Los presos yihadistas superan ya a los internos de otras bandas terroristas en Villabona

Pilar Campo REDACCIÓN

ASTURIAS

Centro penitenciario de Asturias
Centro penitenciario de Asturias

El Centro Penitenciario de Asturias somete a estos internos a estrictos controles de vigilancia y fuertes restricciones en las comunicaciones

26 jun 2017 . Actualizado a las 20:40 h.

El perfil de los internos vinculados a organizaciones terroristas que actualmente se encuentran ingresados en el Centro Penitenciario de Asturias es un fiel reflejo de las nuevas tendencias criminales. La cárcel de Villabona alberga ya a más reclusos acusados de su relación con células yihadistas que a presos de otras bandas armadas como  ETA y Grapo. Es un colectivo, mayoritariamente integrado por hombres, que están catalogados como FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento) y sometidos a estrictos controles de vigilancia y fuertes restricciones en su régimen de comunicaciones.

Los funcionarios de la prisión asturiana reconocen que en Villabona no se han registrado incidentes similares a los vividos recientemente en la prisión pontevedresa de A Lama, donde los 25 reclusos yihadistas «han llegado a coaccionar e imponer sus reglas a otros presos que profesan la religión musulmana». No obstante, fuentes penitenciarias aseguran que las medidas de seguridad en la cárcel asturiana son «extremas» con este tipo de internos.

Evitar las captaciones o radicalizaciones

La lista oficial de presos, tanto preventivos como condenados por delitos relacionados por su pertenencia a organizaciones terroristas e ingresados en Villabona, incluye a ocho reclusos yihadistas, cinco miembros de ETA y otros dos integrantes de bandas armadas vinculados a grupos radicales gallegos.

Fuentes penitenciarias diferencian claramente entre unos y otros internos. «No tienen nada que ver los presos yihadistas con los de ETA o los radicales gallegos. Los presos yihadistas sólo se relacionan con presos musulmanes, de los que se desconoce si son yihadistas o no, para evitar posibles captaciones y se controla especialmente si hay una mayor o menor radicalización», recalcan.

Cuando se aprecia algún movimiento «extraño» o se atisba que el preso bajo vigilancia puede estar intentando captar a otros reclusos para su causa, la primera medida que se adopta suele ser la de su traslado a un módulo de Aislamiento o a otro centro penitenciario del país.

Más control en Aislamiento

Hay pocos yihadistas en Asturias ingresados en los módulos considerados como «normales», corroboran fuentes penitenciarias. Es más frecuente que estén en los de Aislamiento, donde tienen las comunicaciones intervenidas y «se les controla más».

«No sabemos si los presos yihadistas que están en Villabona son de un perfil bajo, porque a los funcionarios tampoco nos lo van contando. Pero pensamos que sí, porque los imanes suelen ser trasladados a otras cárceles, principalmente de Andalucía. Los presos yihadistas en Asturias sí son sometidos a una vigilancia especial», reiteran.

Además, se tienen en cuenta las medidas especiales que puedan estar incluidas en las resoluciones judiciales para su aplicación en los casos de reclusos que ya tienen una condena y en el supuesto de que se observe que un interno se está radicalizando, sea o no yihadista, también es sometido a una especial vigilancia.

Los indicios

La población reclusa enmarcada en el terrorismo islamista y su entorno sumaba, según las cifras oficiales del año 2016, un total de 226 hombres y mujeres, un 21% más en conjunto de los 186 que se registraban un año antes.

El método de trabajo empleado en los centros penitenciarios para detectar radicalizaciones incluye la observación permanente de indicios: desde presos que se entregan más intensamente a la oración hasta los que exigen no ser tocados por funcionarios no musulmanes o los que solicitan una dieta vegetariana para evitar comer cerdo.