La nueva FSA despide a Javier Fernández con un castigo calculado

Luis Ordóñez
Luis Ordóñez REDACCIÓN

ASTURIAS

J.L.Cereijido

El debate de gestión de la Ejecutiva saliente se salda con un respaldo de 54% y un suspenso a la labor del Comité de Ética

30 sep 2017 . Actualizado a las 14:06 h.

El edificio del Palacio de Congresos de Oviedo, que todos los ovetenses conocen como El Calatrava, tiene un aire de ciencia ficción que siempre resulta ajeno, no en vano los carbayones suelen burlarse de la extrañeza de su diseño incrustado como a la fuerza en el medio de la urbe (la revista Architectural Review le otorgó una vez el dudoso título de «engendro del mes») comparándolo con una nave nodriza que se hubiera posado sobre el solar del antiguo Carlos Tartiere. Allí entre sus paredes blanquísimas y sus proporciones sobredimensionadas se fraguó el cambio de ciclo de la Federación Socialista Asturiana cerrando la etapa de Javier Fernández como secretario general para iniciar la nueva bajo la égida de Adrián Barbón. En esta primera jornada del congreso --que se prolongará hasta el domingo-- tuvo lugar la votación de aprobación o rechazo de la gestión de la ejecutiva saliente. Se saldó con un aprobado raspado, de un 54%, que si bien daba paso al conjunto del mandato del presidente asturiano lo hacía con un porcentaje no menor de rechazo, uno que se intuía después de un periodo especialmente convulso en la organización y después de semanas en las que algunas de las agrupaciones locales más importantes de Asturias se habían pronunciado contra Fernández.

¿Se votaba el balance de sus 17 largos años de mandato, del último mandato renovado en 2012 o de los últimos 365 días al frente de la organización? Se cumple ahora casi exactamente un año de fatídico comité federal de octubre en el que el presidente asturiano asumió la dirección de la gestora del partido y la votación de este viernes quizá pesó más lo inmediato que la trayectoria. Pero fue un resultado calculado, casi avanzado por muchos de los espectadores y partícipes del proceso que intuían que, después de las primarias y las accidentadas asambleas locales para la elección de candidatos, habría un castigo medido hacia la gestión de Fernández, amplio pero no lo suficientemente grande como para resultar peligroso para el Gobierno regional; al fin y al cabo, Fernández continuará siendo presidente del Principado media legislatura más. Incluso podría haber sido contraproducente, el propio Adrián Barbón y su nueva secretaria de Organización, Gimena Llamedo, formaron parte de la Ejecutiva de Fernández que este viernes se sometió a examen.

Los números de esa votación son reveladores: la gestión de la Ejecutiva recibió 167 votos favorables frente 109 en contra y 32 abstenciones. La gestión del comité autonómico recibió una nota más clemente, 178 votos a favor por 91 en contra y 43 abstenciones. Fue la Comisión de Ética (presidida por la exalcaldesa de Gijón Paz Fernández Felgueroso) la que recibió más castigo, 140 votos favorables frente a 150 en contra y 27 abstenciones. El comité de ética ya fue muy contestado en algunas asambleas locales en la víspera del congreso recibió un varapalo contundente por parte de la dirección federal que desautorizó su investigación sobre el patrimonio del alcalde de Siero.

Pero los números tuvieron que hablar por sí mismos porque, según los testimonios consultados, en ese debate de gestión la gran mayoría de las intervenciones (alrededor de la quincena) fueron abiertamente para defender la gestión de Fernández y fueron muy pocos los que subieron al atril a afear a cara descubierta el balance de su mandato. Fue, según las mismas fuentes, un debate precisamente por ese motivo mucho más calmado de lo que se esperaba aunque la división entre las familias del socialismo asturiano está lejos aún de resolverse del todo y más cuando aún se espera si en la designación definitiva de los nombres que acompañarán a Barbón en la nueva dirección estarán integardas las distintas sensibilidades o representarán únicamente a la mayoría resultante de las primarias.

En su intervención en abierto ante los delegados y la prensa, Javier Fernández improvisó un discurso en el que dijo que no quería tanto mirar al futuro «porque eso corresponde a otros» como hacer balance de los momentos pasados y se reivindicó, incluso en los momentos más duros, de división destacando que «no quiero tener amargura por lo pasado en el último año, quiero ser leal a mis recuerdos». También tuvo algo de advertencia a la hora de señalar que, incluso en los momentos en los que un político siente que tiene todo el viento a favor, debería tener en cuenta que «siempre hay un iceberg esperando en alguna parte». Otro de sus mensajes fue que en política no hay que elegir entre el bien y el mal», ha argumentado, «sino entre lo preferible y lo detestable». Y dijo que la labor de un partido como el socialista es «repartir esperanzas, pero la esperanza no es lo mismo que la utopía irracional» y añadió que habría que «tener cuidado de que las esperanzas de hoy» no lleguen a convertirse en «las decepciones del mañana».

Ábalos y los sindicatos

Antes que Fernández intervino el Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos (Pedro Sánchez no acudirá al cónclave asturiano por el desarrollo del proceso soberanista catalán) aunque una de las figuras más fuertes de la formación, la asturiana Adriana Lastra, vicesecretaria general del partido se encontraba ya este viernes en Oviedo y será la encargada de cerrarlo junto a Adrián Barbón el domingo. Ábalos dedicó buena parte de su discurso al desafio soberanista catalán, con también llamadas a la coincidencia con las demandas planteadas por los representantes sindicales en el congreso en cuanto a cohesión social pero sin apenas mención alguna a Asturias. Tuvo palabras de elogio a Adrián Barbón, de quien dijo que «cuando te escuché por primera vez vi a una persona joven pero con una memoria muy vieja que encarnaba toda la historia del partido»; y respecto a Javier Fernández afirmó que terminaba su mandato «tranquilamente, cediendo el testigo» y agradeciendo «toda su labor, la que ha hecho todos estos años».

Los primeros discursos del cónclave fueron para los invitados de los sindicatos mayoritarios. Primero tomó la palabra, en asturiano, Faustino Zapico, de CCOO, quien tuvo palabras de elogio para Javier Fernández por su papel impulsor de las negociaciones de la concertación social y también para Barbón, de quien recordó que le había conocido en una marcha a favor del carbón. Zapico reclamó que pasado el congreso, los socialistas asturianos lideren un acuerdo de la izquierda en el parlamento autonómico que se concrete en unos presupuestos porque de otro modo habrá «recortes de impuestos que sólo benefician a los que más tienen y que son una bomba de relojería para los servicios sociales». En términos similares se pronunció el secretario general de UGT de Asturias, Javier Fernández Lanero, quien reivindicó el papel de los sindicatos en los logros del Estado de bienestar, reclamó acuerdos a las fuerzas de izquierda porque «no hemos apostado por la pluralidad para que se bloqueen los parlamentos» y recordó todas las siglas del PSOE, también como obrero y español «porque es de todos vivamos donde vivamos» y fue esta intervención una de las más aplaudidas por el plenario.