012. En concreto, en el libro se explica que, desde 1994, el 38,19% del territorio asturiano ha sido afectado al menos una vez por el fuego y «algunas zonas se han quemado seis veces en 10 años». Las consecuencias de los incendios, además del coste económico y humano que supone la extinción del fuego en tantísimas hectáreas, también se percibe en la tierra asturiana.

El recorte presupuestario ha reducido casi a la mitad las partidas de prevención de incendios en Asturias. En 2011, investigadores del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) elaboraban un documento sobre las actuaciones complementarias a los desbroces y las quemas controladas en el que se advertía de la importancia y repercusión social por el coste económico y ambiental que tenía el hecho de que en 2010, y en los años anteriores, el 90% de las hectáreas quemadas fueran matorral y monte bajo. 

El matorral siempre vuelve

Se explicaba, además, que medidas como la creación de cortafuegos, los desbroces y las quemas controladas suelen tener poca durabilidad en el tiempo «y al cabo de tres, cuatro o cinco años, dependiendo de las condiciones de la vegetación, suelo y clima, los terrenos vuelven a estar invadidos de matorral y, por tanto, es necesario volver a ejecutar desbroces o quemas controladas, que conllevan nuevas inversiones». 

En este sentido, se añade que «si las condiciones que propiciaron una acumulación de matorral en el monte, como la baja o escasa presencia de ganado y presión de pastoreo, derivada de que la vegetación existente es de pobre calidad nutritiva, no se modifican propiciando que los animales se centren en estas áreas, se volverá a la situación de partida en un breve espacio de tiempo». Por ello, se recordaba también que ya de aquélla existían estudios realizados que demuestran que es posible ejecutar actuaciones complementarias a las labores de desbroce y/o quema controlada, como pueden ser la fertilización y siembra de especies con altos contenidos en componentes nutritivos en las zonas desbrozadas o quemadas, para evitar que el mal ya hecho vaya a más.