«Con mi permiso...Tu libertad, mis límites»

Ana Fernández Alonso

ASTURIAS

La educación sexual como alternativa a la prohibición para evitar las agresiones sexuales y dehar de ser analfabetos sentimentales, amorosos y eróticos

30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tu libertad termina donde empiezan mis límites... y no todas las personas tenemos nuestros límites en el mismo sitio, por eso es necesaria una reflexión al respecto.  Nos vestimos para gustarnos, o para gustar, o para estar a gusto. Bebemos para celebrar o para acompañar una comida o una conversación. Hay también quien bebe para olvidar o para desinhibirse y puede ser que acabe llorando por la intensidad del recuerdo o embriagándose hasta la torpeza.

Salimos de fiesta para divertirnos, para disfrutar de la compañía de nuestras amistades o con la expectativa de amistades nuevas o nuevos amores o nuevas risas.... Ni mi ropa, ni la tuya, ni lo que hayamos bebido, ni nuestra fiesta alocada, ni las sombras de la noche, ni el influjo poderoso de la luna pueden ser excusas para invadir sin permiso mis límites, mi espacio.

De acuerdo en que no hemos recibido una Educación Sexual de calidad que nos ayude a descifrar todos los códigos que se dan en el encuentro entre los sexos. En cuestión de relaciones sentimentales, de amores y desamores, de eróticas y deseos somos aun bastante analfabetos. Y nos manejamos con apaños amatorios que entendemos que nos sirven para seducir, para halagar o para enamorar. Vamos construyendo nuestro repertorio sentimental y nuestro estilo de cortejo con letras de canciones, argumentos de películas y series de televisión y fragmentos de nuestras novelas favoritas, cuando no de algunas ocurrencias de youtubers y bloggers que ahora están más de moda... Y en todos estos referentes la misma carencia de Educación Sexual, o sea de los Sexos, sus interacciones y sus diversidades. Esa Educación Sexual que nos capacitaría para entendernos primero, para aceptarnos después, para expresarnos a continuación y para encontrarnos finalmente con esa persona objeto de nuestro deseo o de nuestro amor o de nuestros sueños.

Y entonces sucede que algunas personas con poca educación y ninguna empatía, se creen a veces con derecho a invadir los límites de otras personas en virtud de códigos que han descifrado de la manera en que lo han aprendido, vaya usted a saber dónde y cómo. Cuántas veces habremos oído o leído argumentos que justifican una agresión porque la otra persona se había insinuado, o había bebido o había accedido a no se que cosa, o se había vestido de no se que manera.

Y sin embargo... en vez de invertir en más Educación Sexual que nos ayudaría a entendernos, aceptarnos y expresarnos en nuestros encuentros, a descifrar los códigos desde la libertad y el respeto de los amores, los deseos y las seducciones, nos restringen y encorsetan esos encuentros a golpe de legislación y prohibición, de forma que ya no somos capaces de diferenciar en nuestro repertorio de seduccion lo que nos sirve de lo que no nos sirve, lo que es halago de lo que es impertinencia, lo que es realmente una agresión y por tanto habrá de ser penalizada como tal... o lo que es incorrección política. Sería más fácil, más económico y más eficaz invertir en Educación Sexual. A ver si hay quien apueste por ello. Las sexólogas y los sexólogos seguimos esperando.

Mientras tanto, os deseamos un verano lleno de fiestas y celebraciones, lleno de placer y de hedonismo. Por supuesto, libre de agresiones de cualquier tipo. Un verano lleno de seducciones. ¡Disfrutadlo! 

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