Asturias perdería recaudación con tributos homogéneos en el Estado

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

El Cambista y su mujer (Quentin Massys, 1514)
El Cambista y su mujer (Quentin Massys, 1514)

Un informe de Fedea realiza un cálculo sobre las pérdidas y ganancias de cada comunidad si los impuestos cedidos fueran iguales

28 ene 2019 . Actualizado a las 13:38 h.

Los impuestos cedidos a las comunidades autónomas son frecuente objeto de polémica singularmente por parte de quienes resaltan las diferencias de tributación que se dan entre los territorios. El caso del impuesto de sucesiones marcó buena parte del debate político en Asturias a lo largo de los dos últimos años y de manera especial en el último curso hasta el punto de que fue un acuerdo para ampliar la exención del tributo a los 300.000 euros lo que permitió sacar adelante los presupuestos de la comunidad entre PSOE y PP. Todo ello sumado a la apertura de un proceso de reforma de la financiación autonómica ha aumentado además la discusión sobre la armonización de estos impuestos, la búsqueda de unos patrones más ajustados que no hagan tan amplias las diferencias de las tasas entre una comunidad y otra. ¿Saldría Asturias beneficiada o perjudicada de una situación así? ¿hubiera ganado o perdido recaudación el Principado en el caso de una recaudación homogénea de los tributos cedidos? A algunas de estas respuesta ha tratado de responder el economista Ángel de la Fuente en el informe «La evolución de la financiación de las comunidades autónomas de régimen común, 2002-2015» elaborado para Fedea.

Para hacer esta estimación, De la Fuente toma la recaudación real del impuesto de sucesiones en un determinado año y lo divide por el número de defunciones de los residentes para calcular la recaudación media por fallecido (con un desfase de 6 meses dado que toma ese tiempo como el plazo máximo para liquidar el tributo). Después elabora un cuadro por comunidades en el que se muestra el ajuste necesario para pasar de la recaudación observada a la que sería en el caso de que fuera homogeneizada. En esa tabla, los valores para Asturias aparecen como negativos «por aplicar una escala más exigente que la media», señala el autor. Así, en el año 2015 (el último que toma como referencia el estudio), Asturias hubiera perdido 38 millones de euros con un impuesto homogéneo en todo el estado, casi 31 en 2014 y hasta 53 millones menos en 2013. Se trata de una tónica que se repite en la mayoría de los años (especialmente en el último lustro); y sin embargo, la tabla de De la Fuente también recoge años en los que Asturias debería haber recibido más fondos con un tributo igual en todos los territorios: son los casos de 2005 a 2009 en la que hubiera sumado más, hasta casi 14 millones en 2008.

Asturias ha sido junto a Andalucía la comunidad que ha impuesto las tasas más altas a las herencias desde que el tributo se cediera a las comunidades, frente a Madrid que con numerosas exenciones se ha puesto como ejemplo de comunidad que abarata este impuesto, hasta el punto de que varias autonomías acusaron a la capital de practicar dumping fiscal. Y, sin embargo, el la tabla de este informe Madrid también aparece, como Asturias, con rangos negativos en algunos años: son los casos de 2013 o 2014 en los que esa comunidad dejó de recaudar hasta 74 y 55 millones respectivamente.

El informe toma después el cálculo de una supuesta recaudación homogénea del impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados. Para hacerlo, De la Fuente destaca que durante buena parte del periodo contemplado los tipos impuestos fueron comunes, salvo en Canarias; aunque es a partir de 2010 cuando vuelve a haber una cierta variación. Ese año, Asturias sube el tipo de 7% a 7,46, y continuará esta tendencia subiendo al 8% desde 2011 a 2015 (no se trata de la subida mayor del Estado ya que en Cataluña. Galicia o Valencia, el tipo se elevó al 10%).

De este modo, se aprecia en la tabla por comunidades que en Asturias hubiera menguado la recaudación ya desde el año 2010, hasta 5,5 millones de euros menos, cifra que aumenta al año siguiente hasta los 6,9, 6,8 en 2012; hasta 4,8 millones de euros menos en 2013, 6,4 que se hubieran perdido en 2014 y en 2015, el último ejercicio incluido en el informe, la pérdida hubiera ascendido a 7 millones de euros.

Por último, el informe se ocupa de las tasas sobre el juego aunque advierte de que resulta especialmente complicado establecer valores comunes para todos los territorios ya que en los años 2014 y 2015 algunas comunidades no ofrecen información sobre la cantidad jugada en máquinas B (sí sobre bingos y casinos). De la Fuente señala que esos datos se suplen con las estimaciones elaboradas por la Dirección General de Ordenación del Juego. Así Asturias aparece con la cifras negativas --hubiera recaudado menos en el caso de que la tributación fuera homogénea en el Estado-- desde el año 2009 hasta 2015, especialmente relevante es la cifra correspondiente a 2012 en la que la recaudación asturiana hubiera caído en 22,5 millones de euros.

Los efectos de las burbuja

De la Fuente, destaca en su estudio la importancia del efecto del estallido de la burbuja inmobiliaria en la financiación de las comunidades autónomas en lo relativo a los impuestos cedidos. Así apunta que «durante el período de expansión comprendido entre 2002 y 2006, la financiación definitiva a competencias homogéneas de las comunidades autónomas de régimen común aumentó en 1,4 puntos del PIB» y que «esto ha sido posible gracias a una especie de burbuja fiscal que ha tenido mucho que ver con el boom de la vivienda, pero no sólo con él».

En este sentido, narra como «tras 2007, sin embargo, cambian las tornas. La relación entre la base tributaria y el VAB vuelve de golpe a niveles más normales y la recaudación tributaria se desploma. También lo hace, lógicamente, la financiación autonómica, que está ligada a los ingresos tributarios estatales y regionales». De este modo. el autor señala que «de no haber sido por los recursos adicionales que el Estado ha inyectado en 2009 con motivo del cambio de sistema, la financiación definitiva se habría reducido en más de tres puntos de PIB entre 2007 y 2009, lo que habría supuesto una caída del 27% cuando esta variable se mide como fracción del PIB y del 31% en términos de financiación por habitante a precios constantes» y que «tras el desplome de 2008-09, finalmente, la financiación definitiva se recupera apreciablemente en 2010 pero vuelve a experimentar un retroceso entre 2011 y 2013 seguido de una nueva recuperación en 2014 y 2015».