José María Pérez: la «fraternité» como abanico

J. C. Gea GIJÓN

ASTURIAS

José María Pérez, entre Raquel Ruiz y Sergio Rebollo, en la Casa del Pueblo de Gijón
José María Pérez, entre Raquel Ruiz y Sergio Rebollo, en la Casa del Pueblo de Gijón

El candidato a la presidencia de la FSA, que rehúsa serlo del susanismo asturiano, apeló a la hermandad socialista para enfriar el enfrentamiento que persiste tras las primarias

06 jul 2017 . Actualizado a las 08:10 h.

La mochila es desde siempre el mejor recurso para cualquier discurso de campaña socialista. Ahí guardan el principio de autoridad histórica y de una casuística de logros y valores. Del casi siglo y medio de socialismo español han echado mano candidatos a cualquier cargo y ante cualquier electorado. José María Pérez también lo hizo anoche, pero hundió la mano más hondo, hasta 1789, para coger de manos de los revolucionarios franceses la bandera de la Fraternité.

Y eso fue lo que agitó una y otra vez en la Casa del Pueblo -que es tanto como su propia casa en su condición de presidente de la gestora gijonesa y portavoz municipal- en un discurso tan sosegado como lo es siempre el del (pre)candidato a mudanza a la casa grande de la FSA. Lo único acalorado anoche fue sofocante temperatura en el salón de actos de la agrupación, si bien no se alcanzaron tantos grados como en las asambleas previas a las últimas primarias. Porque mucho va a tener que agitar la bandera de la fraternidad el candidato Josechu, como todo el mundo le conoce desde siempre, para templar un poco el ambiente dentro y fuera de ese salón, donde esta misma tarde le sucederá el, por ahora, otro candidato, Adrián Barbón.

Este acudirá como desembozado candidato del sanchismo asturiano, teóricamente mayoritario a juzgar por lo que se dijo en las Primarias. Pérez, Josechu para todos, rechaza ser el de Javier Fernández y, por lo tanto, el del derrotado susanismo. Pero eso no significa que anoche, un momento después de proclamar su «lealtad» a Pedro Sánchez, no hiciese también lo propio respecto al presidente saliente de la FSA y presidente del Principado para los próximos dos años. Ni significa que el aparato asturiano no dejase de hacerse presente con una importante gavilla de consejeros, diputados, alcaldes y de destacados sustentos  del pasado reciente del socialismo gijonés. A ellos y a todos los que votaron Sánchez o López dice querer envolverlos en la enseña de la hermandad socialista el candidato tranquilo, que empezó su discurso recalcando que «este partido somos todos». Los que han votado mayoritariamente a Sánchez y los que, como su presentador, el militante y sindicalista Sergio Rebollo, han salido de todo este proceso «cansados, dolidos y semideprimidos».

Por lo que respecta a su propia mochila, Pérez se avaló a sí mismo exclusivamente como hombre de partido, incluso arrostrando el riesgo de que una posible derrota contamine su perfil municipal. Para no pocos de sus compañeros y compañeras, nació con la complexión perfecta de candidato a la presidencia del Principado, pero ahora Josechu Pérez quiere ser visto exclusivamente como hombre de partido. En eso sí aspira a revalidar un título que ya no le vale a Javier Fernández: el de El Pacificador. Seguramente le va a costar más.