La masificación del Sella impulsa la regulación de canoas en los ríos asturianos

Susana D. Machargo REDACCIÓN

ASTURIAS

Basura acumulada en el margen del río Sella.Basura acumulada en el margen del río Sella
Basura acumulada en el margen del río Sella

IU propone utilizar el artículo de zonas saturadas de la Ley de Turismo para regular la actividad. Apya medidas como limitar el número máximo de piraguas por cauce. Las empresas entienden que la ordenación es necesaria

10 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta 7.000 palistas al día repartidos en 3.500 canoas autorizadas. Esa es la cifra máxima de usuarios que llega a bajar el Sella en las jornadas que registran un pico de actividad. Aunque este 2007 no está siendo el más frenético, debido al mal tiempo, los pocos días en los que luce el sol se han vivido escenas de colapso. Lo reconocen incluso los propios empresarios, que manejan los datos, y lo demuestran los vídeos que circulan por las redes. Las imágenes de la basura sembrada en la orilla tampoco dejan lugar a dudas sobre el paso de centenares de turistas. Ante estas escenas prolifera la idea de que es necesario regular la actividad. Izquierda Unida está abanderando el debate en el terreno político. Ya ha registrado una pregunta al Gobierno del Principado sobre si tiene pensado ordenar esta actividad, que es la más popular dentro del turismo activo.

Aproximación

El diputado de IU, Ovidio Zapico, señala que su grupo está abierto a escuchar propuestas. Pero tiene unas bases en mente. En primer lugar, propone que se utilice el artículo 19 de la actual Ley de Turismo del Principado ya que, aunque está pensando para otra cosa, podría ser un buen marco legal. Ese artículo se refiere a las «Zonas turísticas saturadas». Permite aprobar un decreto cuando se superen los niveles máximos de oferta y demanda de los servicios, para garantizar la calidad y permite prohibir «el  establecimiento o ejercicio de nuevas actividades turísticas de las definidas en el artículo 3», que es donde se definen los recursos y las actividades. Una de sus aplicaciones, por ejemplo, es bloquear la apertura de nuevos alojamientos cuando el mercado esté colapsado. Zapico ve su aplicación en los ríos.

La idea es que la regulación se aplique en todos los ríos y no solo en el Sella. Esto es así por varias razones. Para evitar el efecto rebote en otros cauces y para aprobar una ordenación de futuro, sostenible ambientalmente y de general aplicación. Además, la coalición tiene algunas propuestas más en mente, abiertas al debate. La primera es establecer un número máximo de canoas por río, en función de su capacidad y características. Esta cifra habría que consensuarla con todos los agentes. Otro pilar irrenunciable para el partido es la gestión de los residuos. Zapico señala que las empresas tienen que hacerse responsables de toda la basura de sus clientes.

La proliferación de los descensos en canoa de los ríos ha dado lugar a otro fenómeno: los chiringüitos ilegales que se montan en la ribera en temporada alta y junto a los que se arremolinan los residuos, tal y como sucede en la imagen que acompaña esta información. «No podemos hacer la vista gorda con ellos», explica el parlamentario. Cree que se ha sido demasiado permisivo y que ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto, ya que ese tipo de negocios contribuyen a la degradación del entorno.

El sector

A los empresarios no les desagrada la idea de la regulación pero siempre negociada, consensuada y con límites. Los propietarios de las empresas de descenso en canoa señalan que ellos también aman los ríos y entienden la necesidad de protegerlos. Pero también precisan que el colapso se reduce a un mes al año -como mucho un mes y medio- y que en este 2017, por el tiempo, ni eso. Por ejemplo, Natxo Alonso de Nakel Aventura, entiende que la regulación es necesaria, para preservar el entorno, tal y como antes se hizo con el acceso a los lagos de Covadonga. «Donde se mueve mucha gente hay que ordenar para preservar la actividad y el entorno», explica. Otra cosa es cómo se haga. Ahí pueden empezar los recelos. Alonso no aboga por legislar en todos los cauces sino solo en el Sella, que es el que ahora mismo puede estar masificado. Acepta que pueda haber un número máximo de canoas en el agua pero toca otro tema candente: «Quizá haya que tocar los horarios».

Para compatibilizar la pesca con el turismo activo en ríos en los que se realiza ambas actividades, existen unos horarios. Estas actividades solo se pueden desarrollar entre las once de la mañana y las seis de la tarde. «Esos horarios limitan muchísimo. Todas las canoas, sean las que sean, salen a la vez entre las once y la una del mediodía, como muy tarde, para poder llegar a Llovio antes de las seis, que es el límite», explica. Esto produce esas escenas de colapso que se han reproducido.

Kaly Menéndez, uno de los empresarios más antiguos del sector, que trabaja en el occidente hablar de ordenar y regular pero cree que hay que tener cuidado con prohibir. Meléndez es vocal de Ataya, la asociación de empresarios del turismo activo, en el que se ha abordado este tema. Reconoce que se podría restringir en épocas muy puntuales de masificación pero también precisa las diferentes realidades que viven los ríos asturianos. El Navia, por ejemplo, tiene muchos menos usuarios y las excursiones son guiadas. En el Sella no dan abasto y la mayoría se limita a alquilar material. «Sería interesante dar calidad, crear productos diferenciados. El cliente cada vez es más exigen y se nota».

El vocal de Ataya comprende que se podría aprovechar para regular la actividad entre todos los cauces porque entiende que ahora se están produciendo algunos agravios comparativos. Pone como ejemplo una empresa asentada en Cornellana que tuvo que cerrar para proteger el medio ambiente. «Esos son los extremos pero en el medio existen muchos matices que debemos contemplar», explica. Como también hay que tener en cuenta la estacionalidad de su oficio y cómo en tres meses de verano acumulan la mayor parte de los ingresos que les permiten vivir todo el año. 

IU ahonda en esa otra clave: la desestacionalización. Si se consigue ampliar la actividad turística a lo largo del año, no bajarán todos los viajeros entre el 15 de julio y el 15 de agosto. Esto también implica la sostenibilidad del medio, que es la palabra que da incluso título al último plan de turismo que, en la actualidad, está en funcionamiento.