La muerte de un interno y las agresiones a funcionarios «con cristales»

Pilar Campo OVIEDO

ASTURIAS

Vista general de la cárcel de Asturias.Vista general de la cárcel de Asturias
Vista general de la cárcel de Asturias

El sindicato mayoritario en Villabona asegura que la desprotección es «mayor» por la falta de medios, pide un incremento de 50 funcionarios y emprende una campaña de movilización para denunciar las condiciones laborales

11 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a que la estadística sitúa a Villabona entre las 19 cárceles más violentas del país, la prisión asturiana no es un nido de delincuentes de gran peligrosidad, ni en ella se encuentran los presos más agresivos o con historiales más sangrientos. No obstante, como todos los centros penitenciarios, tampoco acoge a hermanitas de la caridad y en su interior también se producen episodios aislados de violencia extrema, como ocurrió en el caso del preso Jaouad Belhadj Killeh, apodado «Jomar», que mató a otro interno hace seis años.

El crimen ocurrió el 11 de noviembre de 2011. Ese día, «Jomar» coincidió en el patio del módulo 8 con el interno Justo P.A., quien le había apuñalado por la espalda en un bar de Gijón, ocho años antes. Al reconocerle, no dudó en descargar toda su ira sobre él y, tras emprenderla a golpes y patadas, aprovechó que la víctima cayó al suelo para patearle en la cabeza, tras tomar impulso. Como arma homicida, utilizó sus 107 kilos de peso que cayeron como una losa sobre su víctima. La escena fue presenciada por otros 30 reclusos que apenas tuvieron tiempo de reaccionar.

Los incidentes más violentos

«Jomar» ha cumplido 14 de los 30 años de prisión a que fue condenado. El delegado sindical de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) en Asturias, Joaquín Alonso, recuerda que el caso más grave vivido hasta ahora en la cárcel asturiana ha sido la muerte del interno J.P.A. hace seis años. El resto de las agresiones registradas en Villabona han sido ataques a varios funcionarios, utilizando objetos punzantes. «El último ha sido con un cristal, en el Centro de Inserción Social (CIS), donde varios compañeros resultaron heridos», expone.

Una treintena de incidentes violentos graves se han registrado en las cárceles españolas en lo que va de año. Y la cárcel asturiana no ha sido ajena. «Este año hubo dos educadores y dos funcionarios heridos», según el balance realizado por el delegado de Acaip.

Las agresiones han sido uno de los detonantes que han llevado a Acaip a poner en práctica un calendario de movilizaciones El pasado martes, día 8 de agosto, instalaron una mesa informativa ante la sede de la Delegación del Gobierno, donde repartieron chorizos a los ciudadanos acompañados de una imagen del ministro del interior, Juan Ignacio Zoido, y el secretario general de Prisiones, Ángel Yuste, donde denunciaban la «indecencia» de la actuación de los máximos representantes de la institución. A finales de este mes harán una donación masiva de sangre; una por cada una de las 360 agresiones sufridas por funcionarios; ocho de ellas en Asturias.

Renovar los chalecos caducados

El centro penitenciario asturiano cuenta con una plantilla de 349 funcionarios para vigilar a los 1.200 internos de media que hay actualmente; una ratio que deja patente la falta de trabajadores, según corrobora el delegado sindical. Según los cálculos de Joaquín Alonso, el déficit de personal se sitúa en torno a medio centenar de funcionarios y un problema añadido a la falta de personal es la desprotección por la precariedad de los medios materiales de que disponen. «Recientemente interpusimos una reclamación porque los chalecos estaban caducados desde hace años. La dirección se comprometió a reponerlos y estamos a la espera de que vengan los chalecos nuevos», confía.

Sin embargo, la escasez de plantilla impide que, en casos de emergencia, puedan disponer de más personal de apoyo. «Actualmente hace falta que se incremente la dotación de personal en 50 funcionarios. Hay además pocos efectivos por lo que la desprotección es mayor. Si hay pocos funcionarios es más difícil que acudan en tu auxilio», advierte.