Una torre defensiva del siglo XVI en medio de la campiña asturiana

Claudia Granda REDACCIÓN

ASTURIAS

El Palacio de Cutre se encuentra situado en el valle del río Piloña, a medio camino entre el Cantábrico y los Picos de Europa

09 oct 2017 . Actualizado a las 20:08 h.

 

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Casonas

Al oriente del Principado, en una atalaya sobre los Picos de Europa, la sierra del Sueve y el valle del río Piloña nos encontramos con una torre defensiva del siglo XVI un tanto peculiar. El Palacio de Cutre se convirtió en el año 1996 en un lugar de paz y sosiego para aquellos que se hospedan en él. Y es que este hotel, al contrario que la mayoría de Casonas de esta época, se encuentra aislado a más de 2 kilómetros de la primera casa habitada, por lo que la tranquilidad está asegurada.

La finca, que cuenta con 18.000 metros cuadrados, se caracteriza por su jardín asturiano con una gran variedad de especies autóctonas entre las que se encuentra un noble roble de más de 500 años. En la fachada sur del hotel, se encuentra otra de las zonas con encanto del Palacio, la terraza exterior, un lugar en el que sentarse y dejarse impresionar por la inmensidad de los Picos de Europa.

El Palacio cuenta además con una capilla que data también del siglo XVI, algo que raras veces se ve en estas casonas por lo que se piensa que en su día no solo acogía a los propietarios para la celebración religiosa, sino que, además, venían vecinos de los pueblos más cercanos. En esta pequeña iglesia pueden celebrarse desde actos religiosos como comuniones y bodas, hasta culturales como conciertos de música clásica.

En cuanto al edificio central, cuenta Javier Álvarez, gerente y dueño de la casona, su restauración «fue respetuosa con su estructura y sus signos de identidad». A su arquitectura le acompaña una decoración singular, inspirada en el estilo provenzal francés. «En los pasillos podemos ver colecciones de muñecas antiguas de la época vitoriana o de sonajeros» afirma. Un ambiente especialmente cuidado que no deja indiferente a nadie.

El hotel cuenta con un total de 17 habitaciones, dos de ellas suites, en las que albergan todo tipo de huéspedes. «Los clientes que más nos visitan son españoles y extranjeros procedentes del centro de Europa, sobre todo parejas de mediana edad y familias» asegura Álvarez, . Es por ello por lo que el catálogo de actividades que ofrecen es de gran amplitud, desde organización de rutas gastronómicas u organización de cursos temáticos hasta alquiler de embarcaciones. Un abanico de propuestas que cubre todos los deseos de los visitantes.