SOS para frenar la agresividad en Villabona

Pilar Campo OVIEDO

ASTURIAS

Centro penitenciario de Asturias
Centro penitenciario de Asturias

La macroprisión asturiana figura entre las 19 cárceles más violentas del país. El sindicato Acaip asegura que la mayoría de las agresiones sufridas por los funcionarios se deben a ataques «al mediar en peleas entre reclusos»

11 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El contacto diario con los internos aporta al trabajo de los funcionarios de interior del Centro Penitenciario de Asturias un plus de peligrosidad que, en algunas ocasiones, ha terminado con los propios trabajadores en la Enfermería o en el hospital. Lesiones por golpes producidos «al ir a mediar en peleas entre reclusos» o ataques directos con cristales u otros objetos punzantes. Unas agresiones que han llevado a los representantes de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), sindicato mayoritario en las prisiones, a emprender un calendario de movilizaciones denunciando la precariedad de sus condiciones laborales y la falta de expectativas de mejora por la escasez de plantilla y la falta de oferta pública para cubrir las vacantes.

En plena campaña de protesta, una estadística con los datos oficiales remitidos al Congreso de los Diputados ha venido a apuntalar el ánimo de los funcionarios de prisiones, ya que Villabona figura entre las 19 cárceles más violentas del centenar de recintos carcelarios distribuidos por el país, dependientes del Ministerio del Interior.

Las 19 cárceles más violentas

El ránking lo encabeza la cárcel de Madrid VII, situada en la localidad madrileña de Estremera, con 124 incidentes, seguida por Soto del Real (98) y Albolote, en Granada (98), la zaragozana de Zuera (79), Valencia y Sevilla II (ambas con 75), la gaditana de Puerto I (68), Puerto III (67), al igual que la pontevedresa de A Lama (67), y Córdoba (65).  La lista de las más violentas la completan las prisiones de Málaga (59), Dueñas, en Palencia, con 56, Madrid IV, en Navalcarnero (55), Botafuegos, en Algeciras, con 54, la coruñesa de A Texeiro (52), el Hospital Psiquiátrico de Alicante (52), Villabona (Asturias), con 51, la misma cifra que Palma de Mallorca.

De las 427 agresiones contabilizadas en 2011 se pasó a las 406 del año siguiente  y las 314 de 2013. La cifra aumentó a 359 en 2014; se redujo a 342 al año siguiente, y llegó a 360 en 2016. Todo ello, mientras el número total de presos descendía desde 60.000 en 2011 a los 51.000 de 2016. Según las cifras que maneja Acaip, el número de funcionarios destinados en las áreas de vigilancia ha pasado de 15.574 a 14.991. La plantilla total se ha reducido de 22.919 a 21.838. En Asturias hay una media de 1.200 internos y 349 funcionarios de vigilancia.

Los momentos de más tensión

La macroprisión asturiana contabilizó 51 agresiones en apenas seis años, en el período comprendido entre los años 2011 y 2016. En todo el país hubo, en esa franja de tiempo,  2.208 agresiones a trabajadores por parte de internos. El 57,5% de todos ellos, 1.269, se concentraron en estas 19 cárceles. Sólo en 2016 hubo 360 agresiones en las cárceles españolas, de las que ocho tuvieron su escenario en la cárcel asturiana.

La mayoría de las agresiones se han producido en «intervenciones, en el momento de separar a los internos en una pelea», explica Joaquín Alonso, delegado sindical de Acaip en Asturias. Son instantes de gran tensión, donde los reclusos presentan síntomas de «gran nerviosismo» y donde ofuscados «por el fragor» de la trifulca atacan y agreden a cuantas personas intentan zanjar las disputas, mediante el diálogo o el razonamiento.

Menos incidentes graves

Fuentes penitenciarias aseguran que en los últimos años las incidencias graves han disminuido «considerablemente» en Villabona. La razón se encuentra en los programas de tratamiento y aislamiento puestos en marcha junto a iniciativas como la entrada en funcionamiento de los módulos de respeto. Según los datos oficiales, en el año 2016 se contabilizaron en la cárcel asturiana 70 incidentes graves frente a los 87 con los que se cerró el año 2015; lo que representa una reducción del 20 por ciento.

La mayoría de las incidencias, sin embargo, son de carácter leve. En este grupo se enmarcan «los insultos, las disputas por desobedecer una orden, no acudir al reparto de metadona o llegar tarde al recuento», subrayan fuentes penitenciarias. Unas incidencias que no son representativas, ni significativas para medir el grado de conflictividad. Más bien al contrario. Según las mismas fuentes, indican que «de forma paulatina esta conflictividad se ha rebajado en los últimos años».