La falta de dinero deja sin vacaciones a casi 400.000 asturianos

Raúl Álvarez REDACCIÓN

ASTURIAS

PACO RODRÍGUEZ

Más de un tercio de los hogares y cerca del 40% de la población no pueden permitirse una semana de viaje, según el INE. Las ONG que trabajan contra la exclusión social dan validez a la cifra, aunque matizan que no es un criterio suficiente para determinar por sí solo si una familia sufre carencias materiales

28 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con tantas vueltas como se ha dado al fenómeno turístico este verano podría parecer que todo el mundo se ha metido en unas bermudas y ha salido a correr mundo en busca de una versión personal y modesta del paraíso. Pero no es el caso. Las cicatrices de la crisis económica siguen bien presentes en amplias capas sociales y hay miles de asturianos que no convocarán a sus amigos a primeros de septiembre para enseñarles fotos y contarles relatos de aventuras exóticas. No se han ido de vacaciones porque no pueden permitírselo, porque bastantes equilibrios hacen para llegar a fin de mes sin pensar en viajes o porque directamente sobreviven gracias a la ayuda de entidades humanitarias. Son cuatro de cada diez hogares y entre el 30% y el 40% de la población, según las encuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE), y si desconcierta el dato que sitúa una semana de asueto fuera de casa como un lujo imposible para casi la mitad de la población no será a los técnicos de Cáritas y Cruz Roja, que atienden a diario a personas sumidas en problemas económicos. La segunda de esas organizaciones, por ejemplo, atiende a casi 44.000 personas (28.915 solicitantes más las 15.000 personas que dependen de ellos) en sus diferentes programas de ayuda contra la pobreza y la exclusión social en Asturias.

Hay un largo trecho de las 43.000 a las más de 400.000 (en número redondos, el 40% de los 1.046.000 habitantes registrados en el último censo de población en la comunidad autónoma) que señala el INE sin muchas precisiones. Pero las ONG consideran que los métodos y las cifras del instituto estadístico son fiables. «Es cierto que ahora solo destinamos a los programas de alimentos y vivienda algo más de la mitad del dinero que fue necesario en el 2013 o el 2014, en los peores momentos de la crisis. Pero este año contamos con 700.000 euros, exactamente lo mismo que el año pasado, y vamos a agotarlo. Aunque las cosas no empeoren, tampoco van a mejor. Vemos mucha gente que, a pesar de tener empleo, no sale de la pobreza y no puede pagar la comida y todos los gastos de una casa», explica uno de los técnicos del área de Intervención Social de Cruz Roja en Asturias.

El único matiz es que no poder pagarse unas vacaciones, por sí solo, no indica que una persona o una familia hayan caído en la pobreza. Esa imposibilidad es solo uno de los nueve criterios contemplados por la encuesta europea de condiciones de vida, cuya versión española prepara el INE. Para considerar que en un hogar existe carencia material deben cumplirse a la vez tres de esas nueve condiciones. Si se dan cuatro o más, las carencias se definen como severas. Las demás son están la posibilidad de abordar gastos imprevistos superiores a 650 euros; mantener una temperatura adecuada en la vivienda; comer carne, pollo o pescado al menos una vez cada dos días; tener al día las facturas del hogar; y disponer de coche, teléfono, televisor y lavadora. «No hay mucha información sobre el tema, pero para poder decir que en un hogar hay carencias la imposibilidad de irse de vacaciones es un indicador que debe darse conjuntamente con otros. Por sí solo, no dice nada», señala el departamento de estudios de Cáritas Diocesana de Asturias.

Pero las vacaciones sigue siendo una marca de posición social, una de tantas que hacen que quienes se acercan a solicitar la ayuda de Cruz Roja lo hagan con mucha discreción. La organización, que la próxima semana empezará su campaña para facilitar la adquisición de libros de texto para el regreso a clase de los escolares, ya ha empezado a recibir consultas de quienes, antes que en una escapada, deben pensar en otras necesidades. «Ese núcleo de casi 44.000 personas, desde luego, no se va de vacaciones», señala la entidad. Pero, según el INE, hay más, muchas más, que aun estando por encima de los baremos que definen las situaciones más extremas, no llegan a a tener suficiente para un veraneo. Según la encuestas referidas al 2016, la última cerrada y publicada, se encuentran en esa situación el 34,9% de los hogares asturianos, menos que en el 2015 pero más en el 2014, lo que no permite dar la crisis económica por superada y olvidada.

«Se observa que la red de seguridad con la que cuentan las familias se ha debilitado en los hogares, especialmente en la capacidad de ahorrar, que ha empeorado para seis de cada 10 hogares. Cinco de cada 10 han visto como se hacía cada vez más difícil llegar a fin de mes, hacer frente a reformas necesarias o poder tener una semana de vacaciones al año en un lugar diferente al de su domicilio», afirma el último informe sobre la desprotección social de la fundación Foessa, que ejerce como gabinete de estudios de Cáritas. El texto, publicado este año, incide en que la pobreza y la exclusión social se han naturalizado desde el inicio de la crisis y que a los hogares les cuesta cada vez más resistirse cuando entran en ellas.